4: no juzguen a un libro por su portada

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Capítulo 4
No juzguen a un libro por su portada






— Ay mujer camina que no puedo cargarte por todo Londres yo solo.—  Apolo arrastraba a su madre por la espalda, gracias a que, una vez que bajaron del avión, Olivia analizó la situación y empezó a querer volver a Estados Unidos a toda costa.

— Yo te cargué en mi útero por nueve meses por todo Londres y todo Massachusetts, así que no lloriquees, además si me hicieran caso y volviéramos a casa no tendrían que cargarme.

— Mamá, ya hablamos sobre esto, nos quedamos una semana, si no nos gusta, volvemos a casa.

— A la derecha — si bien quería volver a Estados Unidos, no iba permitirse estar mucho tiempo en la calle, por eso mismo guiaba a sus hijos hacía la casa Black —

— Bueno, aquí es. — observó la mayor.

Estaban al frente de un edificio con varios apartamentos, lucían bastante viejos.

— ¿Segura que es aquí? — preguntó Apolo.

— Ajá.

— ¿Cómo vamos a caber todos en esos mini apartamentos?

— Es que están viendo mal, nunca juzguen a un libro por su portada niños. — de pronto una maltrecha puerta salió de la nada entre los números 11 y 13, y de inmediato aparecieron unas sucias paredes y mugrientas ventanas.

— Pero... ¿Cómo? — ambos hermanos estaban anonadados

— Creo que es lo único increíble de venir aquí — Olivia alzó sus hombros — ¿Y bien? ¿Qué esperan? Tomen sus maletas y entremos ahora que no quiero salir corriendo, o será muy tarde

— Sí, mamá tiene razón andando — Sophia fue la primera en reaccionar y tomar su maleta.

— Adoro la magia — Apolo siguió los pasos de su hermana pequeña.

Olivia se quedó parada en el medio de la acera viendo como sus hijos eran recibidos por un muy gruñón hombre.

— ¡Vamos mamá! ¿Qué esperas? — la llamó Apolo.

Ella sacudió la cabeza juntó coraje y se adelantó para entrar.

— ¡No olvides tus maletas! — le recordó Sophia.

— Oh, cierto. — retrocedió unos pasos y tomó sus dos maletas — Ahora sí, aquí vamos — dijo, y luego entró en aquella que había sido su casa tiempo atrás.

Cuando entró vió que sus hijos la esperaban en el vestíbulo de la casa.

El lugar olía a humedad, a polvo y a algo podrido y dulzón; la casa tenía aspecto de ser un edificio abandonado, en las paredes se encontraban unas anticuadas lámparas de gas, que proyectaban una luz débil y parpadeante, sobre el despegado papel y sobre la raída alfombra del largo y lúgubre vestíbulo, de cuyo techo colgaba una lámpara de cristal cubierta de telarañas y en cuyas paredes lucían retratos ennegrecidos por el tiempo que estaban torcidos.

A Olivia le causó escalofríos, aunque no supo bien si era por el aspecto de la casa o por volver a ella, a su antiguo hogar.

— ¿Olivia?

— ¿Mary? ¿Eres parte de la Órden?

— No, de hecho vine hasta aquí para rechazar la propuesta de Dumbledore.

— Oh, que pena, me alegra verte de todas maneras — sonrió.

— A mi igual, Liv, me anima el hecho de que sigas viva.

— ¿Y por qué no lo estaría?

— Bueno, creí que con lo que pasó con... — sabiendo sobre qué se iba a tratar la charla interrumpió a su amiga de la adolescencia.

— ... Yo, prefiero hablar de esto en otro momento, Mary — señaló con su cabeza a Apolo y Sophia que miraban a su alrededor asombrados y hacían preguntas a un muy agobiado Alastor Moody — Los niños todavía no conocen el tema a la perfección y quiero encontrar el momento perfecto, si no te molesta.

— Pero claro que no, idiota, no debes decirles, si quieres podemos encontrarnos en algún café muggle y ponernos al día.

— Me parece genial, te envío un patronus cuando me instale. — despidió a su amiga con un abrazo.

Una mujer regordeta y pelirroja salió de la cocina con una sonrisa maternal  en la cara.

—Ustedes deben ser los Diggory ¿Verdad?— Apolo y Sophia asintieron— Bienvenidos, soy Molly Weasley, pero ustedes pueden decirme Molly.

— Soy Apolo y ella es mi hermana, Sophia. — se presentó el pelinegro.

—Olivia Diggory,  pero dime Olivia.— la castaña estrechó su mano con la señora Weasley.

—Un gusto, Apolo, Sophia,  pueden ir llevando su equipaje a las habitaciones de el piso de arriba, los gemelos les darán una mano. Olivia, tu puedes entrar a la reunión,  luego de cenar puedes instalarte como corresponde, querida.

— No hay problema, Molly,  yo puedo ayudar a los niños con las maletas.

—Nada de eso ¡Fred, George! ¡Vengan aquí! — al cabo de unos segundos dos chicos idénticos aparecieron a un lado y al otro de la señora Weasley. —¡Muchachos! ¿¡Cuantas veces tendré que decirles que dejen de hacer eso!? ¡Que hayan obtenido sus licencias no les da el derecho de aparecerse así todo el tiempo!

—Perdón mamá — inició uno de los pelirrojos

—No lo vamos a volver a hacer — terminó el otro.

—Bueno ¡Menos hablar, más llevar equipaje hacia arriba! — la matriarca del clan Weasley dio una palmada al aire y los gemelos se pusieron en marcha — Ven Olivia,  la reunión está por iniciar.

Ambas mujeres entraron en la habitación, lo que una de ellas no esperaba era encontrar al hombre con quien había compartido años de su vida y del cual se había enamorado, sentado en la mesa, junto a todos los demás integrantes,  como si no hubiera estado prófugo durante dos años.

𝐦𝐞𝐞𝐭 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧 - 𝐒𝐢𝐫𝐢𝐮𝐬 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora