Capitulo 15. ✔

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—Pero... me lastimas. —le dije con miedo, no sé porque eso.

—No lo hago. Solo son chupetones y mordidas, son parte del...

—No. Marcus, no me gusta eso—lo interrumpí. Se pone frente a mí.

—Si te gusta. Cuando lo hago no haces nada para evitarlo—camina hacia mí y toma mi cara en su mano.

—¿Qué te pasa? —le pregunte asustada, e hizo su agarre más fuerte.

—Me duele—dije como pude.

—Nada—me suelta bruscamente.

—¿Estas tomando algo fuera de lo normal? —le pregunte mirando solo su espalda.

—Nada. No te preocupes—dijo crudo. En verdad, empezó a ser así cuando empezó a trabajar, hace una semana.

—Sería mejor que me valla.

—No, no vas a ningún lado—empezó a ser más posesivo y celoso. Siempre está enojado.

—Tengo que ir a mi casa—me puse de pie y tomé mi ropa. Tengo que salir de aquí antes de que sea tarde.

—¡Que no te iras de aquí! —tomo mi brazo con fuerza y me acerco a él.

—Me estas lastimando, Marcus ¿Qué te sucede? —mis nervios me traicionan. Forcejeo con su agarre, pero es muy fuerte.

—Te dije que no—agarra las dos y la ropa cayo al piso

—Estas siendo muy posesivo. De... déjame—no me salían las palabras.

—No te estoy tratando mal—me dijo cara a cara y le asentí, con tal y me suelte.

—Solo qui... quiero ir a mí... a mi casa—empecé a tartamudear.

—Pero viniste aquí para estar conmigo—me pego a él.

—Marcus... —una lagrima salió.

—Me duele...

—Vas a romper mis brazos—me soltó de golpe y caí al piso.

Limpié mis lágrimas y tirada en el piso, empecé a poner mi ropa.

—¿Qué me pasa? —se pregunto a sí mismo. Yo solo estoy confundida. No sabía que era una persona así.

—Lo siento, amor. ¿Estas bien? —se agacha a tomarme preocupada. Pero me alejo, no quiero que me lastime.

—Quiero ir a mi casa... —asentí mi respiración cortarse.

—Discúlpame. No está bien—salí corriendo de la habitación con el detrás. Tenía que salir de ahí, o podía terminar muy mal.

—¡No, suéltame! —me agarro de la muñeca y me detuvo. Me pude histérica.

—Oye, oye. Tranquila, no te hare nada—me abrazo y me puse sentir más aliviada.

—Iras a tu casa. Lo siento, se me fue la mano—asentí en su pecho desnudo.

—Ve, cuídate—me dice y lo siento arrepentido. Lo miro a los ojos confundida. ¿Qué le pasa?

—Vete. No me siento bien—se alejó de mí. Sali de allí y tome un taxi.

Al llegar a casa, en mi habitación, calmadamente hable con él por llamada y arreglamos las cosas. Solo queda un problema...

Caminábamos por el pasillo mientras los chicos discutían de cualquier cosa.

—Hola, Aimé—sonreía y saludaba a los que lo me saludaban.

—Linda blusa, Karen—le dije a la chica morena de grande trasero. Es muy extraña, pero es muy linda.

—Gracias—me dijo con sutileza.

—Me encantan tus zapatos—le dije a Derek. Un chico argentino muy guapo.

—Que bien.

—¿Cómo estás, Bianca? —le pregunte a una chica muy delgada e introvertida.

—Bien. Me espero que tú también.

Mi vida fue cambiando poco a poco. Me llevo con las personas, los maestros. Mi vida está siendo muy increíble.

—No se puede salir contigo. No sabes tomar—le reprocha Jules a Alessa.

—Disculpa no ser como ustedes—dijo frunciendo el ceño. Llegamos a la cafetería y pedimos el desayuno.

—Eh, Aimé. Quisiera hablar en privado contigo—dijo Inés tensa.

—Claro.

—Ven conmigo—me tomo de la muñeca y sentí como hacia fuerza.

—¿A dónde van?

—No muy lejos. Volvemos de una—le grito Inés a Juddy.

—¿Qué necesitas hablar? —le pregunte y ella cerró la puerta del baño.

—Ten cuidado con lo que haces... —me intimida cruzando los brazos. Me dan ganas de abrazarla.

—¿De qué hablas? —le pregunte divertida.

—Ten cuidado con lo que juegas. ¿Por qué lo haces? —dijo poniéndome nerviosa.

—No sé de qué...

—¡No seas estúpida, sabes que te hablo de Marcus! - me tenso rápidamente.

—Tienes que terminar con eso. Le haras mucho daño a Alessa—dice agitada.

—¿De qué hablas?

—Te la pasas en jueguito con Marcus. Sabes que es hermano de Alessa—dijo.

—Ok. Me descubriste. Pero no hay nada de mala con que este con el hermano de mi amiga. —le explique.

—Si, está mal. A demás, hay algo que no sabes de Alessa.

—¿Qué es lo que no se? —le pregunte con intriga.

—Jaj, muy amiga de ella, y ni la conoces.

—Ella no me ha dicho nada—me sentía rara. Estaba forzando una amistad, con quien ni conocía.

—Algún día te darás cuenta de su secreto—dijo y salió.

Corrí a mi casa. No quiero verle la cara a nadie, no quiero hablar. Solo pensar las cosas.

¿Por qué es tan malo estar con el hermano de tu amiga? Me supongo que es mejor, así la familia sería más cercana.

No puedo elegir entre los dos. No quiero dejar a Marcus, y tampoco dejar a la chica que me ayudo con las tareas, la que creo y es mi mejor amiga.

Solo tengo que decirle a Alessa, con eso se resuelve. No sé si mi padre este de acuerdo con que tenga novio, pero hare el intento.

Tome mi celular y marque a Marcus:

Hola, mi flaca ¿Qué pasa?

Le diré toda a Alessa—le dije a Marcus. Quedo en silencio.

No puedes hacer eso. Lo arruinaría todo.

-Pues terminemos esto. Si ella no está de acuerdo, no podemos seguir—me salió para luego arrepentirme.

¿Estás diciendo que ella te importa más que yo? —se escucha enojado.

No, Marcus. Solo digo que lo nuestro no está... —cuelga.

Me estire en la cama.

—Aimé. Un chico de tu curso te trajo una clase—escuche la voz de Nay desde afuera.

A Skinny Girl. ✔ (Reescribiendo) Where stories live. Discover now