Capítulo 29: Tíos

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Reparar la Capital Celestial por completo tomaría al menos un mes, porque también era necesario terminar de registrar el Monte TongLu. De esta manera el Reino Celestial había pasado dos semanas ocupadas, y aun les faltaba un poco más de tiempo, mientras que la persona causante de todos los destrozos dormía la mayor parte de los días.

—Que bonita eres. —Shi QingXuan miró a la bebé que dormía entre sus brazos—. Ni siquiera haces ruido, ¿uh? Tienes un sueño pesado.

El Señor del Viento estaba sentado en el salón principal, Ban Yue y Pei Su estaban a su lado mirando el rostro apacible de XiaoTao. A diferencia de otros bebés, ella era difícil de despertar y solo lloraba en contadas ocasiones, sin embargo, su pequeño rostro se arrugó de repente y hubo una queja.

—¿Qué sucede? ¿ya extrañas a tus padres? —Shi QingXuan la meció con cuidado—. Solo dales unos minutos más.

Xie Lian y Hua Cheng ya habían decidido de qué manera iban a ordenar sus obligaciones, así que el Emperador Celestial solo recibiría informes y preguntas de Ling Wen mediante su matriz de comunicación privada. Los momentos que Xie Lian usaba para esto era cuando comía o cuando tomaba un baño, ya que esas eran las pocas ocasiones en las que dejaba a su bebé con otras personas.

En cuanto al Rey fantasma, él había relegado sus obligaciones a sus personas de confianza por todo ese mes. Él era un hombre bastante responsable cuando se trataba de su esposo, y quería ayudarlo lo más posible ahora que su hija había nacido. La ventaja que tenían era que XiaoTao no era un bebé común, era un ser nacido inmortal y sus necesidades eran menores que las de un ser humano.

Esa mañana ambos tomaron su baño juntos mientras Shi QingXuan cuidaba a XiaoTao, y esta vez usaron ese tiempo para relajarse un poco. Ambos se abrazaron dentro de la bañera en la que estaban algo apretados, compartieron algunos besos y Xie Lian apoyó su cabeza en el pecho de su esposo.

—¿El GuoShi no te dio una explicación? —preguntó él.

—Su única indicación fue escoger uno de los nombres, y ya que XiaoTao es una niña, ese debería ser su nombre. ¿A gege no le agrada?

—Oh, no es eso. Es solo que pensé que el GuoShi sería un poco más...

—¿Ceremonioso? —Hua Cheng vio a su esposo asentir—. El nacimiento de XiaoTao fue algo repentino, no hubo tiempo para explicaciones.

—Eso es cierto. De todas maneras, siempre será XiaoTao para nosotros. —Xie Lian estuvo en silencio por un rato, luego tuvo una duda repentina—. ¿San Lang quiere hacer algo para los primeros cien días de XiaoTao?

—El primer mes de XiaoTao puede ser solo para nosotros, pero sus cien primeros días serán algo para celebrar.

Xie Lian sonrió, pues él ya esperaba algo como eso. Conociendo a Hua Cheng y el gran amor que tenía por su familia, era natural que quisiera celebrar la vida del bebé que acaba de llegar a sus vidas. De seguro querría hacer una fiesta tan grande y deslumbrante que cegara los ojos de quienes se opusieron, y les demostraría todas las riquezas de las que su pequeña XiaoTao era digna.

Sonaba agotador el solo pensarlo, aún así, Xie Lian definitivamente quería que Hua Cheng lo hiciera. El gran Supremo deseaba tener una hija, y ahora que la tenía iba a querer presumírsela a todo el mundo.

—San Lang puede encargarse de eso, sé que lo hará bien.

Después de un rato ambos finalmente salieron de la bañera, se vistieron y Xie Lian vio a su esposo salir directo a arrebatar a su bebé de los brazos de Shi QingXuan. El Señor del Viento hizo un puchero cuando el padre de esta niña se la llevó, sin embargo, Hua Cheng lo ignoró y él tuvo que conformarse con tocar su propio vientre.

En el Pabellón del LagoWhere stories live. Discover now