CAPITULO 45

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Nos detuvieron.
Bajo un alto porcentaje de alcohol, escándalo en vía pública y una guitarra robada. Nos subieron a una patrulla, dos hombres de entre 46 y 50 años y nos llevaron a los separos. Las luces llendo y viniendo me arrullaban, en tan solo unos segundos terminé quedándome dormido sobre el hombro de Jos.
No sé cuánto tiempo pasó, pero tenía las manos endormecidas por las esposas que nos hicieron usar. No somos maleantes y mucho menos peligrosos.
Desperté al sentir los jalones del policía, después desde el otro extremo de la patrulla vi a Jos besarse con el policía el cual le respondió con un puñetazo en la cara. Lo bueno o malo era que Jos estaba muy ebrio como para sentir el golpe.
Nos hicieron entrar en una reja y ahora, como en la película de "LES DEUX AMIS" dormimos tendidos sobre el suelo. Con una mancha verdosa sobre nuestras mejillas, como si perteneciesemos a algún tipo de secta y esta fuera la manera de reconocernos.
A la mañana, Jos llamó a Nana en busca de nuestras pobres y destruidas almas, y mientras nos encaminabamos hacía su casa nos echaba uno de esos sermones del por qué deberíamos tener cuidado, usando las palabras, jóvenes, muchachos y ya están grandes. Aunque la pena es mía, pues yo era mayor que Jos y además esto no debería haber sucedido sino fuera por que le metí la lengua hasta la garganta.

Llegamos a casa al rededor de las 11:00 am, Nana cocinó chilaquiles mientras Jos y yo tomábamos una ducha.

Cuando terminamos, Nana salió a jugar cartas con algunas vecinas que por lo que sabía ella era realmente buena. Jos y yo nos sentamos a desayunar, con la espalda torcida y a calambrados por dormir en el suelo.

-Se supone que eres mi amigo, deberías detenerme para no hacer estupideces

-Debo decirlo, como que esas cosas no son muy lo nuestro -me acaricie la sien y bebí un sorbo de café- ¿Crees que nos haya escuchado?

-Creo que él llamó a la policía -Confeso sin muchos ánimos-

-Tal ves deberías llamarle -Sugerí pues, estaba apenado y me sentía culpable por su rompimiento-

- No tiene caso, lo más seguro es que piense que tú y yo somos unos descarados. Además, aunque mi intención nunca fue engañarle o herirle. Ya desde antes lo engañaba contigo a pesar de que tú y yo no tenemos nada romántico.
No lo merezco, todo esto es mi culpa y tengo que aceptarlo.

-Lo siento Jos

-No es tu culpa de todos modos

CONTINUARÁ...
ALIVILLALPANDO

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