Capítulo 8

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No pude sacarle información a Kayla sobre sus posibles sentimientos hacia Josh hasta el miércoles por la tarde. Cuando quedamos para ver películas. Pensé que Connor me daría algo de privacidad, pero estaba muy equivocada. No dejaba de seguirme y me hablaba todo el rato por la calle. Casi no podía prestar atención a lo que sucedía a mi alrededor por su culpa.

En clase, todo fue más o menos bien. Wes me ignoró todo el tiempo al igual que yo a él. Sinceramente, creo que era lo mejor. Una complicación menos en mi vida. Josh me miraba desde lejos, pero podía notar la confusión en su mirada. No sabía qué coño le pasaba. Y luego se supone que yo era la rara...

-Kayla, tengo que preguntarte algo.- Le dije mientras dejaba mi chaqueta encima del sillón.

Ella se sentó y me sonrió mientras cogía unas palomitas del bol. Noté que Connor las miraba entristecido y a la vez con deseo. Los fantasmas no pueden tener hambre, ¿verdad?

-Adelante.

Estaba dispuesta a hablar cuando noté que el chico rubio suspiró dándose por vencido de mirar el bol de las palomitas y se sentó a mi lado quitándose la chaqueta. Repito: quitándose la chaqueta. Me quedé hipnotizada por sus musculosos brazos, tal y como predije. El aspecto de Connor parecía el de una persona real. Era jodidamente sexy. No era pálido como los zombies o como supuestamente son los demás fantasmas. Él tenía el color perfecto en la piel y lo único que quería hacer era lamerla. ¡Espera! ¿¡Qué!? Me aparté de mis pensamientos y me fijé en los ojos grises de Connor. Él me observaba divertido en silencio. Sabía que me torturaría después burlándose por haberme quedado como una idiota mirándole.

-Christine, ¿estás bien?- Me preguntó Kayla preocupada.

Me giré hacia ella y sonreí tratando de calmarla.

-Sí, lo siento. Es que... hoy no he podido dormir muy bien.- Me inventé.

-Oh.- Miró hacia sus manos y después, cogió un mechón de su pelo para jugar con él.- ¿Qué querías decirme?

-¿Te gusta Josh?- Fui directa al grano. Cuando Kayla me observó asustada y sorprendida, supe la respuesta y no pude evitar reírme.

-¿Tanto se nota?- Preguntó enrollando su mechón de pelo de nuevo. Estaba nerviosa.

Negué con la cabeza riendo. Si me di cuenta fue porque estaba en un momento en el que me estaba volviendo loca. Ella también rió conmigo aunque fue más bien una risa nerviosa.

-No te preocupes, a mi no me gusta. Además, eres muy guapa y amable, seguro que llegaréis a estar juntos.- Le dije. Y mis palabras fueron sinceras.

Ella sonrió y me dio un abrazo. Después, me soltó y se disculpó porque tenía que ir al baño. Cuando se fue, Connor volvió a molestarme. Desde ayer por la tarde aún no me había acostumbrado a su actitud insoportable de niño mimado.

-¡Las chicas sois muy raras! "Seguro que llegaréis a estar juntos".- Dijo poniendo la voz aguda fingiendo ser yo mientras movía las manos como un idiota. Después, puso los ojos en blanco y movió las cejas de arriba abajo.- Creo que yo sería una mejor opción que él.

Fruncí el ceño. ¿Acaso estaba pensando en tener algo con mi mejor amiga? ¿Una chica que estaba viva? Y, ¿por qué eso me molestaba?

-No creo que seas una mejor opción que él.- Dije indiferente. No quería que notara que eso me había afectado.

Connor sonrió y se acercó a mí hasta que pude ver los bordes negros de sus ojos que rodeaban sus iris.

-¿En serio? Teniendo en cuenta cómo me has mirado cuando me he quitado la chaqueta, lo dudo mucho.- Odiaba que fuera tan creído, pero a la vez me atraía. Mucho. Pero eso estaba mal porque estaba muerto.

La rarita y el fantasma popularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora