15. Clima resistente

36 10 12
                                    


Cruzamos el pasillo con cautela. Ante la menor advertencia de una loseta siendo activada, levantaba un muro de agua alrededor de la persona que tenía el pie sobre la bomba de tiempo. Brandon me apoyaba de vez en cuando al congelarla para hacer una defensa más fuerte. Lo único que nos causó más problemas que las trampas fueron las bombas de humo que Anthony había fabricado. Al parecer, eran inflamables, por lo que debimos abandonarlas antes de aventurarnos por el pasillo. No queríamos explotar porque alguna trampa tenía fuego.

La tormenta no había pasado, pero Frederick se sentía más estable, por lo que pudo transportar a Anthony con nosotros una vez que llegamos al otro lado del pasillo. La mayoría de sus heridas estaban en etapas de cicatrización, no obstante, había algunas que estaban abiertas y sangrando a creces. A pesar de que nuestro traje era negro, se lograban visibilizar las manchas de sangre.

Michael y Brandon llegaron con nosotros poco después, cuidando de pisar en las losetas ya activadas.

—Luces terrible —comenté a Anthony con genuina preocupación.

Su rostro estaba pálido, sudoroso. Su cuerpo entero temblaba con espasmos que parecían ser intensos escalofríos. Tosía y hasta ese pequeño acto parecía doloroso. Ni siquiera podía estar de pie sin ayuda de Frederick.

—Y dime, ¿qué se siente lucir aún peor que un hombre muerto, Alien? —respondió débilmente. Se escuchaba tan agotado que el insulto no me afectó.

Avancé hasta él y lo tomé por la barbilla con una mano. Lo miré directamente a los ojos, sin titubear:

—No morirás hoy, Señor Chispas. No mientras yo esté cerca para salvar tu estúpido trasero.

Anthony me cuestionó con la mirada, sin fuerza para hacerlo con palabras. Entendí su pregunta, ya que yo también me la estaba haciendo: ¿por qué querría salvarle la vida a alguien que hacía de la mía un infierno?

—Vamos —ordenó Frederick, señalando la puerta frente a nosotros.

Frederick trasladó el peso de Anthony al hombro de Brandon. Al hacerlo, Anthony soltó una descarga eléctrica involuntariamente a su amigo. Brandon se quejó con una expresión de dolor, por fin demostrando algo además de nada. Los poderes de Chispas estaban fuera de control, como era de esperarse, lo cual hacía que me preguntara por qué yo estaba en total control.

Michael obtuvo su cinturón de herramientas para trabajar sobre la apertura de la puerta. Tardó un largo minuto en averiguar la manera de abrirla sin dejar rastro de algo forzado. Yo le lanzaba miraditas nerviosas a Anthony mientras tanto, ¿cuánta sangre se tenía en el cuerpo y cuánta era necesaria para mantenerse vivo? Michael no podía sanarlo y abrir la puerta a la vez, así que Anthony estaba contrarreloj.

Entramos a la oficina en silencio. Al centro había un largo escritorio con dos pantallas de computadoras. Los muros laterales estaban cubiertos con estanterías llenas de libros y adornos, pero donde debía estar el muro frente a nosotros en realidad estaba un enorme ventanal templado que nos permitía ver claramente la tormenta y una ciudad rodeando el edificio. Sentí que había algo extraño en la ciudad, algo anormal, pero no era momento para ponerme a pensar por qué todo lucía tan tranquilo cuando una ciudad de ese tamaño debía estar como Nueva York en la hora pico.

Brandon sentó a Anthony en la silla presidencial detrás del escritorio y se aseguró de que estuviera cómodo antes de reunirse con nosotros. Los observé por un momento, notando lo que era obvio: eran unidos. No eran amigos casuales como Michael y yo. Eran familia, de aquellos amigos fraternales que tenían un lazo inconfundible e inquebrantable. Había estado tan ocupada atacando a Anthony o defendiéndome de él, que no había notado lo importantes que eran el uno para el otro. Escrutando el rostro de Brandon, podía visibilizar su preocupación incluso aunque él no intentase mostrarla.

Anormal | 1Where stories live. Discover now