Otro día más de muchos...

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Mirando las hojas caer de los árboles,los pájaros sobrevolando el cielo,ahí se encontraba Sarada Uchiha. Era una niña de lo más normal,o al menos eso se podía observar a simple vista. Pero ella era todo lo contrario,vivía atormentada. Estaba cansada,pues para los demás,ella no era Sarada,era "LA HIJA DE SASUKE UCHIHA". Eso ya la tenía agotada,hasta el punto de que tal vez inconscientemente le agarró algo de asco a su padre,puesto que ella siempre ha sido su sombra. Siempre que la veían,en vez de saludarla como la persona humana que es,el primer comentario solía ser del tipo: "¡Eres igualita a tu padre!" o " ¡Eres una versión de Sasuke en mujer jajaja!"
Eso era algo que la irritaba,pues ella no veía dónde estaba el parecido. Puede que tuviese su pelo,sus ojos,pero su mirada no,y mucho menos su carácter. Ella se consideraba tranquila,lógica,agradable,sensata,una chica sonriente.
Cuando era pequeña,conservaba los escasos recuerdos que tenía de su padre con mucho cariño,pero a media que pasaron los años,esos recuerdos se iban desvaneciendo poco a poco hasta no recordar nada de él.
Sarada miraba lo que la maestra escribía en la pizarra,y lo apuntaba en su cuaderno. Por un momento,quedó sumida en sus pensamientos,pero al poco tiempo,el rubio risueño que tenía como compañero de mesa,la sacó de sus pensamientos con un empujón.
-¿Estás bien? Hoy te noto más distraída de lo normal. -preguntó el rubio.

-S-Si,estoy bien,sólo estaba pensando,Boruto. -contestó la chica reaccionando al empujón.

El rubio le dedicó una amable sonrisa y volvió la vista hacia atrás para seguir conversando con un chico con el pelo recogido y una cara de no haber dormido,Shikadai.
Pasaron las horas hasta que tocó el timbre,avisando de la hora de salida. Sarada recogió sus cosas,las guardó en la mochila y se levantó. Al llegar a la puerta de la salida,una joven morena se acercó a la pelinegra.
-¡Hey,Sarada! ¿Nos vamos? -preguntó la joven sonriente.

-Lo siento,ChouChou. Hoy me apetece ir sola. -respondió la Uchiha declinando su amable oferta.

-En otra ocasión será. -pronunció la Uchiha mientras se alejaba.

Sarada se apresuró por salir de toda esa zona llena de gente que estorbaba su camino. Al cabo de un rato,se terminó por alejar de la multitud. Necesitaba despejarse,su cabeza estaba abrumada por demasiados pensamientos. Siguió caminando hasta pasar por el bosque de la aldea,el bosque que llevaba a un acantilado que desde su cima,podía apreciarse toda la aldea. Tardó una hora aproximandamente en subir allí arriba,al llegar,tomó una bocanada de aire y suspiró.Dejó su mochila sobre el césped,se sentó en el acantilado,dejando sus pies colgando mientras miraba al horizonte,se veía hermoso.
"Estoy harta de esta sensación de vacío. Día a día,noche a noche,siento como si un camión me pasara por encima,es agotador."

"Qué bonita es Konoha

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"Qué bonita es Konoha...Es tan grande que no encuentro sitio para mi..."

De los ojos de la joven comenzaron a brotar lágrimas,su voz se entrecortaba y su alma parecía romperse en mil pedazos.

"¿Dónde estás,Papá? ¡¿Porqué no estás aquí conmigo?!"
La joven mientras sollozaba,se acordó de que ahí arriba,nadie la podía escuchar,así que soltó todo su dolor,sentía su alma vaciar aquella ira que contenía.

Mientras tanto en otro lugar...

Sasuke tras luchar con un individuo,trató de agacharse a recoger unos pergaminos misteriosos que el enemigo había dejado al huir tras la pelea. En el vago intento de agacharse,su pecho lo detuvo con una punzada de lo más profunda. El pelinegro soltó un quejido,y se llevó la mano al pecho.
"¿Qué es eso? ¡Qué sensación más rara!"

En otro lugar...

Sarada dirigió su mirada hacia abajo,admirando la altura a la que estaba del suelo. Soltó un suspiro al ver la hora y decidió marcharse.
Al llegar a su casa,observó que el lugar estaba vacío.

Sus ojos comenzaron a llorar nuevamente,pues esperaba que su madre la recibiera con un cálido abrazo como solía hacer

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Sus ojos comenzaron a llorar nuevamente,pues esperaba que su madre la recibiera con un cálido abrazo como solía hacer. Arrastrando los pies se fue a su habitación. Dejó su mochila sobre la cama,colocó los zapatos milimetricamente rectos a un lado de la cama,dejó la mochila colgada de la silla del escritorio y se dejó caer vagamente en la cama. Sacó sus auriculares del bolsillo,desbloqueó su teléfono,y entre lágrimas y música ahogó sus sollozos y llantos con una almohada,el primer recuerdo que tenía de su padre. Sentía su corazón arder de dolor,su alma desgarrarse mientras apretaba con fuerza aquella almohada. Pequeños ruidos productos del llanto salían de su garganta,pero siendo entrecortados por sus cuerdas vocales. Alzó la mirada sobre su escritorio,ahí tenía una foto de su padre,al verla comenzó a llorar aún más fuerte. Agarró la foto y la apretó contra su pecho.

" ¡Papá...!" "¿Porqué eres así?"

No lograba dejar de torturarse con el recuerdo de su padre,ya ni recordaba cómo era su voz,o su mirada,ya no recordaba cómo se sentía un abrazo de él,ya no lograba recordar su olor,su aroma...

En busca de mi verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora