CONSEQUENCES Parte 3 Trilogía (Terminada)

parte 9

Me gustaría decir que todo fue felicidad apartir de ese momento pero estaría mintiendo, tuvieron demasiados altos y bajos, al principio los padres y amigos de Lauren no estaban de acuerdo que la ojiverde estuviera con Camila, pero después que supieran la razón de todo entendieron y apoyaron a las chicas.

Apartir de ahí todos acompañaron a Camila en su proceso, habían días muy duros, días dónde el dolor eran tan insportable para la castaña que incluso el más mínimo ruido le hacía sentir que su cabeza podría estallar en cualquier momento.

Había noches en más que Lauren no dormía por estar pendiente de su amada esposa, noches enteras en más que miraba si aún respiraba, noche en las que el susto y la ansiedad era tan grande que no la dejaban dormir.

La pelinegra le tomo un tiempo aceptar la realidad que en cualquier momento perdería a Camila, las primeras semanas ella aún tenía esperanza de que quizás la castaña pudiera con aquella cruel enfermedad. Pero después de visitar a diferentes doctores todos llegaban a la misma conclusión. No había nada más que hacer por ella, solo debían hacerla sentir amada el resto de tiempo que le quedaba.

Y eso hizo Lauren, todos los días se despertaba temprano le hacía un rico desayuno, la ayudaba a bañarse y a cambiarse, con toda la paciencia y delicadeza del mundo soportaba los cambios de humores de Camila, la ayudaba a tomarse el médicamento e incluso la llevaba al parque todas las tardes para que pudiera respirar un poco de aire fresco.

Nadie dijo que fue fácil para la ojiverde, ella lloraba a escondidas por el futuro de su esposa, su corazón se estaba rompiendo a pedazos viendo como su preciosa castaña sufría día a día

- me duele mucho Lolo, ya no lo soporto - exclamó Camila llevando sus pequeñas manos a su cabeza

- lo se mi amor, ven acuéstate en mis piernas - la castaña hizo lo que Lauren le había pedido y acomodo delicadamente su cabeza sobre las piernas de la pelinegra

- mi carita redondita tiene ojos y nariz - empezó a cantar la ojiverde aquella canción de cuna que tanto le gustaba a su amada mientras le daba un pequeño masaje en su sien - y también una boquita para hablar y sonreír, con mis ojos veo todo, con mi nariz hago chis, con mi boca saboreo crispetitas de maíz - musito el último verso viendo cómo su linda camz se dormía tranquilamente