Sin Aroma (Kuroshitsuji)

XII

Ciel sentía muchas emociones diferentes por la situación, Sebastián sobre el, mimandolo con su aroma y sus caricias, lo deseaba pero le asusta que solo sea el haciéndose ideas, al no tener experiencia temía no ser suficiente para el azabache.

Sebastián lo beso en la frente y sus labios, mientras sus manos recorrían su cuerpo sobre la ropa, el aroma del alfa se intensificó, sintiendo levemente la esencia de su Omega, Ciel abrazaba a Sebastián, acariciando suavemente su cuerpo sobre la ropa sin atreverse a ir más lejos.

— Ciel... ¿Puedo? — susurro en su oreja mientras sus manos levantan suavemente su camisa, con el fin de quitársela, Sebastián contempló el cuerpo semidesnudo de Ciel y se relamio sus labios con la lengua, antes de atacar su cuello mientras Ciel respiraba de manera agitada.

— Se... Sebastián —  suspiro al sentir presionar contra su suave piel, Sebastián acaricio cada parte de su torso y fue bajando disimuladamente su mano, hacia las piernas del azulino, para acomodarse más fácil sobre el, mientras el azulino abría más las piernas para recibirlo.

— Ah..ahhh...—  genia Ciel al sentir la fricción de su miembro con el de Sebastián sobre la ropa, nunca había sentido esa sensación e inconscientemente su cuerpo buscaba más contacto, Sebastián lo sintió y arremetió contra el mientras chupaba uno de sus pezones.

Ciel se estremeció con fuerza y un hilo de saliva se deslizó por la fisura de sus labios, mientras gemia activamente, disfrutando de la experiencia de su primera vez con su destinado.

Sebastián estaba cegado, su alfa tomo el control e impregnó su aroma con el de Ciel, se sentía en éxtasis , su cuerpo pequeño se complementa muy bien con el suyo, lamía cada parte de el, y chupaba sus pezones intercalandolo, sin olvidar moverse para dar placer a su pareja.

El nunca pensó sentirse tan bien al brindar placer a un omega, su corazón se agitó cada vez más sintiendo las caricias suaves de Ciel, se notaba que no tenía experiencia por lo que el azabache estaba rebosante de alegría, sabía que era su primera vez por lo que fue más suave y se centro en mimarlo, para crear un buen recuerdo de este momento.

Sebastián fue quitándose la camisa, dejando al descubierto su cuerpo de alfa, atlético y atrayente de la mirada perdida de un azulino, inconscientemente Ciel mordió sus labios y su mirada recorrió el cuerpo de Sebastián, el alfa estaba complacido y libero un aroma más fuerte para demostrar su aprobación, Ciel gimió fuerte al sentirlo.

El azabache acaricio las piernas del Omega, antes de desabrochar su pantalón, jalando para sacarlo y dejar en ropa íntima a Ciel, observo sus piernas para acomodar suavemente su rostro cerca de su intimidad, deslizando de a poco su ropa interior, hasta liberar su pequeño miembro causando vergüenza en el azulino, quien cubrió su rostro sonrojado con sus manos, evitando que Sebastián pudiera observar su expresión.

— No lo hagas... Quiero verte — susurro suavemente, observando como el Omega aleja sus manos, mostrándole su expresión sonrojada y deseosa.

Sebastián al verlo no espero más, empezó a escupir sobre el pequeño miembro para lubricar, así hacer más fácil la felacion, lo lamía de arriba a abajo y al llegar a la punta, realiza círculos con la punta de la lengua, antes de engullirlo todo, Ciel gemía fuertemente, agarrando el cabello de Sebastián inconscientemente.

El azabache cada vez aumenta el ritmo, mientras el Omega se estremecía, el se acaricia aún sobre la ropa con su mano, le excitó escuchar los gemidos de Ciel, sintió que se acercó al orgasmo y deseaba llegar con el, así que dejó de hacer lo que hacía, causando un gruñido de Ciel, solo le sonríe antes de abrí su bragueta, para quitarse su pantalón y ropa interior, dejando al descubierto su gran miembro, el azulino lo vio, pero no sabía que hacer, cuando el azabache se acostó sobre el para besarlo en los labios, mientras forzaba a su lengua a colarse en la cabidad bucal del azulino.