𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐨𝐬

26 4 0
                                    

Mostrándose como una figura brillante Elsa de Arendelle ingresó al comedor. Conforme avanzaba hacia lo desconocido uno a uno la servidumbre iba reverenciándose, vislumbrando con evidente curiosidad al caballero que aguardaba por su futura esposa. Nadie conocía la identidad del futuro consorte que encabezaría una tierna dinastía.

Elsa ostentaba un vestido azul como el océano bastante elegante; sus cabellos recogidos en una delicada trenza francesa que caía por su hombro izquierdo. Pese a su andar careciente de inseguridad en su interior la reina estaba nerviosa; temblaba como un pajarito herido aguardando por encontrarse con ese caballero.

Arribó al centro de la habitación manteniendo la cabeza en alto; admiró apenas a sus más allegados sintiendo un peso desconocido adueñándose de su corazón. Jack Frost de Overland mantenía una expresión de inconformidad en su rostro. Se sentía traicionado.

— Su Majestad, la reina Elsa de Arendelle. —anunció el heraldo—. Sus acompañantes, la princesa Ana de Arendelle y el príncipe Jack de Overland.

Mientras Ana realizó una respetuosa reverencia, Jack tan solo asintió con la cabeza indiferentemente. El verdadero caos iniciaba ahí mismo.

— Presento ante usted al Excelentísimo Duque Pitch Black de Overland, su prometido.

Elsa anheló que se la tragase la tierra en ese momento. No podía ser posible que su incomparable general prefiriese escoger a un duque de Overland en lugar del mismísimo príncipe que en ese momento reposaba a sus espaldas.

— Exquisito placer conocerla, reina Elsa. —dijo Pitch con una reverencia—. Oh, pero ¿qué tenemos aquí? Por supuesto usted no se queda atrás, príncipe Jack.

— Desconocía que fuera usted, duque Black, prometido de una nación. —Jack habló intentando mantenerse indiferente, pero su tono gélido era demasiado notorio—. No recuerdo haber consentido este compromiso, tampoco se me fue presentado.

Overland tuvo grandes problemas económicos cuando se informó la novísima coronación que celebraría Arendelle. La familia real Frost había sufrido un atentado lamentable en donde únicamente el príncipe Jack sobrevivió; toda negociación de matrimonio fue desecha por consecuencia a aquella desafortunada tragedia.

Pitch Black era un duque viudo que perdió a su mujer, un aristócrata casi inexistente ante la corte imperial pese a ser el tío paterno del heredero al trono. Nadie se había preocupado por comentarle a Elsa quién pretendía convertirse en su marido.

— Fue una completa sorpresa. Me parece que el General Mattias organizó las negociaciones concentrándose en mi pasado con bastante cuidado; supongo él conoce la espléndida e inexistente relación que tengo con usted, príncipe.

— Un matrimonio extranjero que conlleve alianzas debe ser presentado sin falta al príncipe heredero solicitando permisos especiales. ¿Dónde quedaron esos papeles?

— Perdóneme, pero usted nunca está disponible para sus ciudadanos.

— Tenga cuidado con lo que dice. —sugirió Jack apretando los puños.

La reina Elsa, no obstante, quería salir corriendo para ocultarse en su habitación consultando con la almohada qué demonios estaba aconteciendo. Nunca en trece años había esperado aliarse matrimonialmente con un ciudadano de Overland, muchísimo menos un familiar indirecto del príncipe que alguna vez fue su prometido.

Desconocía lo muy distanciada que estaba esa familia.

— Iniciemos con la cena antes de que se enfríe. —interrumpió—. Acompáñeme usted, es interesante escuchar lo que tiene que decir mientras disfrutamos los alimentos. ¿Le apasiona navegar o tiene otro pasatiempo?

𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐚𝐦𝐨𝐫 | JelsaWhere stories live. Discover now