oveja negra

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~~~~~~~~OVEJA NEGRA~~~~~~~~~~~

La voz seria de sus padres, las voces de sus hermanos defendiéndolo, el siendo protegido en los brazos de su amada hermana evitando llorar, mostrando solo esa expresión cansada y aburrida, apretando sus puños para evitar estallar. Rememorando lo que inicio esa discusión, el solo solicito un pequeño permiso para salir el fin de semana, y un poco de dinero de ser posible, después de todo obtuvo buenas calificaciones, cumplió con las exigencias de sus padres, estaba en los primeros lugares. Y a cambio que recibió, nuevamente las mismas gastadas palabras, que ocultaban la verdad de ese conflicto, su sexualidad.

-“Todo joven debe trabajar al menos una vez durante su vida escolar”- ; o al menos es lo que dijeron, ordenaron indirectamente sus padres en esta y en anteriores discusiones, -“te ayudara a formar carácter, así ya no saldrás con esos “amiguitos” tuyos, ni desperdiciaras tu valioso tiempo en esos jóvenes y esos horribles partidos de baloncesto que solo te hacen una bestia, si tuvieras una novia podrías disponer de ese tiempo sin problema y darte ese dinero que pides, eres joven si deseas algo debes obtenerlo tú mismo, ya no eres un niño pequeño al que debemos satisfacer sus gustos obsesivos por los dulces, o comprar objetos que son innecesarios para tu vida escolar, o social. Tus hermanos no vivirán siempre con nosotros, ellos tienen sus propios gastos, y ya trabajan. Formaran sus propias familias, a tu edad ellos eran los mejores de su clase, si fueras el número uno no tendríamos problemas con cubrir tus exigencias. Porque no eres responsable como ellos, ellos no nos necesitaron en nada. Entiéndelo de una vez Atsushi Murasakibara”-.

Siempre era lo mismo, y tras aquellas palabras se escondía realmente el “porque no eres normal como ellos y sales con alguien de tu genero opuesto”, los avergonzaba, nunca obtendría la aprobación de ellos. Siempre fue la ovejita negra de la familia. Pero no por ello odio a sus padres ni a sus hermanos. Cierto que sus hermanos lo mimaban, en especial Megumi, su amada nee-chan, ella daba un poco de dinero para sus “gastos especiales o mimarse”, claro que lo hacía a espaldas de sus padres, al igual que sus hermanos; porque si sus padres se enteraran ardería el mismísimo infierno, y no quería escuchar nuevamente el sermón sobre madurar, dejar de ser perezoso, buscar un objetivo real en su vida, que el baloncesto esto, el baloncesto lo otro, el baloncesto no pagara tus cuentas, porque no eres normal, deja a tus “amiguitos”, Atsushi Murasakibara debes dejar de ser tan egoísta con tus padres ya no eres un niño, estaba harto de ello.

Estaba agradecido de que sus padres solo se enfocaran en su trabajo la mayor parte del tiempo, eso significaba menor presión para el que era el menor de esa gran familia, podría descansar y ser el mimado, imperfecto e infantil At-chan. En parte entendía a sus padres y los admiraba, lograron todo su patrimonio ellos mismos sin necesidad de ayuda de sus familias, nunca le falto nada que fuera necesario de forma material, eran un buen ejemplo a seguir, pero donde quedo esa parte afectiva que necesito de ellos, donde quedo ese amor que necesitaba, esa comprensión y pequeñas caricias, solo eran regaños y malas miradas de su parte.

Ese faltante quedo relegado a sus hermanos, tuvo suerte de ser el menor y tener esos maravillosos seres a su lado. Agradecía mucho a sus hermanos y hermana, ya que de ellos obtuvo aquellas muestras de cariño que tanto necesito, aquellos buenos consejos ellos se lo dieron, ellos lo escucharon, ellos limpiaron sus lágrimas y curaron sus heridas, sabían de su amor por el baloncesto, los dulces, conocían su sueño de ser un simple repostero; ellos eran sus confidentes y lo apoyaron en todo momento, principalmente ante su confusión respecto a su identidad sexual, no lo juzgaron, lo apoyaron y ayudaron a descubrirse, y sobre todo a aceptar que era pansexual; amaba a sus hermanos, porque ellos estuvieron siempre para él, en todos los sentidos, los amaba como si fueran sus verdaderos padres, pero muy en su interior él lo sabía eran sus hermanos, ellos lo mimaron, apoyaron y malcriaron, pero no eran sus padres y lo sabía muy bien.

Así que al meditar sobre todo esto, no querer perjudicar más a sus hermanos, y evitar más discusiones futuras, tomo una de las decisiones más importantes de su vida. Salió del protector abrazo de su hermana, cruzo la muralla comprendida por sus tres hermanos mayores, se armó de valor, uso a su favor su altura y coloco frente a sus padres. Solo dándoles una mirada afectiva a las personas tan valiosas que se encontraban tras de él, y una cansada y dolida a ambos adultos.

-padre… madre… lo hare trabajare para cubrir mis gastos innecesarios, no necesitan cubrir más que mi matricula estudiantil como lo han dicho, y mis gastos necesarios como lo han indicado, a cambio seguiré siendo un buen estudiante, tal vez no el mejor, pero seré bueno, seré tan buen hijo como mis hermanos, no causare más problemas, los hare sentir orgullosos, lo prometo. Un Murasakibara nunca rompe su palabra, lo he aprendido bien de ustedes. Me esforzare lo juro. Seré el mejor empleado y sabré lo que es ganar mi propio dinero para cubrir mis caprichos, valorare cada centavo que gane, y solo lo usare en lo que yo considere importante. Pero ahora ya no podrán obligarme a dejar el baloncesto, ni dejar a mis… “amigos”-como le dolió referirse a ellos así, él los amaba, los amaba como nada en este mundo, pero sabía que si decía alguna de esas palabras “novios, enamorados o parejas”, la discusión empeoraría, su corazón dolió por ello aún más- solo ellos podrán ordenarme, los que siempre han estado para mi apoyándome y criándome -miro a sus hermanos sonriendo de manera dulce para después regresar su vista vacía a sus padres- ustedes siempre serán mis padres, no tengan duda de ello, los amare incluso aunque ustedes no lo deseen y estaré muy agradecido de todo lo que han hecho por mí, pero ya no podrán obligarme a abandonar lo que amo y mis sueños, me retiro, tengan buena noche-

Sin escuchar nada más, salió tembloroso a su habitación y se encerró en esta, cayendo de inmediato en su cómoda y cálida cama.  Algunas lágrimas brotaron de sus ojos, y lloro, lloro en silencio. No miro el celular que reposaba a su lado, el cual no dejaba de sonar, por hoy no quería escuchar nada más, por hoy ya estaba harto, y no quería desquitarse con algún ser inocente.

Los gritos de sus hermanos y padres eran más fuertes, odiaba ser quien causara esas discusiones entre ellos, pero no era justo que quisieran obligarlo a hacer cosas que él no deseara. Esa pequeñez de pedir permiso y un poco de dinero, solo fue algo vago para detonar el centro de la verdadera discusión, disfrazada en encontrar trabajo, y lo sabía muy bien, por eso cedió a ello y dio sus propias condiciones. Pero que era lo que tanto molestaba a sus padres, fácil el baloncesto, querer ser un sencillo repostero, pero ante todo su sexualidad y sobre todo su actual relación con esos tres apuestos chicos que tanto amaba, realmente esa fue la razón de no querer darle un poco de dinero y permiso, a pesar de seguir perfectamente las reglas impuestas en su persona, apostaba su dulces de un mes por ello, todo era un teatro montado por ellos para que dejara a sus amados, para que regresara al buen camino, para que fuera normal; pero ¿Qué era ser normal? ¿Qué era lo correcto?, acaso estar con alguien y fingir sobre tus sentimientos, mentirte a ti mismo, si eso lo era bienvenida sea la anormalidad a su vida, él era feliz amando a esos chicos, si le atraían bastante por su físico a quien no les llamaría la atención tres chicos tan bien parecidos y buenos deportistas, ¡los tres eran adonis en vida por dios!, era tan afortunado de que alguien tan perezoso e infantil como el llamara su atención, por dios era como un niño gigante ante tres seres maduros,  y el sin su filtro social que solo alejaba personas; ahora que lo piensa ¿cómo rayos lo logro?, ¿qué les atrajo de su persona?, realmente era afortunado. Pero no los amaba solo por su físico, sino por las maravillosas personas que eran, con todo y sus defectos, que para él le parecían hermosos, eran pequeños rasgos que los hacían más especiales, los distinguían y que amaba tanto. Sus padres no lo lograrían, no señor, el no abandonaría aquellos que amaba y tanto trabajo le costó conseguir, no señor. Los amaba y nada, ni nadie los sacaría de su vida, preferiría dejar de comer golosinas, aunque eso significara no probar más ese dulce y empalagoso sabor, y sobre todo que sus reservas de energía para su gran cuerpo se fueran a la baja.

Por esta ocasión había sido tan valiente como sus hermanos, se enfrentó a sus padres, pero que causo, más y más gritos, los gritos eran molestos. Sabía que esto no terminaría aquí, ya mañana su hermana le diría la resolución de sus padres. No quería pensarlo más, mañana buscaría un trabajo, posiblemente en ese café que era su favorito y el de su hermana; algunas veces ayudo al dueño, posiblemente no se negara a contratarlo. Ya mañana pensaría en ello, por ahora lo mantendría en secreto de sus amados, no quería causar más problemas.

No quería escuchar más gritos, así que se colocó sus audífonos y comenzó a escuchar la play list que sus tres amados dulces crearon para él, quedando poco a poco en los brazos de Morfeo.

oveja negraWhere stories live. Discover now