Respiración entrecortada, un dolor incontrolable tanto fisico como sentimental por las personas que dejará, pero con el alma tranquila por saber que estará en buenas manos.
-y-yo..y-ya te he d-dicho Kyojuro...si no p-puedo protegerte...¡¡morire cont...
Una leve sensación de cosquilleo surca mi rostro, sensación que se desliza en forma de sudor desde mi frente hasta la megilla mientras ejecutaba la segunda postura con éxito.
-¡exelente Selena, lo has hecho espléndidamente!-
-gracias Kyojuro- secando el sudor mientras le sonreía -¿crees que eh mejorado un poco esta semana?-
-¡claro que si! Como ya has ejercitado y adaptado tu cuerpo al manejo de la katana fue sencillo entrenarte, solo te eh enseñado las posturas y las aprendiste rápidamente, ¡eso es exelente!- frente a mi.
-muchas gracias por entrenarme Kyo-
-¡no es problema! Bien, con esto hemos terminado el entrenamiento- secando su rostro con el brazo.
-de acuerdo, vamos adentro, me bañaré y haré el desayuno para ambos y Senjuro, en estos momentos suele despertarse- observando como el sol ya se asomaba en el cielo.
-claro, haré lo mismo- repite mi acción -es un hermoso paisaje-
-ya lo creo- digo risueña.
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Ambos nos dirigimos hacia el interior de la casa luego de dejar los bokken en el lugar.
Durante esta semana pasaron muchas cosas buenas para mi, además de aprender la respiración de la Flama hice nuevos amigos, incluso con Giyuu y Sanemi quienes a pesar de sus diferentes personalidades comenzamos una amistad llevadera.
En cuanto a la estadía en la mansión Rengoku iba todo de maravilla, Senjuro es un niño amoroso y agradable que me daban ganas de llenarlo de besos, al principio era tímido pero con el pasar de los días tomo confianza y al memorizar su rutina fui incorporandome en ella ayudandolo en la mayoría de los quehaceres de la mansión aunque en un principio se negaba a mi ayuda.
Llegando al shōji de su habitación lo veo plácidamente dormido, se veia verdaderamente tierno y vulnerable ante el sueño, pues se lo merecía, dias antes lo convenci de extender su hora de sueño puesto que no quería que siguiera exigiéndose con el mantenimiento del hogar, el pobre niño escondia su cansancio por miedo a que su padre se molestara.
-es un angel- susurro tierna, sintiendo una cálida presencia tras de mi.
-tienes razón- dijo al igual que yo mientras posaba sus manos en mis hombros. Lentamente cierro su habitación para ir en camino hacia la habitación que me habían dado estos días, debia buscar mi ropa para bañarme, teniendolo a mi lado en el corto trayecto.
-Senjuro es un niño muy fuerte, debia cansarse mucho entre sus tareas de la mansión y escuela, hasta yo no sería capaz de soportar el cansancio a su edad-
-lo se, es un gran niño, nuestro padre no ha sido bueno con el en este tiempo y a pesar de todo siempre puso esfuerzo- decía sincero observando nuestros lentos pasos.