Love me again.

4. Ya estoy disponible

— ¡Estoy en casa, Fushiguro!

Se sintió bien al gritarlo, apenas habían pasado unas horas desde que llegó a esa residencia y ya sentía que era su lugar seguro, su nuevo hogar.

Sin embargo nadie respondió.

— ¿Fushiguro?— Asomó su cabeza por la entrada del comedor, pues era donde había observado que pasaba el tiempo fuera de su habitación, además del jardín con sus perros.
No encontro a nadie pero si una hoja de papel sobre la mesa y con su característica letra bien hecha hizo que se preguntara ¿Satoru se habría dado cuenta que la nota de su renuncia había sido escrita por Megumi?

"Me llamaron desde temprano para una sesión de fotos.
Dudo que tardes más que yo, así que ve a buscarme en cuanto llegues a casa."

Al principio no se percató el por qué le habría dejado una nota, siempre podría llamarle a su celular sin ningún problema.

«Ah, cierto, lo apagué.»
Suspiró y se dirigió a su habitación designada, esa que estaba casi vacía pero con mucha paz para su anterior agetreada vida.

— Lo logré.— Elevó los brazos tratando de sentirse bien en el proceso pues aún le tenía melancólico el hecho de divorciarse
Se retiró el saco del molesto traje que vestía, lanzadolo a alguna parte del dormitorio.

Se vistió con la ropa cómoda que solía usar porque definitivamente ya le sofocaba el cuello de la camisa ajustada que usó para ir a su confrontación con Satoru.
Aún tenía bien presente su rostro angustiado, sacándole una lágrima al recordar.
Era bueno que por al menos una vez Satoru se sintiera miserable, eso era lo correcto ¿No?
Aún así, no entendió por qué se deslizó por la pared hasta tocar el suelo, abranzando sus piernas y escondiendo el rostro en ellas.
Tampoco entendió por qué sintió esa tristeza abrumadora que le desgarró como la primera vez que el albino le humilló abiertamente.

Ahora que se separaría, ya no tendría que soportar una infidelidad por semana.
Ya no tendría que lidiar con todas las discusiones que se generaban.
Todas las veces que pelearon a gritos y a golpes, por fin se disolverían.

Ya podía ser libre.
Libre de una persona que blasfemaba el nombre del amor.

Se permitió maldecir un poco la existencia de quién alguna vez le prometió el mundo entero, llorando por los momentos en lo que fue feliz, no solo con él, sino también con personas que cambió por la compañía de alguien que le traicionó.

Luego de desahogarse por unos minutos, lavó su rostro y salió de casa, asegurandose que cerró bien la puerta y no olvidaba la llave (cosa que le pasaba bastante seguido), pensó que sería mejor ir por un camino que sabía de memoria así que con velocidad se dirigió a aquel lugar.
También encendió su celular para ver la hora, ya le importaba un carajo si el albino le había enviado algún mensaje desde alguna otra cuenta que él no conocía.

"Llegaré pronto ฅ^•ﻌ•^ฅ"

Le escribió a Fushiguro simultáneamente al correr, teniendo cuidado de no chocar con nadie a su paso, aunque claro, no pudo evitarlo lo suficiente y varios hombros golpearon contra los suyos, llevándose reclamos de desconocidos en el proceso.

Al llegar a su destino, con el corazón casi saliendo de su caja torácica pero con la respiración bastante regulada, no pensó mucho para entrar al edificio y sin ninguna identificación, solo dando su nombre lo dejaron pasar sin problema.
Ahí dentro se encontró con distintas personas y entre ellas Megumi era el centro de atención.

¿Y cómo no lo sería? Si posaba de manera espléndida, con ropa que acentuaba los rasgos más delicados del joven, haciéndolo lucir como la estrella que era.