Capítulo 14

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(Este fanfic no es mío, es una adaptación de la traducción de @Camrensweet2)

***

Tuve que aceptar mi realidad. Todo lo que he vivido con Amelia hasta ahora ha sido solo un sueño, un maldito sueño.

No conocía a su familia, ella no se me declaró, no tenía un anillo en mi dedo. No fui a su apartamento... Siempre he estado aquí en este apartamento desde que salí de The Hills.

Entré en una tristeza tan profunda desde que Amelia me abandonó, que acabé entrando en una realidad paralela viviendo un hermoso sueño de amor con ella que en realidad no existía.

Esa noche en que salí para intentar conseguir dinero... No era Amelia quien estaba en aquel auto, todo fue solo una ilusión. En realidad, la persona era la tal Vero. Recuerdo que me poseyó varias veces, parecía no cansarse nunca. No podía sentir placer alguno, ella estaba siendo bruta. Pero, ¿qué podía hacer? Me pagaban por eso.

Pero ahora, me desperté a la realidad y tengo que contentarme a ser lo que siempre he sido: Una prostituta.

¡Ahhhhhhh!

***

Luisa POV.

Desperté. Algo me trajo de vuelta, sacándome de aquel lugar y de aquella desesperación torturante. Tosí con fuerza, tratando de respirar otra vez. Confusión. No podía asimilar ninguna información correctamente.

Estaba claro. El cuarto todavía estaba invadido tímidamente por el morbo del exterior, pero esta vez la realidad que llegaba poco a poco comenzaba a tener más sentido.

-Tranquila...

Intenté deshacerme de los brazos.

Eran brazos fuertes, y aunque la sensación de tenerlos allí pareciera conocida y hasta reconfortante, luché contra ellos, muy perdida para entender.

Tosí más veces y una náusea súbita me tomó por fuerza, me fue imposible evitarlo. Las arcadas eran más fuertes que mi intención de correr al baño.

Estiré el cuello hacia un lado sin conseguir ver bien, y todo lo que estaba dentro de mí salió en un chorro de muchas cosas mezcladas y asquerosas. Mi garganta ardía como si fuera fuego, y pude sentir los brazos a mi alrededor aflojar el apretón y los dedos asegurar mi cabello en un tipo de cola de caballo improvisado, tratando de separar los mechones del sudor que cubrían mi cara y cuello.

La náusea vino en olas, y con cada ola resultaba un nuevo chorro de algo asqueroso. Mi cabeza empezó a doler instantáneamente por esfuerzo que hacía por vomitar, pero poco a poco fui retomando el control de la situación, vomitando cada vez menos y viendo cada vez más.

Un suelo de madera oscura. Gracias a Dios no era alfombra.

-Trata de calmarte, princesa... -La voz detrás de mí salía vacilante, temblorosa.

Mi cuerpo entero temblaba. Vomité otra vez. Sin pensar en nada, descubrí la mano derecha en mi pecho, la estiré, mirando fijamente la alianza fina en el dedo, pidiendo silenciosamente que no desapareciera delante de mis ojos. La tocaba con el pulgar, tratando de contener el temblor casi epiléptico, queriendo sentirla y cerciorarme de que aquello era real.

Alivio.

Escupí una última vez en el suelo y me dejé caer sin fuerza en el colchón suave. Estaba sudando ríos, ni siquiera podía sentir el aire acondicionado en mi piel. Estaba sofocada.

Ya no sabía si temblaba de frío o de miedo. Mi cabeza dolía y golpeaba, estaba llorando apretando los ojos, después de un rato los abrí lentamente.

My sweet prostitute (adaptación)Where stories live. Discover now