Por su falta de confianza por culpa de su pasado Quirkless o por su gran inocencia, Izuku Midoriya no sabe cómo relacionarse con los demás, especialmente con las chicas, ¿algún día lograra entenderlas?
Una serie de Mini relatos en la que nuestro Izu...
Es un idiota, un idiota que no lleva nada más que unos bóxers de All Might descoloridos y una máscara para los ojos. Un idiota que está a punto de recibir el tratamiento de Midnight, por así decirlo.
Midoriya todavía no entiende a las chicas, pero ha aprendido al menos un poco sobre los problemas.
Yaoyorozu hace todo lo posible para que Midoriya se sienta cómodo con la posibilidad de lo desconocido.
En realidad, solo una vez que sus rodillas se hunden en la ridícula cama con dosel de Yaoyorozu, la enormidad de lo que ha acordado realmente lo golpea. Es un idiota, un idiota que no lleva nada más que unos bóxers de All Might descoloridos y una máscara para los ojos. Un idiota que está a punto de recibir el tratamiento de Midnight, por así decirlo. Puede escuchar a Yaoyorozu moviéndose. Incluso con los ojos vendados, no puede controlar el impulso de seguir su movimiento con la cabeza. No está atado y amordazado ni nada por el estilo, pero lo que está sucediendo sigue siendo un territorio decididamente retorcido.
"Midoriya, ¿cómo estás?" pregunta ella a la ligera, pero la pregunta tiene un peso extraño mientras él se sienta en una falsa oscuridad.
"Yo estoy bien."
"Sí, estás a salvo, pero estás preocupado. ¿De qué estás preocupado?"
Antes de que él responda, Midoriya recuerda la larga discusión que tuvieron sobre hacerle saber cómo se siente. "Me preocupa que me vayas a pegar".
Yaoyorozu se quedó atónita en silencio por un breve momento.
"Midoriya, ¿hablamos de golpear?"
Sacude la cabeza, antes de recordar priorizar las respuestas verbales. "No."
"¿Me pediste que te golpeara?" pregunta ella con voz tranquila.
"No." Él no pidió nada, no habría tenido la primera idea.
"¿Crees que quiero golpearte?" Esto ella pregunta en voz muy baja.
Incluso cuando ella pregunta, él comienza a pensar en lo estúpido que suena. "No."
"Midoriya, ¿te voy a golpear?"
"No." La respuesta es tan fácil de encontrar que no está seguro de cómo pensó que ella podría hacerlo en primer lugar.
"¿Cómo te sientes?"
"Menos preocupado". Realmente se siente menos preocupado por haber cuestionado la idea irracional de que Yaoyorozu podría intentar lastimarlo.
"Bien, Midoriya. ¿Qué más te preocupa?"
"Me preocupa que te vayas". Es fácil caer en el ritmo de preguntas y respuestas, porque Yaoyorozu está muy tranquila.
"¿En qué parte de la habitación me encuentro, Midoriya?"
"Al lado de la cama." Ni siquiera tiene que visualizar, porque ocupa casi toda la habitación.
"¿De dónde viene mi voz, Midoriya?" Ella se ha acercado un poco más.
"Mi izquierda." Puede sentirse relajado por su tono y sus palabras.
El colchón se hunde.
"¿Dónde estoy, Midoriya?"
Él tartamudea por el hecho de que, incluso sin que ella hable, sabe exactamente dónde está Yaoyorozu. Él sabe cuándo cambia su peso. Él sabe cuándo ella se mueve. El colchón siempre la delatará. "Estás frente a mí."
"¿Cómo te sientes?"
"Definitivamente menos preocupado".
"Midoriya, tengo una idea. He colocado algunos objetos en una bandeja para ti. Tú eliges."
"¿Miro o?"
"Usa tus manos. Elige por tacto. En realidad, elige algunas. Dame tus opciones cuando estés listo. Tómate tu tiempo".
Él puede sentir cuando ella coloca la bandeja frente a él. Los objetos son en su mayor parte lo suficientemente fáciles de identificar al tacto. Casi se ríe cuando descubre que la mayoría de los objetos son chucherías inofensivas. Algunas cosas se destacan: un pañuelo que está bastante seguro de que es de seda, un pompón de piel de imitación del tamaño de una pelota de golf en un llavero, un pequeño frasco de vidrio, un abanico que se siente adornado y un cepillo de viaje plegable. Saca el pompón y se lo tiende a Yaoyorozu. Ella le pide que elija otro. Busca el pañuelo. Y otro. Agarra el abanico de mano. Otro. Le pasa el cepillo plegable. Uno más. Casi deja caer el frasco de vidrio cuando se lo presenta a Yaoyorozu.
"¿Puedo tocarte?"
"Sí."
Midoriya espera la piel, la seda o incluso las cerdas.
Ella presiona su mano plana contra su pecho y es como si su corazón explotara. Es exactamente lo que ella preguntó, pero exactamente lo que él no esperaba.
"¡Mierda!"
Cae de espaldas contra las almohadas.
"Eso servirá por ahora, creo."
Ella le baja el antifaz alrededor del cuello. Las manos de Yaoyorozu son frías y suaves mientras se deslizan por su cuello y sobre sus clavículas.
"¿Cómo te sientes, Midoriya?"
"Muy bien."
"Yo también me siento bastante bien".
"Me tocaste una vez."
"Puedes abrir los ojos ahora, Midoriya."
Lo hace, y es insoportablemente brillante.
Fin
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