Capítulo XI (Frank)

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Hacía tiempo que había cerrado mi corazón con llave y como todas esas cosas que algún día escondes bien para encontrarlas mejor, la perdí o más bien, no quería encontrarla. Hasta que sus ojos cruzaron mis calles, ahí todo cambio, solo porque ella apareció en mi vida, culpable de mi falta de aire y de mis pensamientos cursis sin sentido,  motivadora de mis sueños, logró algo que nadie había logrado desde la muerte de lo que antes yo entendía por amor... que desenterrara esa llave.

Conocía de más a Victoria, había dedicado mi tiempo a analizar cada una de sus acciones y por qué las hacía. Como cuando estaba muy nerviosa y no dejaba de tocarse el cabello aunque lo tuviera perfectamente peinado o cuando tenía una exposición importante en algunos de sus talleres y a la hora de hablar siempre miraba a la pared del fondo para evitar cruzarse con alguna mirada y olvidar el texto, ella no sabía que la observaba pero asistía a todos sus foros. O cuando escuchaba música con sus auriculares al máximo y susurraba la canción, pensando que solo movía los labios pero no, si escuchabas en silencio podías escuchar su voz o lo feliz que se ponía cuando llegaba el momento del día de su shot  de cafeína, ella no se ha dado cuenta pero cuando le pide el café a Sara, la chica de la cafetería, los ojos le brillan como niña pequeña.
Y esa noche que la tuve entre mis brazos, que pude sentir su calor, que la sentí tan frágil junto a mí, tuve todas las ansias existentes de protegerla como si fuera un frágil cristal, ver sus lágrimas correr por sus mejillas y sentir su voz rota cuando hablaba de un sueño al que le ponía fin aquella madrugada, sentir junto a ella el daño que le hacía que toda su vida se hubiera volcado de cabeza, provocaba en mí una angustia inimaginable, más de la que me gustaría admitir. El simple hecho de tomar sus manos y tener un intento fallido tras otro de calentarlas me causaba frustración y rabia. Saber que todos estos años ha estado luchando con una enfermedad horrible y que yo no he hecho más que fastidiarla día tras día. Abrazarla bajo la luna y que ella me correspondiera solo un instante, fue mi clímax.

—Hey tío, ¿cómo te fue con Vicky? ¿Pudiste contarle todo?

—No, tengo que colgar Marcos, hablamos después.

Cerré la puerta de mi habitación y  apagué el móvil, esa tarde solo quería dedicársela a Victoria, quería saber todo sobre su enfermedad y castigarme una y mil veces en mis pensamientos por no haber estado ahí para ella, por no ser su soporte como la noche anterior.

Pasadas tres horas sabía que la bulimia es un trastorno alimentario en el cual la persona sufre atracones de comida o tiene episodios regulares de consumo excesivo de alimentos experimentando pérdida de control. La persona utiliza entonces diferentes métodos, la inducción al vómito o el abuso de laxantes, para evitar subir de peso. También que las principales causas eran la baja autoestima, la ansiedad,  la depresión y que su tratamiento consistía en antidepresivos, terapias de grupo y la realización de ejercicio físico constante.

Mientras más investigaba más me costaba creer que la chica que se paseaba por mi cabeza la mitad de las horas del día era aquella chica. Google y yo no podíamos estar hablando de la misma persona. Victoria era alegre, inteligente, muy pocas veces estaba triste o deprimida. Sabía que tenía problemas de aceptación por conversaciones que, erróneamente, escuchaba por los pasillos de la escuela pero de ahí a ser bulímica, había una gran diferencia. Definitivamente no sabía que iluminaba todo a su paso.

Tenía muchas interrogantes y quería que ella me ayudara a resolverlas y a la vez que me permitiera acompañarla en este camino, aunque quizá había llegado un poco tarde. Quería cuidarla, quería ser su protector y si ella no me lo permitía, tendría que hacerlo en la sombra.

Así fue como empecé a luchar contra algo que pocos sabían que tenía... miedo. Miedo a sentir, a que me rompieran, miedo a que la herida fuera tan profunda que tardara años en cicatrizar, miedo a exponerme, a enseñar lo que ocultaba mi mirada. Y cuando creí que podía filtrar todo lo que mi alma sentía, ya era tarde, porque ya tenía mariposas en el estómago y había llegó el jaque mate del destino, me había enamorado... otra vez.

Espero les guste ambos capítulos, un besazo enorme🤗.

El camino hasta ti [# El Camino I] ✔ [Completa]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon