Calamidad

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Sus rodillas pasaron a rozarse por accidente y ninguno se atrevió a respirar hasta que el inocente contacto se perdió.

—He estado escuchado NBL, de locos —dijo Liam mirando directamente a los ojos mieles del hombre a su lado. No sabía muy bien que decir para romper el silencio, pero al menos había sido honesto y sabía que a Zayn le alegraría saberlo.

—Gracias hombre —respondió este elevando su mirada a la altura del rostro del castaño. Liam tuvo que tragar saliva por el hermoso escenario que las pestañas del moreno le ofrecían. Eran como una obra de arte.

Volvieron a quedarse en silencio unos segundos, ambos mirando la chimenea frente a ellos, intentando ahogar sus sentimientos con las palabras que no se atrevían a decir.

—¿Cómo está Bear? —preguntó el ojimiel un poco tímido.

—Genial, esta semana estuvimos intentando descubrir su deporte estrella —sonrió el rubio aún mirando al frente, feliz por el recuerdo de su hijo pataleando por no ser bueno en el soccer. Estaba seguro de que encontrarían el deporte perfecto para él, pero definitivamente no era uno donde tuviera que patear una pelota.

—Genial —respondió el moreno a secas.

El fuego de la chimenea al fin comenzó a entibiar la habitación. Zayn había olvidado encenderla durante el día y sólo lo había recordado cuando Liam le había texteado que estaba fuera, esperando.
El moreno aprovechó que Liam estaba distraído para mirarle con un deseo nostálgico. Observar su perfil, labios, nariz y cada vello de su rostro le provocaba un dolor hueco en el estómago. Dolía, su solo pensamiento dolía, aún más el tenerle ahí justo a su lado y no poder hacer más que mirarlo. Los latidos de su corazón se sentían cada vez más fuertes y temía que se escucharan desde fuera. Sabía que la idea era estúpida, pero no podía dejar de pensarlo.
Tragó saliva.

—¿Qué hay de Khai? —preguntó Payne.

—Con sus abuelos

Liam solo asintió con la cabeza.

Nuevamente no había tema de conversación y sólo eran ellos dos sentados en el sofá sin hacer absolutamente nada más que esperar volver a rozar sus rodillas.

—Sabes Zayn, creo que —Liam estaba a punto de despedirse y decir que toda la situación había sido solo una mala idea, pero el ojimiel le interrumpió.

—Te queda genial el rubio, me gusta —dijo.

El cumplido hizo a Liam sonrojar y decidió quedarse aunque fuera otro minuto —Gracias —dijo —Ya estoy acostumbrándome

—Te queda genial —repitió Zayn.

—También me gusta tu pelo, bueno, a ti todo te queda bien —sonrió el rubio mirándolo.

Zayn quedó boquiabierto y sin palabras por un segundo, Liam le parecía insoportablemente hermoso, aún más de lo que recordaba.

—No con diez kilos más de mi peso ideal —dijo haciendo alusión a lo que él consideraba estar gordo. Su peso era algo que le provocaba mucha ansiedad y aunque según su doctor estaba en un peso muy saludable, él no lo consideraba así. Se sentía feo, indeseable, inclusive había estado a punto de cancelar la visita de Liam porque le daba vergüenza que lo viera en esa vergonzosa condición.

—Estás hermoso para mí —dijo Liam con la voz casi quebrada, como si estuviera a punto de llorar. Apreciar la belleza de Zayn era su pasatiempo favorito desde que tenía memoria y como cada vez que el moreno sacaba su inseguridad en la conversación, no podía evitar dolerse. Necesitaba recordarle a su chico que era la criatura más bella en el planeta.

ᴢɪᴀᴍ ᴏs • ᴄᴀʟᴀᴍɪᴛʏ • ᴄᴀʟᴀᴍɪᴅᴀᴅ Where stories live. Discover now