The night (One-shot).

The night

La noche caía sobre el lugar de reuniones del cuerpo de exterminio de demonios, aquella tarde había sido bastante ajetreada, recordaba perfectamente como una pequeña y estúpida demonio había manchado parte de su estatus al no abalanzarse sobre él e intentar matarlo, ¿quiénes se creían aquellos que aceptaban tal desagradable unión (un cazador y una demonio)? Deberían ser sentenciados a muerte en cuanto antes, lamentablemente él no podía ir en contra de las órdenes del líder, aunque no dejaba de pensar en lo idiota que eran Tomioka, Tanjiro y Urokodaki por dar sus vidas de esa manera.

Solo era cuestión de tiempo para que esa demonio revelará su verdadera naturaleza y alguien acabara muerto, después de todo, ellos solo tenían una misión en esta vida, la cual era: comer cuantos humanos puedan.

Llevó su mano al vendaje que una chica de la finca de las mariposas había realizado sobre el corte que se había hecho para probar que la pelinegra no podría resistirse a su sangre. Todavía dolía un poco; pero era más la humillación que sentía que lo único que quería era probar aquella estupidez que se le había cruzado por la mente a todos al aceptar sin rechistar esa situación.

Había estado dando un paseo nocturno por el lugar de los acontecimientos y al final decidió recostarse sobre uno de los árboles alejados, la verdad es que debería estar durmiendo, a la mañana siguiente zarparía a una misión; pero no lograba quitarse a la chica de la cabeza...no, a la chica no, a la incoherencia que estaba sucediendo en ese lugar.

Luchaba contra demonios, ¿por qué debía proteger a uno?

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Por otro lado, en la finca de las mariposas una batalla campal se desarrollaba en la habitación de los chicos: Zenitsu intentaba hacer entrar en razón a un terco Inosuke que solo quería probar su fuerza bruta, mientras que Tanjiro intentaba que ambos bajaran silencio, pues seguramente las señoritas de la finca se encontraban dormidas.

Nezuko se encontraba dentro de su caja con la puerta semi abierta, una pequeña rendija que le permitía ver la situación y a decir verdad, se sentía cómoda con aquellos chicos; pero a veces también llegaban a su límite, incluso para una chica tan paciente como ella, era un poco molesto verlos pelear todos los días.

Dio un suspiro, tal vez solo estaba cansada, ese día había sido apuñalada por uno de los pilares y obligada a luchar contra sus impulsos, ella sabía que debía proteger a los humanos y que los demonios eran sus enemigos; pero incluso sus instintos se nublaban con el olor de la sangre, por más que quisiera reprimir su naturaleza, a veces salía y eso la asqueaba, ¿cuánto más podría controlarse?

Necesitaba aire, así que con el menor ruido posible y su forma pequeña, salió de la caja. Pensó que al momento de salir su hermano la olería, de la misma manera que el rubio podría escucharla; pero se encontraban tan absortos en aquella pelea sin sentido que pudo salir de la habitación sin problema alguno, ya más tarde le daría una explicación a su hermano si descubría que no estaba.

Los pasillos estaban oscuros, pero no fue impedimento para que encontrara la salida hacia el patio, había adoptado su estatura normal, dejando de lado la de niña pequeña, pues sabía que si veía a algún pilar, a pesar de haber acatado la orden de su líder, ella podría considerarse una amenaza.

Al abrir la puerta que daba al jardín, el viento azotó contra sus cabellos, lo que hizo que la pelinegra se envolviera en su haori, a pesar de ser una demonio, muchas veces seguía teniendo patrones humanos, como el frío, el hambre e incluso el sueño.

Respiró profundamente y empezó a caminar, dejó que sus pies anduvieran por el jardín, pero eso no fue suficiente, por alguna razón se sentía atraída a volver al lugar donde había sido atacada por aquel pilar, sino recordaba mal, su nombre era Nemo o algo así; tal vez no estaba prestando atención en su nombre, porque dudaba mucho que se llamara Nemo, ¿qué persona que tuviera un poco de respeto tendría el nombre que ella le hubiese puesto a un pez?