Capítulo 1

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Milán, Italia
Noviembre de 2017


A las ocho de la mañana la ciudad parecía ser esclava del tiempo. En realidad, a las ocho de la mañana todas pare­cían serlo.

Aurora frenó su andar deteniéndose en mitad de la calle y observó los rostros cansados a su alrededor: personas que necesitaban volar para no perder el metro, otras que se habían levantado con el pie izquierdo y algunas presas de la rutina laboral, aunque la gran mayoría intentaba no perder la máscara de felicidad que se habían colocado nada más abrir los ojos.

Las ignoró a todas.

No se tomaría la molestia de apartarse hacia un lado, pues había dejado de afectarle lo que la gente pensara de ella. Tampoco sentía lástima ni afecto, incluso se había olvidado de lo que significaba el amor. Al fin y al cabo, esos sentimientos no le servían de nada en ese mundo donde su alma desolada deambulaba por las oscuras calles siguiendo las órdenes del capo, la persona que la había acogido ocho años atrás y la había coronado como la princesa de la muerte.

Alzó la cabeza hacia aquel cielo gris que se extendía por la ciudad mientras el gélido viento teñía sus mejillas de un suave rosado. Entonces cerró los ojos durante escasos segundos para dejar que el invierno la refugiara entre sus brazos. Por primera vez en mucho tiempo los pequeños copos de nieve se habían dignado a aparecer con su clásica entrada: danzando unos con otros para cubrir las calles de un blanco impecable.

Aurora alzó la palma de la mano desnuda hacia el cielo deprimente y no tardó mucho en capturar un copo y verlo sucumbir al tacto de su piel. Negó de forma sutil con la cabeza mientras volvía a esconder las manos en los bolsillos y reanudaba la marcha con el objetivo de volver a casa.

«Casa», pensó mientras se entremezclaba con la multitud. Una casa sin chimenea ni cenas navideñas, sin regalos debajo del árbol... Sin risas, sin paseos ni salidas al cine. Una casa sin amor, vacía; una casa gris que solo ofrecía un plato de comida y un techo donde resguardarse de la lluvia. El lugar al que Aurora se dirigía no era un hogar, pero sí lo más parecido a ello. Nunca se había quejado, pues sabía que tampoco le serviría de nada. En esas cuatro paredes debía limitarse a obedecer, ser una oveja más del rebaño, asentir a cada orden y asumir los encargos que los demás no querían: la entrega y recogida de paquetes.

Y eso estaba haciendo. Había recogido un paquete, cuyo contenido desconocía, que debía llevarle a Giovanni, su jefe, el capo de la Stella Nera, una organización criminal que se escondía tras una empresa de fabricación de papel y cartón. Giovanni Caruso era inteligente y sabía cómo ocultar sus huellas, cómo camuflarlas para que ni la misma policía descubriera la tapadera que, desde hacía años, funcionaba a la perfección. El italiano se estaba haciendo de oro y nadie parecía darse cuenta.

Descendió hacia el subsuelo de Milán y no tardo en adentrarse en uno de los vagones del metro. No obstante, se arrepintió en el mismo instante en que las puertas se cerraron y el hedor la golpeó de lleno.

Resguardada en un rincón, nunca había deseado tanto bajarse en la siguiente parada y caminar el trayecto que le restaba. Lo que tenía claro era que, si alguien se atrevía a acercarse demasiado o a levantar el brazo a menos de medio metro, le daría un puñetazo en la nariz y esa nariz no tendría más remedio que acabar en el hospital.

Fijó la mirada durante los primeros minutos, pero la curiosidad no tardó en apoderarse de ella y terminó por explorar todo el vagón. Observó a una señora a lo lejos cuyo perro pronto se volvería azul de lo mucho que lo estaba apretando contra su cuerpo, como si temiera que algún desalmado se lo quitara para vendérselo a una pareja feliz que no tuviera idea de razas. Sus ojos fisgones siguieron su exploración y sonrió sin poder evitarlo al apreciar a la única persona que sostenía un libro ensimismada en el mundo ficticio que relataban sus letras; ajena a la realidad, a la rutina y a cualquier tipo de responsabilidad.

Ladrona de guante negro (Trilogía Stella Nera, 1)Where stories live. Discover now