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Adriana Montesinos nos regala una breve historia donde la fantasía y lo real se unen, creando una historia que involucra acontecimientos que suelen tomar terreno en algunas de las familias y una realidad ajena a la nuestra. Una realidad que nos transporta a otro mundo, donde los demonios forman parte de la vida de nuestra protagonista.
Lila siendo tan inocente y pequeña, sufre distintos tipos de maltratos por parte de sus padres, quienes han dejado de verla como tal y sólo son capaces de observarla como la persona que debe encargarse de los quehaceres del supuesto hogar.
Alzabú, un demonio que no había mostrado sentimiento alguno a lo largo de su infinita existencia, se ve enternecido y encantado por aquel ser tan puro y dulce como lo es Lila. Tras los diferentes hechos de los que ha sido testigo, esos que de alguna manera han marcado a Lila, busca la manera de ayudarla y salir a la luz frente a ella.
Brindándole su apoyo y cariño, la pequeña comienza a llamarle "papá", lo que ha causado conmoción en el demonio, él le ha hecho sentir el amor que sus "padres" no han sido capaces de darle. Con la ayuda de su compañero de romances clandestinos, Alzabú logra idear un plan para sacar de aquel sitio a Lila. Dándoles a cada uno de los "padres", el castigo que merecían recibir ante todo el daño ocasionado a su pequeña, a su hija, de esta forma ellos pueden trasladarse a otro lugar, buscando y encontrando la felicidad que la pequeña tanto anhelaba y la que el demonio complementaba junto a su fiel amante y su hija.
De esta manera, esta corta historia nos deja ver que el amor puro no siempre podrá venir de las personas que nosotros creemos que deben dárnoslo, sino de los seres que de forma inesperada aparecen en nuestras vidas, seres que en lo más mínimo podríamos imaginar que serían capaces de darnos lo que tanto merecemos, amor y felicidad.
