Un poco de suerte

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Supe que tomé la decisión incorrecta, la peor de todas. 

No hablemos de arrepentimiento que de tanto repetirlo ha perdido sentido, mejor ponme atención, que a mi entendimiento lo ha abandonado la razón, llevo 12 hrs sin dormir, ni siquiera me apetece comer, he tratado de rebobinar segundo a segundo aquel trayecto, trayecto que pensé me llevaría a casa con un par de centavos en el bolsillo y el alma explotando como un petardo, la adrenalina como el factor principal, sintiendo libertad, ser inmortal por los siguientes 30 segundos, con mi canción favorita de fondo… 

Se acabó el tiempo, aletargado, supe con exactitud cuando cesó el efecto de aquel estupefaciente, de un solo golpe se me vinieron encima mis 27 años, y no, ya no era sólo un juego, ni yo un crío que podía esconderse y pedir 1,2,3 por mi y por todos mis amigos, pude correr pero esta vez solo era el pobre diablo a quien se le había agotado la suerte. 

Me dicen que tengo derecho a una llamada, pero  ¿con que cara? ¿Con que aliento? tengo la boca seca, dije que llegaría temprano a casa y ahora mi comida favorita yace fría sobre la mesa. 

Súbele  un poco el volúmen, no alcanzo a distinguir aquel bajo y la letra se me ha olvidado, quise gritar: ¡muerte al estado! marchar encapuchado por todas esas causas que creía justas, por todas esas personas cuya voz habían callado, quise ser el héroe, quise darle un poco de su propia medicina al sistema, o eso creía, o ésa, já, ésa era mi mejor mentira, la perfecta excusa para ser el mal ejemplo, para justificar la ira que uno lleva por dentro, para creer que puedo tomar lo que quiero sin tener que asumir las consecuencias, ser revolucionario, morir joven y toda esa basura que por un momento me hizo enfermarme de poder, ¡vaya! ¿Con que así se siente? En mi pequeño sketch fui el dictador decidiendo a quien quitarle lo que creo que le sobra para yo tener mis calderos rebosando de oro, ¡qué mierda! ¡impostor!

Quise jugar con los mayores, creí entender el juego,  y ahora soy como un niño con las rodillas raspadas, queriendo correr a casa para que mamá me sanara. Por más que quisiera llorar en su pecho hasta quedarme dormido, no la traigan, déjenla ver su novela, díganle que tomé mi mochila y amanecí en algún pueblo con todos mis amigos. Es preferible, que no sepa que mi libertad se encuentra limitada por estas 4 paredes, que me han asignado un número reemplazando mi nombre,  que las cámaras de video dicen que fui yo, y el expediente desbordante encima del escritorio relata como es que en un par de segundos todo lo eche a perder.

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2021 ⏰

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