Capitulo 5

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ISABEL

Ya vamos de camino a la casa de sus padres. El tiene sujeta mi mano, mientras se la lleva a la boca para darme un beso. Ese gesto me derrite de ternura y amor. Siento que realmente voy a poder ser feliz una vez en mi vida. Bueno, aunque desde que él llego a mi vida hubo una luz en el sendero oscuro. Pero aún no eh logrado salir de ese sendero, y ya no estoy tan segura de poder salir de él. Primero el abuso de mis padres, después quedar invalida y enseguida enterarme que soy estéril. ¿Que más falta? ¿Que otra patada me dará la vida? Ya no me sorprendería nada.

No sabía si usar vestido o jeans, aunque solo tengo un vestido así que use el único vestido que tengo y me puse un pequeño suéter para que cubriera mis tatuajes. Se que tengo que mostrarme como soy pero tampoco quiero causar una mala primer impresión a mis suegros. Esto es importante para mí. Nunca lo eh hecho antes así que estaba muy nerviosa. En casa me iba a quitar el piercing de la nariz pero Jacob no me dejo.

Después de unos veinte minutos de camino, estacionó enfrente de una casa bonita de dos pisos. Desde la ventanilla pude alcanzar a mirar algunos juguetes así que sé que hay al menos uno.

Bajo del auto y sacó la silla de ruedas de la cajuela para después tomarme en brazos y ponerme sobre esta. Entramos a la casa sin siquiera tocar y enseguida me sucedió lo más extraño que jamás había vivido. Era como si hubiésemos entrado a un lugar que me hacía sentir de una forma extraña, una forma que jamás me había sentido. Era difícil de explicar pero podía decir que se sentía bien, era como si por un momento me hubiese cubierto algo que me hacía sentir paz.

En seguida un niño de unos 6 o 7 años captó toda mi atención. Estaba muy bien vestido, como todo un hombre con clase solo que en miniatura.

—¡tío!— exclama emocionado el niño en cuanto ve a su ¿tío? Deja de jugar y corre a los brazos de su tío que los tiene extendidos esperando por él.

—hola, pequeñín ¿cómo has estado?— dice en cuanto lo toma en brazos —¡Dios Santo! ¡Como estas de pesado y como has crecido! Y eso que solo tengo una semana de no verte, imagínate si pasara más tiempo, ya te hubiese crecido bigote y panza como la de Santa Claus—

—¡no, tío! Santa Claus no existe. Dios es quien le da dinero a nuestros padres para que nos puedan comprar regalos— dice riendo y retorciéndose porque Jacob le esta besando y haciendo cosquillas a un lado de su quijada, por el cuello. —¿ella es tu novia?— pregunta el niño, mirándome con mucho interés. Jacob me miró y sonrió con suficiencia.

—es bonita ¿verdad?—

—si, tío, es bonita—

—Bueno, salúdala. Dale un beso en la mejilla— dijo bajándolo de sus brazos. Yo me incliné un poco para que alcanzará mi mejilla con más facilidad. El niño se acerco a mí un poco temeroso o vergonzoso y me dio un rápido y pequeño beso en la mejilla.

—hola, mi nombre es Isabel ¿cuál es el tuyo?— le extendí mi mano en forma de saludo, no dudo en responder.

—me llamo Eliazar—

—mucho gusto, Eliazar, tu también estas muy bonito— y le sonreí, el se sonrojo y se escondió detrás la pierna de su tío.

—¡hola, que bueno que ya llegaron!— venia una señora muy sonriente y abrazo a Jacob. Con una sonrisa incluso más grande de la que ya tenía se acercó a mi y me tomo en un gran abrazo. —Dios te bendiga, hija, los estábamos esperando— la mire lo más normal que pude pero por dentro estaba que no cabía de sorprendida. Primero porque me abrazara tan fuerte sin conocerme y después que me dijera: "Dios te bendiga". Fue casi como para quedarme en shock —Pero que mal educado, Jacobo ¿por qué no has llevado a Isabel a la sala?— Jacob rodó los ojos y empujó la silla.

Mis Mejores MilagrosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant