Único

115 34 3
                                    

Halloween.

Oh, Halloween.

Una fecha amada por muchos adolescentes que disfrutan las fechas para armar grandes fiestas y divertirse, donde los niños piden dulces y espantan a quienes se les atraviesan.

Una travesura por aquí, una risa por allá, y un pequeño susto que lograr.

Oh, Halloween, la fecha con más misterios, brujos y encantos. Donde las pesadillas se vuelven realidad.

¿Alguna vez has escuchado aquel decir acerca de que el 31 de octubre es cuando las puertas del inframundo y lo paranormal se abren, permitiendo que salgan los demonios, engendros y espectros a hacer de las suyas?

De seguro, te han dicho que solo es un cuento para asustar a los pequeños, pero ¿será acaso eso verdad?

Lo que se suponía debía ser una fecha llena de gritos, bromas y dulces, en un pequeño pueblo situado en Daegu, se había convertido en uno de las noches donde el que se duerme pierde. Sus calles se pintaban de soledad y los malos augurios de los ancianos ya se hacían escuchar.

"—Cierren bien las puertas y ventanas, ya vienen. Hoy es el día de su encuentro, ¡cuidado si se quieren pasar de listos! ¡Ellos no tienen piedad! Los amantes de la noche se acercan, estén atentos si no quieren morir".

La noche comenzaba a caer y un par de ojos carmesí brillaron en la oscuridad de aquella polvorienta cripta, y un hombre alto de espalda ancha y cuerpo levemente tonificado cubierto por completo con un traje negro que resaltaba en contraste con su pálida piel, hizo aparición.

Miro poco complacido las ofrendas de animales muertos a sus pies acompañados de rosas marchitas, aquello no iba a aplacar su hambre y ni siquiera sus ruegos tentarian a su inerte corazón, había escuchado el llanto y crujir de dientes de los pueblerinos pidiéndole que los deje en paz, pero nada lo haría cambiar de parecer y solo lograban su enojo hacer crecer.

Cada año lo hacen peor.

Con un solo movimiento de sus dedos mando lejos aquellas simplezas que los mortales comunes osaban llamar ofrendas.

Patético.

Y una vez el sol se oculto por completo y la Luna de alzó solemne en el cielo, emprendió vuelo hacia aquel cultivo abandonado al que nadie nunca se había atrevido a entrar.

La única razón por la que se había quedado en aquel pueblo era aquel cultivo de maíz, no le importaba nada más. El solitario y silencioso bailar de las espigas sin cortar era cautivadoramente triste, pues entre ellas se haya un gran tesoro que el príncipe de la noche espera con ansias todos los años, ellas eran las únicas espectadoras de la magia que sucedía cada 31 de octubre.

Descendiendo con cuidado entre las espigas, se posó delante de aquel espantapájaros que colgaba de una cruz y que en algún momento solo fue un mortal más.

Una sonrisa ladina surco por sus labios al momento de morder de su gran mano y que de esta comenzara a caer un espeso líquido casi negro, tomando un poco de su sangre con uno de sus dedos dibujo en la frente del muñeco una cruz invertida comenzando a pronunciar un antiguo conjuro que se sabía de memoria.

Solo fue cuestión de segundos para que las extremidades antes hechas de paja ahora sean de carne y hueso, y un nuevo corazón empiece a latir.

El vampiro quedó hipnotizado por su chico de blancos cabellos, nariz respingona, cuerpo esbelto, labios acorazonados y ojos almendras que se mantenían cerrados.

—Hoseok, despierta. Amor, ya es hora.

El, antes espantapájaros, abrió lentamente sus ojos hasta toparse con aquellos candidos carmesí que lo esperaban todos los años. Ahí estaba Kim Taehyung, el temido vampiro que cuidaba de él todo el año y que lo esperaba sin falta a su resurrección.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 10, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

➹Espantapájaros || Vope O.S. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora