Loud | Ziall

OO1

—A ver, Niall, dime tu nombre de nuevo— pidió el doctor, sentándose sobre su escritorio para ver al chico sentado en la camilla.

— Niall Horan.

El hombre sonrió con ternura. Tanto su madre como su novio también sonrieron un poco, aunque ya estaban bastante acostumbrados al adorable acento del chico.

— Has mejorado bastante, Niall, ahora pronuncias la "K" y no confundes la "M" con la "N" — Lo felicitó—. Sigue así.

El doctor comenzó a abrir cajones en busca de algún dulce para el chico, mientras, le hablaba a la señora Horan.

— Aprecio que quiera enseñarle a su hijo, pero recomiendo llevarlo con un profesional— dijo, encontró una pequeña paleta y se le entregó el rubio con una sonrisa—. ¿Sigue teniendo el contacto que le pasé de la fonoaudióloga?

— Sí, sí, lo tengo...— dijo la mujer, continuó hablando con el hombre un rato, pero el chico ya no los escuchó, mirando a Zayn, quien se acercó a él con una sonrisa.

Terminó de quitarle la envoltura a la paleta para llevársela a su boca.

Pensando en qué podría ser una fonoaudióloga, Niall frunció un poco el ceño, a su lado, Zayn no tardó en darse cuenta.

— ¿Pasa algo, lindo? — preguntó.

Niall sostuvo la paleta en su mano para hablar.

— Fonoa-... Fonodea-... Fo-de- — Niall se palmeó el rostro con vergüenza y frustración, haciendo que una pequeña carcajada surgiera de los labios de Zayn, quien retiró la mano del chico de su rostro para entrelazar sus dedos, viendo a su novio con las mejillas enrojecidas y un puchero en los labios.

— Fo-no-a-u-dió-lo-ga— dijo, Niall sólo resopló, sabiendo que no podría decir esa palabra correctamente—. Es alguien que te ayudará a hablar claramente— explicó—. Y así poder decir esa palabra.

Niall se veía cansado.

Había pasado semanas con su madre repitiendo palabras y aprendiendo sonidos nuevos, pero parecía que nunca aprendería a hablar.

Parecía mucho más fácil seguir siendo mudo.

Zayn apretó ligeramente su mejilla, haciendo que el rubio lo mirara con pocas ganas.

— No te preocupes, Niall, aprender a hablar es difícil, pero lo estás haciendo excelente— dijo el pelinegro, sonriéndole con cariño, haciendo que el rostro serio de Niall desapareciera, formando una pequeña sonrisa.

— Hijos míos— la señora Horan hizo a ambos voltearse para mirarla—. Continúen sus mimos en casa, vamos.

Los jóvenes se despidieron del doctor y siguieron a la mujer caminó hacia el auto.

Para que les fuera más cómodo, el doctor de Niall de Manchester los había mandado con un colega de él en Londres, y al menos una vez al mes debían ir para que revisaran las cuerdas vocales de Niall y su evolución en el habla.

Por el poco uso que habían tenido, sus cuerdas vocales eran muy sensibles, y podrían lesionarse si hablaba muy alto o gritaba, a demás que luego de hablar por largos ratos comenzaban a dolerle, haciendo que volviera a escribir sí tenía que decir algo, aunque muchas veces Niall prefería guardarse las palabras.

Con las semanas se le habían ido acostumbrando cada vez más, y podía hablar más alto que cuando había empezado con sus primeras palabras, intentaba no hacer señas mientras hablaba, aunque terminaba gesticulando mucho, podía guardar sus manos y ya no tartamudeando tanto al hablar.

Aunque seguía teniendo ese lindo y adorable acento infantil que hacía que todos tuvieran ganas de apretar sus mejillas o a veces no escuchaban realmente lo que decía y se quedaban sonriéndole como si fuera un bebé.

Eso lo fastidiaba mucho, pero Niall no tenía la culpa de ser tan adorable.