CAPÍTULO 1

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NINA 

-¡AHHHHH! -dice mi madre desde las escaleras- ¿Qué hace todo esto aquí tirado Nina?

-Mamá, déjalo ahí luego lo recogeré -le respondo a mi madre con cara de asco y me pongo de nuevo a escuchar música.

Me encanta la música, es lo único que hace que me sienta evadida del mundo exterior. Mis padres se separaron el año pasado y no es que haya ido todo a mejor desde entonces, al contrario, todo ha ido a peor. Mi hermana de 18 años se ha ido de casa con su novio y mi hermana de 12 años ha empezado a estudiar en el mismo instituto que yo y se mete con todos sus compañeros. Yo tampoco es que me pueda ir de rositas, porque me meto con mucha gente que da asco. Sobretodo las que no pintan nada en mi colegio. Pero solo con la gente que no merece la pena estar en esta vida. Tampoco es que les haga mucho daño, pero algo sí porque así se arrepienten de estar en esta vida.

Una llamada Dolly (qué nombre más pijo, de verdad) es la perfecta. Con la que me meto siempre. Una vez la dejé inconsciente con mis amigos en una clase. Menos mal que no nos pillaron porque podría haber acarreado con más problemas de los que ya tengo.

-¡Ninaaaaaaa! -grita mi hermana desde el salón.

-¿Qué quieres ahora?

-Tía, necesito que me ayudes con mates. Son una mierda. No se me dan bien.

-A mí tampoco. Vete a preguntárselo a mamá.

Se va de mi desordenado cuarto y empieza a gritarle a mi madre porque ahora mismo está ocupada haciendo limpieza de la casa. Y, cómo no soporto cuando mi hermana está chillando como una mimada, me voy de mi casa. Ahora que es verano, no hay nadie con quien quedar. Están todos de viaje en unos sitios increíbles, mientras que yo, estoy aquí, con el calor que hace, con mi vida aburrida.

Hoy es sábado y tampoco está Dollop (la chica que os dije antes. La llamo así porque en inglés significa "masa sin forma" y ella es una gorda). Me voy a un parque de una calle más muerta que un cementerio. Allí veo a un niño pequeño, con unos ojos azules y pelo rubio. De unos 5 años. Con una madre guapísima y muy joven. Ahora esta cogiendo a su hijo en brazos y le está dando besos. Mírales, cómo se ríen. Ojalá mi padre hubiera hecho eso conmigo alguna vez. Lo único que le importaban eran las bebidas alcohólicas y sus estúpidos amigos.

A mí, mi madre nunca me ha hecho la cena, siempre venía una cuidadora y estaba en mi casa. Era como mi madre, hasta que hace dos meses falleció por cáncer de pulmón, de fumar tanto. Todo un clásico.

Me pongo a mirar Instagram. Todos subiendo historias de sus magníficos viajes. Qué envidia. Mi madre no gana lo suficiente ni para trasladarnos a otra cuidad a vivir mejor. Trabaja con el padre de esa asquerosa Dollop. Sus padres deben de alimentarla muy bien porque tiene de todo. O al menos eso parece, está gordita, tiene gafas de Vogue, unas Converse...aunque a veces se pone la misma ropa. Yo tengo un iPhone pero yo me lo compro todo con mi dinero.

Al final de la calle está saliendo un coche con dos tíos con música a tope. Y se recorren toda mi calle a 100 kilómetros por hora.

-Qué imbéciles, no tienen otra cosa que hacer -dice una chica que ni conozco.

-Tan imbeciles como tú, chica -le respondo y me mira con cara amenazante. Tiene pinta de ser una de esas chicas que están todo el día en la calle buscando líos con la gente y solo traen problemas.

-Mira chacha, no sé quién eres pero mejor que ni te acerques a mí. 

-¿No tienes otra cosa que hacer que malgastar tu vida en la calle como una miserable?

Se hace un silencio enorme entre aquella chavala y yo. Hasta que decide hablarme.

-Mejor que te vayas de esta calle o habrá problemas -me advierte con una cara que cuesta creer que algo realmente malo va a pasar.

-No sé de qué eres capaz de hacer, así que al igual que esta calle es tuya, es mía. Así que me quedo. Al menos esto es lo más divertido que hoy va a pasar.

-Vale, tú lo has querido -termina diciendo y se acerca completamente a mí. Es más bajita que yo y tiene ojos azules. Creo que nunca me he encontrado con ella. Me mira fijamente. Detrás de ella aparece un chico rubio. A penas puedo ver más, ya que aún sigo mirando a la chica. 

-Tienes un minuto para marcharte o te falta calle para salir corriendo -me advierte aquel chaval.

-Si os pensáis que me voy a marchar de aquí, estáis muy equivocados -vuelvo a replicar.

-Mira, eres idiota. Tan idiota que... -intenta darme un puñetazo pero lo esquivo y le doy en toda la barriga. La chica viene y me intenta perseguir pero no corre lo suficiente. Al contrario del chico, que se recupera del golpe y me persigue. Una anciana que andaba por ahí empieza a gritarle a los chicos cosas como "¡Iros a vuestra casa, imbéciles!" "¡Siempre igual, siempre metiéndoos con la gente!"

Los dos se marchan y el chico, que seguro que me conoce, me dice que ya nos veremos. Si algún día les pillan mis amigos ya no irán de tan graciosos. Eran muy débiles, también lo digo. 

Estoy cansada y me vuelvo a casa. Mi madre me pregunta que dónde había estado pero ya es que me da igual todo y me subo a mi cuarto. Tengo ganas de que empiece el instituto este curso porque me voy a ir a Miami a estudiar este año. A todos los de la clase les han hecho una oferta y mi madre la ha aprovechado. 

Por fin estaré sin ver a mis hermanas y sin tantas cosas en la cabeza. Será una experiencia increíble aunque esté alejada de mi madre... Pero necesito marcharme aunque sea con los de mi clase. 

DollopWhere stories live. Discover now