𝑫𝒊𝒏𝒊𝒏𝒈 𝑨𝒕 𝑻𝒉𝒆 𝑹𝒊𝒕𝒛

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Lean bajo su responsabilidad, disfruten del capítulo ;)

Conducía su Bentley a toda velocidad, en dirección aquella biblioteca que conocía a la perfección, al llegar se peinó sus rojos cabellos y se acomodó los lentes, se sentía un poco tonto, pues el ángel lo había visto en peores condiciones, abrió la puerta del vehículo y salió, antes de cerrar el auto saco algo de este, unas flores y unas cuantas plantas, una vez con ellas, cerró la puerta del vehículo y se dirigió a la entrada de la biblioteca, pero esta vez no la abrió con un chasquido, llamó a ella.

Segundos después apareció el ángel, vio al demonio un tanto sorprendido.

—Hola, querido, no te esperaba —vio su reloj, marcaban las 8:30 de la noche. —¿Paso algo?

El ojiambar se impacientó de cierta manera, estaba nervioso.

—No ángel, no paso nada —hizo una pausa. —te traje unas plantas, ya sabes, la otra vez te dije que necesitabas unas —extendió las plantas a dirección del ojiazul el cual las recibió con un sonrojo.— Y bueno, tengo una reservación a las 9 en Ritz, me gustaría que me acompañaras.

El ángel lo vio sorprendido, era la primera vez en 6000 años de que conocía al demonio, nunca lo había visto tan nervioso, sin embargo, las flores, las plantas, su actitud, le regalo una sonrisa esperando relajarlo un poco.

—Por supuesto, querido, permíteme dejar las plantas y te encuentro en un momento. —ingresó de nuevo a la biblioteca no fueron más de 2 minutos y el ángel ya se encontraba afuera de la biblioteca junto al demonio, el pelirrojo caballerosamente abrió la puerta del copiloto y le permitió ingresar al antiguo auto, después él también subió y se puso en marcha.

Raramente, condujo tranquilo, pero no tan lento como Aziraphale le hubiera gustado, el rubio de inmediato notó esta acción, de cierta manera lo agradecía, tal vez era idea suya, pero sentía que el demonio estaba siendo... considerado.

Llegaron al Ritz con 5 minutos de sobra, fueron a su mesa, pidieron el especial de la noche y el vino más costoso del lugar, Crowley no era fan de la comida, su cuerpo no la necesitaba, no obstante, le encantaba ver como el ojiazul disfrutaba de los placeres gastronómicos de los humanos.

Pasaron la velada con charlas triviales, el vino no se hizo esperar, fue una gran noche, salieron del Ritz con algo de licor en su sistema, pero con cordura, dé repente una melodía sensual llego a sus oídos, un tango.

El demonio se enderezó y le extendió su delgada mano al ángel.

—Me concedes esta pieza ángel —preguntó al rubio, el cual se impacientó un poco.

—Crowley sabes que no he bailado en siglos —dijo tratando de evadir la propuesta, sin embargo, sintió como el más alto lo tomaba de la mano y movía la otra a su cintura. —Además, estamos en la calle, las personas nos están viendo.

—No dijo Jesús una vez, si vuestros ojos los hacen pecar... —se acercó al oído del ángel. —Dádselos a Crowley.

El ojiazul soltó una carcajada, se dejó guiar por el ojiambar y ahí, en una calle poco transitada de Londres, se encontraba un ángel y un demonio danzando a la luz de una farola y con el melodioso tango que cantaba un artista callejero.

El rubio retrocedía, el pelirrojo lo seguía, la mano del ojiazul se encontraba en el hombro del contrario, hacía siglos que no bailaba, se movían en sintonía, como si estuvieran conectados, daban vueltas con elegancia, sus cuerpos estaban tan juntos, podía sentir el corazón del demonio.

La canción continuó, al igual que ellos, en un momento azul y amarillo se encontraron, a pesar de que Crowley llevaba puestas sus oscuros lentes, Aziraphale podía ver sus luceros a la perfección, como dijo una vez un pintor que le gustaba mucho "Los ojos son la ventana del alma" él podía ver el alma de Crowley, no era mala, solo estaba herida.

Good Old-Fashioned Lover Boy [Innefable Husbands]Where stories live. Discover now