Capítulo 12.

546 89 38
                                    

Solicitar que se preparara todo lo necesario para realizar un viaje a Lullen fue sencillo, pues "Me gustaría ver a mi esposo" era la única razón que el príncipe Felix debía expresar en voz alta.

Fue recibido amablemente en el palacio de la familia Wang y empezó a sentir una gran emoción apoderándose de él por el simple hecho de que podría volver a ver a Christopher después de lo que se sentía como un muy largo tiempo. Sonrió mientras una jovencita que era parte de la servidumbre lo guiaba hacia una sala de descanso, misma en la que su esposo conversaba con los príncipes Jackson y Mark.

Sus ojos brillaron tan pronto como entró y vio al castaño. No quería pensar de más en lo que había sugerido la princesa Hannah, pues aquello de estar enamorándose le parecía imposible. Sólo se esforzaba por encontrar un motivo diferente detrás de la inmensa felicidad que sentía en esos momentos y le restaba importancia cuando no podía pensar en ninguno.

—¡Felix! —Parecía ser que a Christopher también le daba gusto ver al pecoso otra vez.

Se levantó de su lugar y avanzó rápidamente hacia él, dedicándole una sonrisa que no tardó en recibir una igual como respuesta. El menor miró a su esposo, mostrando un poco de timidez, pues estaba algo inseguro respecto a qué hacer... Tal vez saludarse con un abrazo no estaría mal, pero sabía que se moriría de vergüenza si llegaba a molestar al castaño con cualquiera de sus acciones. Al final se quedaron de pie sin saber qué decirse con exactitud.

El príncipe Mark le susurró algo en el oído al príncipe Jackson, éste asintió y ambos rieron bajito antes de mirar con cierta ternura a los otros dos chicos.

—Qué agradable tenerlo aquí. Bienvenido a Lullen —habló el príncipe pelinegro antes de levantarse, indicándole con una seña al príncipe Mark que él podía permanecer sentado si quería.

—Gracias —contestó el pecoso respetuosamente.

—Un momento... ¿Usted sabía que Felix iba a venir? —Deseó saber Christopher.

—Por supuesto. Un mensajero salió muy temprano desde Oost Ventus para venir a hacérmelo saber, por eso durante el almuerzo le comenté que se llevaría una sorpresa más tarde —explicó Jackson con toda tranquilidad.

Pasaron un largo y agradable rato entre risas, conversando acerca de cómo se suponía que el príncipe Christopher en realidad estaba ahí como castigo por haber salido a escondidas de su palacio durante la noche y arrastrar con él a Felix en "una acción tan peligrosa e irresponsable", de acuerdo a las palabras del rey Bang.

Durante su visita, Felix empezó a prestar mucha atención a la manera que los príncipes Mark y Jackson tenían para tratarse entre ellos. Era común apreciar gestos dulces y cariñosos, verlos entrelazar sus dedos y sonreírse como si fueran lo único en el mundo del otro, notar que se sentían en verdad felices por el hecho de que sus vidas estaban unidas para siempre, entre otras cosas. Fue de lo más lindo hasta que Felix sintió una especie de golpe en su pecho, pero como si viniera desde el interior de su cuerpo.

Sin entender qué estaba pasando, pidió permiso de salir a un balcón unos minutos para tomar aire y prometió no tardar en volver a aquella sala. ¿Por qué de repente se había sentido tan... vacío? Ni siquiera él mismo fue capaz de llegar a una conclusión lógica, lo único que supo fue que de un momento a otro ya no pudo ver al príncipe Mark siendo tan amoroso con el príncipe Jackson sin sentir que algo estaba mal.

Una vez que llegó al balcón, dejó que sus pensamientos se perdieran en lo preciosa que era la vista desde ese sitio, gracias a las flores en el jardín del palacio Wang. Sin embargo, aquella distracción no duró demasiado.

La gran alegría del príncipe Felix había desaparecido, dejando a cambio una horrible sensación de que debía... ¿Volver a casa? ¿Ocultarse? ¿Llorar? Era tan difícil no entender qué pasaba por su cabeza exactamente.

Volteó a ver el anillo que obtuvo el día de su boda y, como si despertara súbitamente de una pesadilla, comprendió todo. Estaba triste porque él no tenía algo tan bonito como lo que había visto entre los príncipes Mark y Jackson... y jamás lo tendría.

Se había casado para proteger a su hermana Olivia y no podía arrepentirse de eso, pero por alguna razón comenzaba a pensar de más en su futuro. Aunque el matrimonio no estaba entre sus planes, siempre supo que tarde o temprano tendría que ascender al trono y hacerse cargo de la gente de Mirare, mas eso no significaba que no quería tener una vida feliz. Soñó con ser libre, hacer las cosas a su propio tiempo... Y sí, eso involucraba que tal vez, más adelante, también habría hecho realidad el sueño de sus padres... Conocer a alguien especial, alguien que lo hiciera actuar como lo hacían los príncipes a los que estaba visitando: enamorado, pero en serio.

Fue entonces que se preguntó qué tan diferente sería su vida si no fuera por la llegada de Christopher a ésta y sintió lágrimas resbalar por sus mejillas. ¿Qué oportunidad tendría él de sentir amor real y compartirlo con alguien ahora que estaba casado sólo para que su hermanita no tuviera que pasar por lo mismo? Pensar en eso hacía que el pecho le doliera.

—¡Ah, Felix! Sigues aquí...

Escuchó la voz del príncipe Christopher repentinamente y trató de detener su llanto, carraspeando un poco antes de responder para que no se notara su voz rota.

—Sí, lo siento, me quedé viendo el jardín —logró decir, sin voltear a ver al castaño, pero ya alcanzando a distinguir sus pasos que se acercaban cada vez más—. En verdad es precioso.

El mayor se paró a su lado y lo volteó a ver, notando los rastros de lágrimas secas en la piel del contrario. Su rostro pronto adoptó una expresión facial de preocupación pura.

—¿Estabas llorando? ¿Es por eso que saliste de la sala?

El rubio supo al instante que no tenía caso negarlo o tratar de escapar. Soltó un suspiro antes de dar una respuesta.

—Y-yo sólo... N-no quería llorar en frente de ti y los demás...

—¿Por qué llorabas?

—No sé —mintió—. Hablar de cómo terminaste aquí me hizo pensar en esa noche, todo el tiempo que pasamos sin vernos después de eso y... reconocí que te extrañé y sólo... empecé a sentir ganas de llorar —se encogió de hombros—. Tal vez te parezca ridículo, pero eso es lo que pasó. Lloraba porque me di cuenta de que te eché de menos y volver a verte me hizo sentir muy feliz...

No podía decirle a su esposo que en realidad lloraba porque apreciar el amor verdadero al estar tan cerca de los príncipes Mark y Jackson fue suficiente para hacerlo entender que él nunca podría tener algo como eso. Al menos el haberlo extrañado auténticamente lo ayudó a hacer todo más creíble y evadir el verdadero problema.

El castaño le sonrió de manera débil y le dio un abrazo fuerte, pegándolo contra su cuerpo.

—Yo también te extrañé, Felix. No me parece que lo que dijiste sea ridículo. Si aún quieres llorar, puedes hacerlo, no sientas pena —le susurró al oído.

Aquello bastó para que el pecoso volviera a llorar, lamentando no poder decirle la verdad al contrario.

Continuará.

.............................

Ay, Felix, como si no estuvieras ya todo perdido por Christopher. (?)

Gobernar un corazón [ChanLix] [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora