Capítulo XXXVIII: La fiesta de las ilusiones

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En la entrada, con postura elegante y nerviosa se encontraba mi tía, quien llevaba un vestido color marino, el cabello recogido con unas perlas alrededor y sus aretes llamativos. Se veía realmente hermosa. Baje los últimos escalones y me acerque a ella. Algunos de los invitados ya estaban presentes y charlaban con una copa en mano.

—Feliz cumpleaños—le extendí una caja dorado y sonreí.

—Oh—se sobresaltó y volteo a verme— ¿Qué tienes ahí? No te hubieras molestado—el tomo.

—No te preocupes, sólo ábrelo—levante las cejas. Ella meneo la cabeza, desato el moño de seda y quito la tapa. Sus ojos se iluminan y me sonríe.

— ¿Qué es esto?—duda y levanta el objeto.

—Una piedra—vacilo en mis pies.

—Una piedra—dice en tono confuso.

—Le dicen la piedra de la prudencia—recuerdo a lo que ella se pone seria—. Dicen que es mágica y siempre te ayudara con tus decisiones.

— ¿Ah sí?—la observa y asiento— ¿De dónde la has sacado?

—Es una larga historia—canturreo.

— ¿Larga historia?—arruga la frente.

—Te la contare luego—suspiro—. Pero en conclusión, me la dio un dilecto chico—sonrío.

— ¿Dilecto chico?—ríe.

—Oye, ¿te dije lo bonita que te ves?—me cruzo de brazos observándola.

—Entonces cambias el tema—guarda la piedra—. Bien, pero esta conversación queda pendiente.

— ¿Conversación?—me llevo la mano al pecho—. De acuerdo.

—Gracias, es muy bonita—apoya su mano en mi hombro—. Y por cierto, tú también te ves muy bonita—sonríe.

En mi caso, llevaba el vestido turquesa, el cabello en un delicado rodete y unos guantes blancos. Estaba algo incomoda pero me esforzaba por verme elegante.

— ¡Querida Dorothy!—desde mi posición, observe a un hombre mayor que reconozco como Lord Traver, quien es un viejo amigo de mi tía. Se dan un abrazo y luego saluda a su esposa.

—Feliz cumpleaños—habla lady Traver y le extiende una pequeña caja forrada en terciopelo.

—Me alegra que hayan podido llegar—les sonríe, abre la caja y dentro yace un collar de lo más hermoso—. Es bellísimo, muchas gracias.

—Lo mejor para la mejor—dice él y ríen.

—Por favor, adelante—hace un gesto—. La fiesta acaba de empezar.

—Llegamos temprano—sisea y se detiene frente a mí—. Pero miren quien es—me sonríe.

— ¿Qué tal, señor Traver?—sonrío.

—Estoy muy bien, ¿y tú?

—De maravilla, gracias—ladeo la cabeza.

—Cada año estas más grande y hermosa, pronto serás una gran dama—predice a lo que yo río despacio.

—Gracias, usted también se ve...—achico los ojos. Ellos se ríen.

— ¿Viejo? Lo sé, la edad avanza rápido—yo asiento.

Luego de unos minutos más de recibir invitados, entramos al gran salón que se veía hermoso. Había una orquesta tocando y la mesa de bocadillos y postres se veía llamativa. Darling me sonrío del otro lado, pude notar su expresión fatigante mientras Jaqueline e Isabela hablaban con otras niñas. Los que aún no se habían presentado eran los Devonshire, pero esperando cosa así de semejante familia, no me sorprendía. Ellos siempre habían sido reservados, asistían a eventos solo si eran invitados y claro, al decir esto, significaba que iba a cada uno. Después de todo, ¿Quién no querría al duque de Devonshire junto a su esposa y herederos en su fiesta?

Alice y el collar de Suller © ✔️ ( #1 )Where stories live. Discover now