7. "Llamémosle locura temporal"

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Locura temporal.

Si, esa es la explicación de Alex Karev.

Todo el estrés del día lo había alcanzado y tuvo un lapsus de locura temporal en el que pensó que era buena idea inclinarse hacia los labios de George jodido O'Malley y luego huir como si fuera una maldita niña.

Ni siquiera fue un beso, de todos modos. Solo fue un toque. Raro, pero igual de raro que ese abrazo en el que envolvió a O'Malley para ayudarlo a atravesar su ataque de pánico. Se acostará con la primera enfermera que esté dispuesta a hacerlo en la sala de guardias hoy y volverá a ser el Alex de siempre. Y si O'Malley se atreve a mencionarlo, lo apagará como a una vela.

Si, eso hará. Es lo que decide al entrar en el hospital esa mañana y entrar en el ascensor, solo para descubrir que O'Malley está también en el ascensor. Con ojeras y una cara de cachorro perdido (más de lo habitual).

¿Qué carajo sucede con los ascensores de éste hospital?

George lo mira de reojo y se remueve un poco en su lugar, pero por lo demás permanece quieto y en silencio mientras Alex pulsa el botón del piso (el mismo piso) y las puertas del ascensor se cierran.

Es un poco difícil no pensar en O'Malley cuando está justo a su lado, bostezando con cansancio a solo unos metros de él.

No, joder con George. Alex no está preocupado por él. Que note esas ojeras no significa que le importen y no significa que piensa en George temblando en sus brazos él día anterior, luchando por respirar. Y no le importa, pero de todos modos se pregunta si eso le ha sucedido a O'Malley antes: un ataque de pánico. Parecía una experiencia terrible para pasar solo. Y George pareció identificar rápidamente lo que le estaba pasando.

George, que lo miró a los ojos cuando estaban atascados en un ascensor cómo éste y le prometió a Alex que todo iba a estar bien. George, que es tan bueno que le da náuseas porque es todo lo que Alex no es.

Agh, ¿ven? Es por eso, por esa jodida preocupación, que Alex mantiene a las personas a distancia. Para que no le importen.

Al carajo.

—¿Cómo estás? —pregunta, mirando las puertas frente a él y sonando desinteresado.

George se sobresalta por su voz y un rubor colorea sus mejillas cuando lo mira, parpadeando como si estuviera sorprendido de que Alex le hablara y también un poco incómodo.

—Bien —responde, tragando saliva. Por un momento, parece que no dirá nada más, pero luego pregunta, muy bajito:—¿Ayer...?

—Me ayudaste, te ayudé. No lo compliques, O'Malley.

—No iba a hacerlo —afirma George, con seriedad, mirando las puertas del ascensor como si pudiera derretirlas con la mirada.

—Bien.

—Bien.

Las puertas del ascensor se abren para ellos y ambos salen del ascensor para dirigirse a los vestidores.

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El problema con la preocupación es que es como un maldito virus asqueroso. Una vez que está en ti, no es tan fácil deshacerte de ella.

Mientras Bailey les da las tareas del día, los ojos de Alex están volviendo a George y sus bostezos prolongados y las ojeras bajos sus ojos verdes, una y otra vez.

—¡Karev! Discúlpame, ¿te estoy aburriendo?

—No, doctora Bailey —Alex dice, aclarándose la garganta.

Just (not) my type | Grey's Anatomy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora