primer trabajo, mi infierno o paraíso

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~~~~~~PRIMER TRABAJO, MI INFIERNO O PARAÍSO~~~~~~

Lo logro, obtuvo ese preciado y anhelado trabajo que tanto necesitaba para escapar de las peleas con sus padres, se sentía feliz, no más incesantes críticas y regaños, ja en su cara madre y padre. Atsushi Murasakibara lo logro solito, sin ayuda, el hablo por sí mismo con el dueño y de inmediato obtuvo ese trabajo, podría estar en esa preciosa cocina aprendiendo y preparando dulces pasteles, aunque algunas veces serviría como mesero y ayudaría en la contabilidad, pero eso era lo de menos, era un gran paso, un poco de experiencia hacia su futuro como repostero.

Pero contrario a todo lo que esperaba, la respuesta de su padre, la mirada de su madre y esa sonrisa en sus rostros lo perturbo y de cierta forma lo lastimo y confundió.

-"Perfecto Atsushi, así usaras bien tu tiempo, esos chiquillos que son tus "amiguitos" no podrán verte; aunque trabajes haz prometido no descuidar tus clases, recuérdalo. Mejor aún, estarás rodeado de bellas señoritas, podrías conseguir una novia, así dejarías de trabajar y te daríamos dinero para gastar con ella sin problema. Solo imagínalo una bella y educada señorita a tu lado, así como tu madre o tu hermana, tan dócil y grácil, que te apoye en todo momento" -su hermana dócil y grácil, ¿de quien hablamos?, su hermana era bella, pero dócil, educada, de eso no tenía nada, era una excelente actriz, toda una mujer de negocios, podía aparentar serlo en presencia de sus padres, la mujer perfecta, pero sin sus padres la verdadera Megumi salía, era una mujer fuerte, dominante, floja, que se desvelaba jugando videojuegos, leyendo manga, viendo anime, dibujando doujinshis con el como protagonista, una hermana acosadora en regla, una "madre" admirable y una obsesiva del cosplay, sus husbandos y toda esa mercancía- "será fácil con tu apariencia, ¿cómo serían tus hijos?, con tus genes unas bellezas como ustedes mis hijos, en un futuro podrás trabajar en el negocio familiar o heredarlo ya que ninguno de tus hermanos lo ha deseado, oh tenemos tantas esperanzas en ti"- su padre lucía una gran sonrisa mientras hablaba, ¿era su esperanza?, ¿heredar el negocio familiar?, dios él no quería eso, solo quería ser un simple repostero y tal vez en un futuro abrir su propia pastelería o un sencillo café, solo quería una vida sencilla, no estar inmiscuido en los negocios de su familia. Ja, una novia, no negaría que algunas mujeres eran bellas para él, y llegaron a llamar su atención, pero de que valía si siempre corrían y no se atrevían a ver al verdadero Atsushi, aquel que puede ser tan dulce como venenoso; como si el estar rodeado de bellas chicas cambiara sus sentimientos, que va, él era como un perro fiel a sus tres tesoros, el necesitaba sentirse correspondido y formar un fuerte vínculo como había hecho con ellos para amarlos, no entregaba su corazón a cualquier persona, aprendió que su corazón y sentimientos eran valiosos, lo aprendió de los mejores, sus hermanos. Ahora entendía porque ellos también mantenían a sus parejas en secreto, ¿porque sus padres tuvieron que enterarse?, ¿Por qué?, solo le bastaba que sus hermanos lo supieran y aceptaran, pero no, sus padres se enteraron por error de todo. No esperaba que llegaran ese día, tampoco sus hermanos lo esperaron, era una cena tan buena y todo se fue al caño por su propia boca, ¿Por qué sus padres parecían fantasmas sigilosos en su propia casa? Su tren de pensamientos se vio interrumpido ante una pequeña tos fingida por su madre que trajo a su padre a la realidad- "perdón me estoy adelantando al plan de vida que formamos para ti, pero eso si cuida tus palabras, no lo arruines Atsushi, se cómo eres realmente, deja de ser un niño mimado y vuélvete un adulto, eres un caballero no un niño, te hemos enseñado bien, debes ser maduro como tus hermanos, y enorgullecer a la familia, acaso no eres un buen hijo". - ¡pero que rayos, ellos nunca le enseñaron nada!, todo lo aprendió de sus hermanos, ¡y que si no tenía filtro social!, así lo amaban sus hermanos y sus tres dulces, eso lo hacía ser el, su honestidad era molesta cierto, pero prefería decirlo a guardarse esas palabras, el solo decía lo que veía nada más. Apretó sus puños y simplemente asintió como "buen hijo" saliendo de la sala.

Fue a su habitación, después de todo debía arreglarse para su primer día de trabajo, trataría de sacar su enojo de la mejor forma que conocía, horneando un delicioso pastel, le pediría permiso a su jefe para hacer una gran tarta de chocolate picante, tal vez podría ser agregada en el menú en un futuro, conocía al dueño por sus interminables visitas con su hermana y sus tesoros; y él siempre estaba abierto a nuevas y brillantes ideas, lo sorprendería, ese sería su nuevo objetivo, lograr que algunas de sus recetas favoritas se agregaran al menú y pasar el mayor tiempo posible en la cocina, evitaría ser mesero. Tenía malas experiencias en ello cuando ayudo en ocasiones al dueño, odiaba ser un caballero galante con extraños, odiaba los gritos de las chicas que siempre pedían su teléfono, o trataban de llamar su atención con ropa escandalosa, por dios ya eran bonitas no necesitaban de eso y el exceso de maquillaje, mejor no hablaría de ello. Pero lo peor era que el sitio siempre se llenaba y dejaba de ser tranquilo, fotos por aquí, fotos por haya, una fila enorme afuera, correr por la cafetería con pedidos, sonreír falsamente, que bueno que sus tres dulces nunca lo vieron así, seria vergonzoso.

Pero ahora se los diría, su tiempo con ellos no se vería afectado, fue cuidadoso al planearlo, ja en su cara padre y madre. No se avergonzaría, era su primer trabajo, un gran paso, y después de todo pasaría gran parte del tiempo en la cocina, adiós ser mesero más que solo por unos momentos. Estaban en su derecho de saberlo, e incluso podrían visitarlo en su trabajo, eso sería lindo, y le encantaría. Sería como cocinar para ellos, son sus musas al practicar nuevas recetas, y verlos sonreír era su recompensa. No podía esperar a decírselos. Así que sin dilación y como es su personalidad, sin dar más vueltas envió un mensaje por esa aplicación tan conocida antes de partir, después de todo ya era tarde, no quería ser un mal empleado.

"iniciaré a trabajar el día de hoy, ¡!sorpresa, sorpresa!!... Mido-chin no te molestes, Kazu-chin no te preocupes y no te estés riendo no es broma... Muro-chin deja de fruncir el ceño y no te molestes con mis padres... no se preocupen no disminuirá mi tiempo con ustedes, At-chan es listo... ¿podemos hablarlo después? ¿pueden venir a verme al trabajo?, es en un sitio que conocen muy bien, mi cafetería favorita.... Estoy nervioso, pero si los veo esos nervios desaparecerán... les he dicho que siempre están en mi mente y corazón... (◍•ᴗ•◍)❤ "

Al enviarlo, no espero respuesta. Tomo su querida mochila con algunos objetos personales, y salió de casa directo al trabajo. Nada podría salir mal, o al menos con esos pensamientos salió de casa.

Al llegar se cambió de ropa por un uniforme, ya había usado uno antes, pero este era más especial, era solo para él, ya no uno de repuesto, tenía su nombre bordado. Se sentía tan bien. Así que peino sus cabellos y con el permiso del dueño comenzó a hornear ese pastel de chocolate picante, en aquella cocina que ya conocía, se relajó tanto que no noto el tiempo pasar, hasta que la voz del dueño dio su sentencia.

- "At-kun, la tienda está llena ¿puedes ayudarnos afuera?" -

Y así su infierno se desato, debió prever que la misma escena de siempre se desataría, pero ¿que tenia de especial ese día?, no había ofertas, no se preparó nada especial, ¡porque se llenó la cafetería en un día que se suponía era de ventas bajas! ,así que sin poder negarse salió a su odiado infierno, siendo un caballeroso y galante mesero, soportando todo. ¿Qué más podía hacer?, fue su decisión trabajar, y no se arrepentía sin con ello podría asegurar un momento de tranquilidad y más bellos momentos con sus tres amados e importantes dulces. Valía la pena, si lo valía.

oveja negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora