❁ Venta ❁

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Greenville era tan hermosa y colorida, siempre quise verla con mis propios ojos y pude hacerlo.

-¡Es bastante hermosa!- dije maravillada

-¿Nunca habías estado aquí?, La verdad yo la veo muy normal...- Once-ler me miró con una ceja levantanda

-Ehm... no, la verdad es que de donde vengo... los árboles no son parte del ambiente recurrente- mi fascinación voló al recordar lo que dijo Lorax

-Ya veo... bueno, iré al kiosco de por allá, te veré aquí en una hora más o menos- sonrió

Ya le había mencionado en el camino que quería venir para buscar a una amiga que conocía, pero no le especifiqué a quien, realmente no me cuestionó sobre eso, solamente accedió muy feliz, como normalmente es.

-Esta bien, tal vez no tarde y vuelva antes- asentí con una sonrisa

-Entonces suerte, espero encuentres a tu amiga- devolvió la sonrisa

-Y tu ojalá vendas tu bufanda rara- y así, me despedí con la mano de el y cada quien se fue en su dirección

Aquella "amiga", no era nada menos que mi madre, recuerdo que alguna vez me contó vivir en este sitio con árboles de follaje tan suave y colorido, que su olor no era diferente a su belleza visual.

Una joven con gafas, cabello claro como sus ojos y piel, y una personalidad que no tengo muy bien clara en mi cabeza, ya que la última vez que estuvimos juntas fue hace mucho tiempo, apenas tenía 6 años.

No sabía ni por dónde comenzar a buscar, no sabía dónde vivía, ni si era exactamente igual que cuando fue mi madre, ni a qué escuela iba, absolutamente nada más que su nombre.

Decidí preguntarle a un señor que estaba sentado en una banca leyendo un periódico, que antigüo.

-Disculpa- bajo un poco el periódico y me miró por el rabillo del mismo -¿Conocé a una joven llamada Alyson Davenport?, Quizá tiene el cabello un poco claro y--

-No, señorita, no conozco a alguien así- y cubrió su rostro nuevamente con el periódico

Fruncí el ceño algo indignada y me retiré de ahí, decidí seguir preguntando, pero al parecer nadie la conocía y me respondían de la misma forma brusca y cortante.

Quizá el lugar sea pintoresco y hermoso, pero su gente es horrible y grosera.

Miré el reloj que había en un edificio cercano y noté que ya había pasado casi la hora, por lo que volví al lugar de encuentro con Once-ler.

El aún no estaba ahí, así que me senté en una de las bancas cercanas vacías, hasta que llegó un niño con unos grandes anteojos.

Comía un helado, yo lo miraba de reojo, la verdad era muy mala socializando con personitas.

-Ahm... hola, quizá suene raro, pero, ¿Conoces a una joven llamada Alyson Davenport?- lo miré

El me miró intrigado, pero inocentemente me respondió feliz.

-Si, vive a lado de nuestra casa, suele salir muy temprano de casa y volver cuando se hace de noche, lo sé porque cuando salgo a la escuela ella sale conmigo, y cuando regresa estoy jugando con mi bicicleta- abrí los ojos con sopresa y mi corazón se llenó de esperanza

-¿Podrías decirme dónde es su casa?- pregunté algo desesperada

-Claro es--

-Hola, __________, ya vamonos...- interrumpido por quien esperaba, sorpresivamente cubierto de jitomates, me miró algo decaído

¡Cambiarte! (Once-Ler & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora