CAPÍTULO 10

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Salgo de mi cuarto con Pamer al lado sonriendo como una niña pequeña consentida, y como no, si le acabo de regalar ropa.

Se eligió unos jeans negros y una blusa del mismo color que deja ver su sostén igual de negro. Por la espalda se entrecruzan las telas con toda la espalda al descubierto. Creo que es por eso el que no usaba la blusa.

Miren, me gusta usar ropa que muestre gran parte de mi cuerpo; sin embargo, no me gusta que me vean el cuerpo. Lo sé, es un poco complicado de entender.

Mientras que ella iba vestida así, a mí me dejó unos shorts de tela color crema y un polo blanco con un pequeño dibujo en el centro. Además de que encima de todo me puse un tipo de casaca larga hasta casi las rodillas, de color marrón.

-Hubieras dejado que me ponga unas zapatillas cómodas. -farfullo, bajamos el último escalón y abre la puerta de la calle.

-Pero con los tacos se te ve más sexi.

Veo mis pies, me hizo ponerme unos tacones blancos y aunque se vean incomodos... Bueno, para que mentir. Son incomodos.

¿Entonces por qué los tienes?

Oh conciencia, no conoces a mamá, ¿cierto?

-Ahora vuelvo King... digo, Daniel. -me río incomoda cuando el guardaespaldas me lanza una mirada asesina.

-¿Segura está bien señorita? -mira por mi hombro- Cualquier duda, le doy mi número. Usted solo me llama y voy a buscarla.

Me entrega un papel con su nombre y numero escrito. Lo guardo en mi bolsillo trasero y asiento.

-Nos vemos en unas horas, si papá pregunta dile que salí con unos amigos.

Dicho eso, salgo de ahí cerrando la puerta tras de mí.

Pamer tira de mi brazo con suavidad y me lleva por el pequeño callejón que está al lado de mi ventana, donde se encuentran Eden y Adonis.

-¡Por fin! -exclama el rubio separándose de su moto- Estaba a punto de ver la manera de treparme y sacarlas de ese cuarto a ambas.

-Ay por Dios, si con las justas puedes caminar, que vas a treparte hasta ahí arriba. -se burla Pamer y le remueve el cabello cuando llega donde él.

-Igual no iba a poder, hay cámaras de seguridad en esa esquina. -señalo en el techo de arriba, donde da perfectamente hacia nosotros- Si hubieran intentado hacer algo sospechoso mi guardaespaldas se daba cuenta de inmediato.

Entre los tres intercambian miradas y Eden es el primero en verme a mí.

-Con guardaespaldas y todo nos saliste, rubiecita. No me sorprende. -se ríe.

Me cruzo de brazos.

-No le veo lo malo.

-Que los guardaespaldas son para gente con demasiado dinero, ¿puede ser?

-Uy pues, lamento tener suficiente dinero como para usarlo para mi propia seguridad. -frunzo el ceño, enojada.

En un parpadeo, tengo un celular en mi cara lanzando el sonido de que, efectivamente, me acaba de tomar una foto.

-¡¿Otra foto?! -le retiro la mano de un manotazo- ¡Te dije que no lo hagas!

-Oh vamos, se te de bien divertido cuando tus expresiones se arrugan y te vez como una pasita, o una abuela.

-Dios, no te soporto.

Volteo mis ojos.

-¿Nos podemos ir ya? -me dirijo a Pamer, quién estaba hablando con Adonis de al parecer algo importante.

Besos Que Queman [Besos #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora