Parte única

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*Nota: las partes con cursiva son cosas que sucedieron en el pasado.

El sonido de las olas, el aroma de la brisa marina le brindaban una gran nostalgia. Estaba en casa una vez más, aquella casa llena de recuerdos, llena de risas, llena de amor. Sonrió ante los recuerdos, fue su primer hogar, allí se estableció con Louis después de todas las dificultades que atravesaron para poder estar juntos.

No lo habían pensado demasiado, en cuanto llegaron a aquella tranquila isla cercana a Italia decidieron que allí era donde querían vivir el resto de sus vidas y Louis como la persona impulsiva que era en ese entonces compró de inmediato la propiedad.

Estaba lejos de ser la vivienda perfecta, tuvieron que hacer varios arreglos y remodelaciones, pero era su nido de amor. Aún recordaba como si hubiese sido el día de ayer cuando Louis lo cargó entre sus brazos por el umbral de la puerta, inauguraron el lugar entre caricias y besos apasionados. Ese lugar fue testigo de noches de pasión, días de alegría y momentos de desventura, porque si, efectivamente las cosas no siempre fueron perfectas, pero el amor siempre lo superó todo.

Había estado tanto tiempo lejos de esa casa, desde que tuvieron que mudarse de regreso a Londres por cuestiones de trabajo de ambos.

—Hazz, sabes que la propiedad no es lo que hacía nuestro hogar ¿no es así?....Volveremos aquí de nuevo y me aseguraré de hacerte el amor en cada rincón de la casa para desquitar el tiempo que no estuvimos allí.

Sonrió ante ese recuerdo, tal vez nunca volvieron a vivir en esa casa permanentemente, pero Louis se encargó de cumplir su promesa. Estaban locos y enamorados.

Lou... aquí pueden vernos...

Entonces se morirán de envidia gatitodescendió por su tórax besando cada centímetro de este, hasta llegar a la hombría del más alto. El rizado se encontraba nervioso pero cedió al placer que le provocaba la cálida boca de Louis.

El castaño lo había tomado en aquel preciso lugar en el que ahora se encontraba parado, tenía suerte de que las paredes no hablaran, porque si fuera así se moriría de vergüenza con su pobre hijo que era quien ahora habitaba la propiedad. Una melodiosa voz lo sacó de su ensoñación.

—Abue Hazzy! — una pequeña figura se aferró a sus piernas, la reconocería donde fuera, su querida nieta Eloise, tenía los mismos ojos azules que Louis y su hijo. Tomó a la niña entre sus brazos y entró en búsqueda de su vástago. Recordó cuando decidieron dar aquel paso, Harry siempre había querido tener hijos, pero Louis se encontraba inseguro por ello, no porque no quisiera, si no porque no sabía si podría ser un buen padre. Sus dudas se dispersaron cuando tuvo a su retoño entre sus brazos.

Harry recordaba eso como si fuera ayer, la imagen de su amado admirando a su dulce James con aquella sonrisa que le marcaba las arruguitas al costado de sus ojos. Nunca creyó que podría ser más feliz de lo que era, hasta ese momento.

—Pa — el rubio lo estrechó entre sus brazos — te extrañe demasiado.

—Es bueno estar de vuelta, pequeño.— dijo mientras le revolvía el cabello.

—Paaaa... tengo 26 ¿sabes?

—Siempre serás mi pequeño.

—¿Estás seguro de que puedes cuidar a Eli mientras nos vamos el fin de semana? Anikka y yo podemos contratar una niñera.

—¿Y privarme de la compañía de mi princesa? Eso sí que no muchachito.

—Amor, tu padre cuidará bien a nuestra niña.

—Soy grande papi, ya tengo 6...— interrumpió la pequeña.

—Así es peque, tú me cuidarás a mi ¿no es así? — añadió el ojiverde haciendo girar a la niña en el aire entre risas.

Coming HomeWhere stories live. Discover now