Capítulo 9

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Maite y yo seguimos hablando durante horas, le conté todo lo que había sentido durante estos meses y se quedó sorprendida por tanta información. Pero fue bueno hablar.

Maite: Vamos a la discoteca esta noche, ¿quieres?

Dulce: Por mí está bien.

Maite: Vamos primero al salón de belleza, para arreglarnos las uñas y cepillarnos el pelo. Disfruta de tu vida de soltera. - dijo mientras se reía.

Dulce: Realmente estoy soltera.

Maite: Se me olvidó un detalle y ¿qué pasa con Alfonso?

Dulce: No me importa.

Maite: ¿Qué ha pasado?

Dulce: Me engañó amiga, justo el día de mi cumpleaños y yo no lo sabía. Estaba delante de mis narices y te dije que lo encontraba muy extraño.

Maite: Amigo, tenías razón y acabé dudando de ti. Lo siento, ¿vale? Te quiero y quiero que estés bien.

Dulce: Gracias amiga, no hace falta que te disculpes.

Pasaron unas horas y fuimos al salón y luego a la discoteca, quería divertirme y aliviar un poco la nostalgia que tenía por Christopher.

Maite fue a buscar a William, su novio, y me dejó sola bebiendo un poco de vino, hasta que oí una voz conocida.

Alfonso: ¿Dulce? Por fin ha vuelto.

Dulce: No quiero hablar contigo.

Alphonse: ¿Qué ha pasado?

Dulce: No te hagas el tonto, sé que me engañaste en mi cumpleaños mientras estábamos en el hotel. ¡Olvídate de mí y vive tu vida!

Alfonso: Tenemos que hablar, quiero que me entiendas.

Dulce: ¿Entender qué Alfonso? ¿Que preferías a otras mujeres además de a mí? O que no te importaba darme placer. ¡Oh, jódete!

Alfonso: No exactamente, quiero hacer las cosas bien.

Dulce: No voy a volver contigo, ya me has dejado en ridículo bastante.

Alfonso: Sí, te traicioné, perdóname. Yo estoy con otra persona y espero que tú hagas lo mismo, nos merecemos ser felices.

Dulce: No tenemos nada más y todo está bien.

Maite me había enviado un mensaje de texto, diciendo que se quedaría con William y yo me fui a casa y Alfonso decidió acompañarme, había perdido la noción del tiempo y habían pasado tres semanas desde mi regreso.

Llegué al piso, Alfonso no se cansaba de hablar y eso ya me molestaba.

Dulce: No tienes que decir nada más, he dicho que todo está bien.

Alfonso: Estás borracha.

Dulce: Cállate, ¿qué quieres?

Christopher: Para, por favor. Ya ha dejado las cosas claras, ¡entiende y deja de molestarla!

Dulce: Genial, Alfonso este es Christopher. Y Christopher probablemente ya sabe quién es Alfonso.

Christopher: Humrum.

Dulce: ¡Adelante Alfonso, vamos a hablar los tres!

Alfonso: Me voy, estás borracha y no podemos hablar así. Te llamaré más tarde o te enviaré un mensaje.

Vi salir a Alfonso por el pasillo, entré y cerré la puerta con la llave. Caminé lentamente hacia Christopher que se levantó del sofá mirándome, tiré mi bolso al suelo.

Christopher: Como prometí, estoy aquí. - abre los brazos sonriendo.

Dulce: Ahora, idiota, eres un imbécil enfermo. ¿Dónde has estado todo este tiempo? Joder. - Le golpeo y en el mismo instante me pone de espaldas a la pared.

Christopher me subió el vestido, me bajó las bragas y me hizo esperar unos segundos mientras se bajaba los pantalones y rápidamente introdujo su miembro dentro de mí, empecé a gemir y él se introdujo con más fuerza. Y no pude resistirme, estaba muy bueno.

Me puso de cara a él, me abrazó y me llevó a la cama. Me tiró en la cama y se subió encima de mí, empezamos a besarnos como dos desesperados, hasta que levantó mis piernas y las puso sobre sus hombros, pasó su lengua por mi intimidad y empezó a chupar y yo gemí, unos segundos después se tumbó y yo estaba encima de él.

Empecé a cabalgar y al mismo tiempo le vi morderse los labios y sólo con su mirada me pidió que me moviera con más intensidad, le abrí la camisa y vi tres marcas de chupetones en su pecho. Detuve los movimientos.

Dulce: ¿Qué es eso?

Christopher: No es nada, me he ocupado de ello. ¿Por qué lo has dejado?

Dulce: No necesito 365 días. Te quiero. - Le sonrío.

Christopher: ¿Qué? Dilo otra vez.

Dulce: ¡Te quiero!

Christopher sonrió al escuchar lo que había dicho, me besó y continuamos lo que no habíamos terminado.

El día amaneció y yo estaba con la cabeza bajo su pecho, abrí los ojos y él abrió los suyos y entonces sonreímos.

Christopher: ¡Buenos días!

Dulce: ¡Buenos días!

Christopher: ¿Quieres casarte conmigo, Dulce María?

No tuve ninguna reacción en ese momento, miré mi mano que estaba bajo su pechera y vi un hermoso anillo y lo miré rápidamente.

Dulce: Joder.

Christopher: ¿Es eso un sí? Quiero vivir mi vida contigo, te amo.

Dulce: Te quiero y acepto.

Destino Casual (Vondy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora