Una Razón Para Vivir

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Al día siguiente, Chuck cumplió su palabra y aterrizó junto a Prim en el bunquer... Los arcángeles prefirieron no ir, para no distraer a Deán del tema principal.

Se trataba de dar las condiciones adecuadas, para que la pequeña de la familia, logre hallar una razón para vivir y no se la darían interfiriendo.

- ¡Buenos días! - Gritó Chuck al interior del bunquer

Esperaron, junto a su hija, que alguno de los cazadores apareciera, pero parecía que no había nadie en casa.

- Creo que salieron a cazar - Dijo Prim, decepcionada

Chuck sabía que no era así, pero evitó el tema de su omnipresencia con Prim, su poder como Dios, había sido el principal problema en la discusión de ayer.

Y no quería iniciar una nueva guerra con su hija...

- O... Tal vez... Se quedaron dormidos - Ciertamente Chuck escuchaba la respiración acompasada de los cazadores.

- Es muy temprano... - Dijo Prim apenada - Deberíamos regresar más tarde

- Mejor preparemos el desayuno, esos tres viven con hambre... Dejemos que el aroma a tocino y wuafles los levanten...

Prim estuvo de acuerdo y se fue a la cocina a preparar el desayuno con su padre.

- ¡Cómo en los viejos tiempos! - Exclamó Chuck, tomando el sarten.

- Viejos tiempos - Rsspondio Prim, sin mucho entusiasmo.

La verdad, los viejos tiempos, eran demasido viejos y ella no quería pensar en los tiempos en que ha venido estando escondida... Desde la caída de Lucifer.

- ¿Te sigue gustando el zumo de naranja? - Preguntó Chuck algo más nervioso, de lo que estaba hace unos segundos.

Prim tomó dos naranjas de la frutera y le señaló que sí, que aún le gustaba.

- No creo que dos naranjas sean suficientes - Los chicos necesitan ir de compras.

- ¡Si...! Yo... ¿A ti te molestaría, si yo.. Hago algo... De mi "magia"?

Prim no podía describir lo sorprendente que era, escuchar a su Papá, preguntando algo antes de joderlas... Era un avance algo extraño, pero le gustó y sonrió, por primera vez desde ayer... Con una pequeña sonrisa sincera.

Que Chuck interpretó como victoria...

- Creo que los chicos lo apreciarían... - Prim dejó las naranjas en la encimera y permitió que su Padre las multiplicara.

Chuck sintió que le picaba las manos, por poner más que sólo un par de naranjas extras en la mesa, se moría de ganas de hacer algo más, como zumos de distintos sabores, algunos pasteles... El famoso Pie, que comió la última vez que estuvo en el bunquer, pero se contuvo y sólo hizo algo pequeño... Moderado...

- Genial ¡gracias papá! - Dijo sincera Primogénita.

Chuck volvió a sentir que estaba haciendo las cosas bien y se puso manos a la obra con la sarten.

Fue tedioso para Chuck hacer todo de la manera humana, cortar, batir, mezclar, freír, cocinar... ¡Demasiados pasos! ¿Donde estaba la diversión de un solo tronar de sus dedos? Pero todo por su hija.

Y es que Prim sonreía a cada instante, en ningún momento lo miró con ironía, ni trató de ser sarcástica... Su adolescente ¡se comportó! Y para él, fue un triunfo.

- Creo que ya está - Dijo Chuck poniendo la última pila de wuafles sobre la mesa, que los chicos usan como comedor

- Se ve muy rico - Prim robó uno de la pila y le sonrió a Chuck mientras lo mordía - Ohhh santo cielo, pero... ¡que delicia! - No existe nadie como su padre en la cocina.

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⏰ Last updated: Oct 03, 2021 ⏰

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