Era un día normal como cualquier otro, me encontraba en Alexandria acomodando latas de comida en los estantes, hasta que oigo como mi mejor amigo dice mi nombre.
Carl: ¡T/N! -dijo gritando-
T/N: Si? -dije hablando, pues él ya había llegado al lugar en el que yo me encontraba-
Carl: ¿Qué opinas?
Abrió su cuaderno y me enseñó un precioso dibujo de él y su hermana, Judith.
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T/N: ¡Wow! Es precioso Carl -dije con una sonrisa en mi rostro-
Carl: ¡Gracias! -dijo él, también sonriendo- Tengo cosas que mejorar pero creo que está bastante bien.
T/N: No, es perfecto. -murmuré sin dejar de contemplar el precioso dibujo frente a mis ojos-
Carl: ¿Eso crees?
T/N: ¡Claro!
Carl: Puedes quedartelo si quieres.
Comenzó a arrancar lentamente la hoja de su cuaderno para luego acercar su mano hacia mí.
T/N: ¿Enserio?
Carl: Si, enserio -rió por mi expresión de sorpresa-
T/N: ¡Muchas gracias!
Tomé su dibujo encantada y lo abracé con todas mis fuerzas.
T/N: Te quiero, mucho.
Carl: Yo también T/N...
Y así permanecimos por varios segundos, hasta que en un momento llegó Rick, el padre de Carl, por lo que tuvimos que separarnos.
Rick: Carl, necesito que me acompañes, vamos a buscar provisiones, hoy los salvadores vienen.
Carl: Está bien papá.
Me miró, me dedicó una dulce sonrisa y se fué con su padre. Di media vuelta y seguí acomodando las latas de comida en los estantes hasta terminar con todas, no eran muchas.
Una vez que terminé con mi trabajo, fui a donde se encontraba Carol, antes de entrar a la cocina sentí un aroma exquisito.
T/N: ¿Galletas?
Carol: ¡Correcto!
T/N: Ah, adoro tus galletas.
Carol: Lo sé -dijo con orgullo, rió y siguió con lo suyo-
T/N: ¿Necesitas que ayude en algo? Ya terminé de acomodar las latas.
Carol: De hecho, sí ¿podrías llamar a Daryl? necesito hablar con él.
T/N: ¡Claro!
Me retiré del lugar en busca de Daryl, busqué por todos lados pero no lo encontraba, supuse que estaba cazando así que fui a buscarlo al bosque.
Si, fui sola al bosque, pero aunque no lo parezca, sé defenderme, o eso creo...
Una chica de 16 años, sola, en un bosque... sería estúpido, si no estuviéramos en medio de un apocalipsis zombie, claro.
Saber defenderme no me sirvió en ese momento, nadie me estaba atacando, solo que... me perdí, puedo ser fuerte pero también soy distraída.
Al darme cuenta de que no tenía idea en donde me encontraba entré en pánico, no podía gritar para pedir ayuda, eso atraería a los caminantes y quién sabe cuántos podrían venir juntos, no tendría oportunidad contra tantos.
No sabía que hacer, lo único que había a mi alrededor eran árboles, árboles y ¡oh! más árboles.
¿Ya mencioné que cuando estoy asustada puedo llegar a desmayarme? ¿No? Bueno, adivinen quién se desmayó en el medio del bosque... Así es, yo.
.....
Desperté... Al menos no estaba muerta, eso es bueno.
Miré a mi alrededor, mi cabeza daba vueltas y vueltas, hasta que mi mirada se detiene al ver un sombrero muy parecido al de Carl sobre la cabeza de un chico muy parecido a Carl.
Algo me dice que es Carl.
T/N: ¿Carl?
Carl voltea rápidamente hacia mi e inmediatamente sonríe al verme.
Carl: ¡Gracias a Dios que estás bien! -se acerca a mi y me abraza-
Sí, definitivamente era Carl.
Puede parecer un muchacho reservado, hasta un poco rebelde, pero la realidad es completamente diferente.
Conmigo es el chico más sensible y atento que jamás he conocido... Algo que amo de él ya que mi corazón palpita fuertemente cada vez que tiene este tipo de actitudes conmigo. Lamentablemente estoy segura de que él no se siente de la misma manera conmigo.
T/N: ¿Cómo llegué aquí? -pregunté confundida-
Carl: Yo te traje.
Lo miré con los ojos entrecerrados, no le creía, este chico no tiene la fuerza suficiente como para levantarme.
Daryl entró a la habitación y sonrió al percatarse de que estaba despierta. Ahora todo tiene sentido.
Daryl: Me alegra que estés bien pequeña.
T/N: Gracias por salvarme la vida Daryl. -dije riendo un poco, agradecer algo así en una situación como en la que vivimos puede llegar a ser muy usual-
Daryl rió al escuchar mis palabras.
Daryl: Yo no te traje aquí pequeña, fue este hombre de aquí. -señaló a Carl burlón- comprendo tu confusión, pero este chico tiene más fuerza de la que parece.
Despeinó un poco mi cabello de manera cariñosa y se retiró de la habitación, dejándonos a Carl y a mí solos.
No pude evitar mirarlo y reírme en su cara, se lo veía ofendido pero con una pizca de gracia.
Carl: No le encuentro lo gracioso.
Tapé mi boca para ahogar las risas mirándolo obviamente aún queriendo reir. Su cara se convirtió en una mueca, era obvio que estaba intentando no reír.
En un movimiento rápido me tomó entre sus brazos y me levantó de la cama, cargándome como a una princesa.
