17

124 16 4
                                    

Mi madre me dió la mano y me acompañó a la sala del tratamiento. Cada día a las cuatro de la tarde tenía que ir a quimioterapia sin falta. La persona que me ayudaba y me guiaba era un hombre bastante alegre y que siempre me motivaba a pensar en positivo.

—Muy bien Dan— me felicitó cuando terminó de ponerme aquellos medicamentos.

Retiró la aguja de mí piel y miré al lugar donde me lo había inyectado. Mamá observaba desde lejos cada movimiento que hacía.

Sí los finales tristes desaparecieran ✔️Where stories live. Discover now