CAPÍTULO 3

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EL NIÑO.

04/11/2022

3:23 A.M

Me desperté, mi mente estalló como siempre, y sentí la felicidad que me hacía seguir aunque mi vida estuviera llena de problemas.
Me levanté, eran las tres de la mañana y supe que iba a ser un día importante, habían cosas que hacer y eso era lo que me motivaba.
Me lavé la cara. Mi buen amigo se había lavado los dientes antes de dormir. Tenía la sensación de que me estaba viendo entre su sueño profundo. Observé mi reflejo en el espejo por unos segundos. Habían muchas cosas para mí allá afuera.

Sali de la casa cuidando mis pasos. Llevaba la ropa de mi buen amigo. Últimamente se vestía bien, así que no me molestó llevarla.
Eche un vistazo a las casas de al lado, me encorve un poco para que nadie notará la diferencia, aunque sabía que todos la notaban. ELLOS VEÍAN UN DESTELLO EN MI MIRADA.

En ese momento mi vecina salió de su casa, silbo y chasqueo los dedos. Entonces voltee y la saludé fingiendo amabilidad. Fingía muy bien ya que me lo creía.
La mujer era de complexión mediana y era un poco más baja que yo. Y como casi estoy seguro de que mi buen amigo no se los dijo: yo era de altura promedio, bien parecido y de complexión delgada. Con el pelo corto, este teñido de azul claro y con varios tatuajes en los brazos y cuello.
La mujer, que se llamaba Alondra, me dijo:

-Te estuve vigilando en el día... ¿Me vas a pagar?

-Si, ya sabes que si. - le conteste con una sonrisa.

Cuando me le acerqué para darle el dinero ella sonrió, no de una forma amigable ni coqueta, sino con un brillo en sus ojos, uno lleno de maldad y morbo. Al arrebatarme el dinero, me dijo:

-No se si tu estas loco o yo estoy más loca por seguirte la corriente.

-Se le llama búsqueda de placer. - le contesté con una sonrisa retorcida.

La sonrisa desapareció del rostro de la mujer. Me dijo:

-Voy a llamarle a los del anexo. Ya hablé con tu papá. Me dijo que estaba bien.

-Solo fue una vez, Alondra, ¿Que?, ¿Te enamoraste?

La mujer me miro y sonrió, ahora sí de forma coqueta. Contestó:

-Solo fue una vez, pero pueden ser dos, ¿No?

-No. - Contesté y me di la vuelta. - Ve y atiende a tu esposo. Sé una buena mujer.

La mujer gritó una maldición y escupió en el suelo. Solo me rei en mis adentros y continúe caminando.

Caminé por la calle, saqué el celular y revisé los mensajes. Se notaba la soledad que cargaba mi buen amigo. En realidad me sentí triste, muy triste, lo pensé y me di cuenta que no nos quedaba mucho tiempo. Sabía lo que tenía que pasar por el hecho de ser una persona importante. Pero antes tenía que arreglar unas cosas para que supiera la gran mentira.
Guardé el celular, caminé hacia la esquina de la calle y me subí al carro que me estaba esperando. Nadie me notó, nadie quería un verdadero problema, uno que los marcaría para siempre.
La mujer en el auto abrió la puerta, salió y se me acercó para abrazarme. Deje que lo hiciera, quería irme rápido del vecindario. Solo le dije:

-Ya sabes que aquí no, amor. Vámonos... Súbete.

Nos subimos al auto y nos fuimos hacia la incertidumbre.

EL OJO QUE TODO LO VEWhere stories live. Discover now