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Wal-Mart no estaba lejos. Jimin vivía en el centro de la ciudad, en un apartamento que había sido su regalo de cumpleaños número dieciocho, que le permitía tener acceso a todo con solo dar unos cuantos pasos. Su familia era muy acomodada económicamente, de hecho era uno de esos "niños nacidos en cuna de oro" así que estaba acostumbrado a recibir esas clases de regalos.

Jimin se preguntó por la familia de Jungkook. Ellos nunca hablaban de esos temas, y Jimin lo entendía, él tampoco hablaba sobre si. Ellos en realidad no eran pareja, entonces no existía necesidad de hacerlo, ¿para qué? , aunque Jimin quería. Quería saber sobre Jungkook.

Jimin suponía que también venía de una familia acomodada, Jennie no era conocida por andar con tipos "humildes", ja, y Jungkook no andaba en un auto humilde, para ser exactos. Tenía un bonito y caro deportivo, que un estudiante común, de tercer año de carrera, no podría darse el lujo de tener.

Una brisa cálida acarició su rostro y barrio unas cuantas hojas dispersas en la acera. Estuvo agradecido. Últimamente la ciudad se tornaba demasiado caliente, al punto de ser insoportable. Se había propuesto un par de veces la opción de llevar a clases únicamente ropa interior, pero había concluido que el sol le rostizaría la piel y sería mucho peor eso que sudar un poco. Jimin soltó una risita nerviosa. Estaba desvariando.

Caminaban en la acera de forma silenciosa. Jungkook mirando los escaparates de las tiendas con demasiado interés y Jimin demasiado ensimismado en sus pensamientos. Vendería su alma a cambio de saber en qué diablos pensaba Jungkook. Tal vez no pensaba en nada. La gente podía hacer eso, compartimentar.

— Mira — Dijo Jungkook entrando a una joyería. Jimin hizo mala cara y lo siguió dentro. Le molestaba que para Jungkook fuera tan fácil.

Jimin miró sus pies mientras Jungkook miraba cualquier cosa que le hubiera llamado la atención. No pudo evitar sentirse exasperado cuando lo escuchó pedir algo.

— Tiene una de esas cosas que se ponen en los tobillos... —Dijo con su voz curiosa. Jimin negó con cólera reprimida.

Tal vez para Jungkook era fácil porque en realidad la situación lo era. Era solo sexo. Jungkook solo estaba curioso y un poco sorprendido por el sexo gay. Tal vez en una semana se daría cuenta de que ya había pasado lo interesante de acostarse con Jimin y decidiría volver a Jennie, siendo el feliz y atractivo heterosexual que siempre había sido.

Joder... le fulminó la espalda con los ojos y miró con irritación hacia otro lado. Era un cínico, no podía ser posible que estuviera comprando algo para Jennie mientras él estaba ahí. Apretó sus manos, mordió sus labios e intentó respirar con calma mientras miraba sus uñas de los pies.

Eres un idiota Park Jimin.

— Una tobillera — Dijo la mujer. — Aquí, ¿Cuál es el estilo que busca?

Jimin decidió moverse un poco y miró en la vitrina los relojes que estaban acomodados pulcramente en esa parte. Pensó que a Jungkook se le vería muy bien llevar uno, a Jimin le gustaban los relojes, de hecho siempre llevaba uno, aunque ahora más que todo, nunca se quitaba el que le había regalado su sobrina de cinco años.

Estaba tan distraído intentando distraerse que no notó a Jungkook acercarse.

— Vamos — Señaló los sillones dispuestos en una de las esquinas de la tienda. Jimin lo miró confundido y Jungkook le enseñó la delicada cadena que llevaba en sus manos. — Vamos, siéntate...

A Jimin se le pusieron las mejillas color fuego cuando Jungkook se puso de cuclillas para atarle la cadenita en su tobillo derecho. Estaba siendo tan.... tan... ¿Tierno? ¿ridículo? que simplemente no pudo dejar de sentirse avergonzado cuando notó como la chica los miraba emocionada.

Contuvo el aire.

—¿Qué haces? — Le dijo con remordimiento.

¡Jungkook había entrado a la joyería por él ! ¡ Había pensado en él cuando vio las cadenas! Dios. No había pensado en Jennie, había pensado en él.

—Estoy haciendo que tus pies se vean perfectos...Mira... lo más bonito del mundo —Jimin se mordió el labio divertido y cariñoso. Definitivamente Jungkook tenía algo con sus pies.

Jimin miró su tobillo y soltó un sonidito de emoción cuando vio la hermosa joyería que Jungkook había puesto en su tobillo. Una cadenita de oro con pequeñas y delicadas piedritas color jade. Era perfecto.

Jungkook acarició su pierna, por encima del tobillo, y Jimin casi dejó salir un sonidito anticipado.

No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas.... Gritaba su cabeza concienzudamente. Pero de todas formas lo hizo....

Besó a Jungkook en un lugar público. Jesucristo, como diría su abuela, impúdico y libertino niño desvergonzado, diría ella con una sonrisa en el rostro como cada vez que Jimin hacía algo extravagante. Su abuela estaría orgullosa de él.

Sabía que existía una probabilidad muy grande de que Jungkook lo apartara. Sabía que no era correcto, Jungkook no era su pareja... pero... nada de eso lo detuvo, y cuando creyó que Jungkook no iba a responder el beso, lo jaló del cuello y lo besó más fuerte.

Gracias ... pensó con alivio derritiéndose por completo en el beso.



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Jimin anduvo una estúpida sonrisa pegada en su cara en el supermercado. Cada vez que miraba su tobillo sentía gusanos en su estómago; tal vez ya no eran gusanos, ahora eran mariposas, pensó haciendo que su estúpida sonrisa se hiciera más grande. Era tan patético, pero estaba tan feliz.

Compró todos los ingredientes para la lasaña y Jungkook agregó una botella de vino al carrito. Simplemente estaba siendo tan domésticos, tan.... ¿novios? esta vez no se dejó golpear por el remordimiento. Iba a disfrutarlo aunque siempre se tiene que volver a la realidad y eso era doloroso. Sin embargo, Jimin decidió que ahora mismo, esto, Jungkook y él, era su realidad, no lo iba a arruinar.

Cuando volvieron al apartamento Jimin se había puesto enseguida hacer la lasaña. No quería cenar tarde. Habría terminado rápido, como lo había planeado, si Jungkook no le hubiera bajado los pantalones en la cónica y lo hubiera jodido tan mal sobre uno de los muebles. Le había costado tanto reponerse que al final habían cenado tarde mientras miraban una película.

Se ducharon juntos y se vistieron juntos. En la cama, Jungkook encima suyo haciendo pequeños movimientos con sus dedos sobre su cabeza de forma distraída, le dijo...

___ Tu piel... tu piel y tus huesos, se convierten en algo tan hermoso.... y tu lo sabes, tu sabes...

Jimin sonrió sabiendo cual era la letra de la canción que Jungkook estaba citando. También sabía cuál era la parte que no había dicho... y eso, eso lo hizo cerrar los ojos y desear que aquel momento nunca terminara... nunca... 




Alguien pregunto. 

El término "sexo vainilla" nació en la comunidad BDSM (Bondage, Sadomasoquista)dicen, fuentes confiables no encontré. Ellos conciben ciertas prácticas sexuales como ese sabor de helado: clásico, un poquito conservador y aunque bien hecho pueden ser delicioso, a ellos particularmente, les resulta demasiado suave, desabrido, insípido. 

El Jimeno no es que este metiendo en el BDSM, ni nada por el estilo, pero hace referencia al sexo vainilla comparándolo con la primera semana de sexo que tuvo con Jungkook donde casi desarman la cama y bueno sus nalguitas. Pero ahora que lo comentó, tal vez si, a  Jimin si le gusta con sutiliza el BDSM, ya se darán cuenta porque lo digo ... jajajaja ( Risa malévola) 

 ¡ojo! Tener sexo vainilla o convencional no es sinónimo de aburrido o insatisfactorio. 

  

Un pase libreWhere stories live. Discover now