| i. Secuestro |

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|SECUESTRO|

|LUZ|

A las afueras de los jardines reales del palacio solariano, los vehículos y los guardias que la escoltarían al internado mágico debido al inicio de un nuevo año escolar estaban esperando las indicaciones de su alteza real, la luminosa Reina Luna.

Mientras tanto, en las majestuosas habitaciones reales, una muchacha de rubia cabellera se encontraba terminando de empacar sus interminables maletas, las cuales contenían un sinfín de atuendos y vestuarios, obviamente elegidos por su distinguida madre.

—Tan solo desearía poder elegir que vestir por mí misma. —pronunciaron los finos labios de la princesa —Aunque sea por una sola vez en la vida.

La heredera solariana observó ensimismada su reflejo en el enorme espejo que abarcaba gran parte de sus aposentos en el magnánimo palacio; quería cerciorarse de que su reluciente aspecto estaba impecable, tal como su madre le había indicado prácticamente durante todos los días de su vida.

Stella se observó a sí misma, de pies a cabeza, esperando lucir lo suficientemente perfecta para tener la aprobación de la soberana. Esa mañana vestía un sofisticado vestido en tonos dorados, el cual le llegaba hasta debajo de las rodillas, un par de tacones negros, y una chaqueta de tonalidad oscura.

—Que anticuado. —mencionó Stella, observando el atuendo con repulsión. —Los gustos de mi madre se han quedado estancados en los días de antaño.

Aunque, obviamente, nunca tendría el valor para decírselo en la cara.

Stella dejó de pensar en las opiniones de su madre en su madre y volvió a centrase en ella misma. Ahora tocaba cerciorarse del maquillaje que Luna había indicado a los estilistas encargados de prepararla.

—Al menos hicieron un buen trabajo, el tono elegido hace mis ojos resalten. —comentó la princesa, no había duda de que era una de las jóvenes más bellas del Otro Mundo.

Por último, solamente quedaba el peinado. Su jugada de arriesgo de aquella mañana. Suelto y rizado, tal y como a ella le encantaba.

Pero, ¿acaso sería lo suficientemente bueno para agradar a su madre?

—Tiene que serlo. —se dijo Stella a sí misma. —Lo he elegido yo personalmente, de ahora en adelante quiero tomar mis propias decisiones.

Después de todo, ella ya tenía diecisiete años, y dentro de poco, ella reinaría todos aquellos vastos territorios regidos por su madre.

De repente el sonido de un par de tacones comenzó a retumbar en el fino piso de cerámica del palacio.

Entonces, el corazón de la chica rubia latió con mucha fuerza. Su madre había llegado a inspeccionarla, como siempre.

—Stella. —saludó su madre, con su típica seriedad en su tono de voz.

—Madre. —pronunció ella, brindándole la mejor sonrisa que pudo gestarse en su rostro.

Antes de hablar, la madre de Stella la observó de arriba abajo, no hacían falta las palabras, su mirada ya lo decía absolutamente todo.

—Puedo explicar... —intentó hablar, pero su voz fue acallada, como siempre.

—¡Silencio! —exclamó Luna con furia— ¿Cómo se atreven a desobedecer mis órdenes? Ingratos, acaso creen que no tengo el gusto suficiente como para que estos míseros empleados decidan el peinado de mi única hija.

Feels Like Magic | Fate: The Winx Saga | Fictober 2021Where stories live. Discover now