En una inmensidad somos diminutos, débiles e insignificantes. En un bajón de energía somos lámparas que no paran de parpadear. En un instante somos vida y en otro somos muerte, solo existe un delgado hilo que hace la diferencia y es "respirar" el perfecto compás de un pecho al moverse, esa armonía de costillas al contraerse y soltar demuestran el milagro de la vida, la esperanza de un nuevo comienzo... es por ello mi amor pase lo que pase, no olvides respirar.
Dedicatoria: Roman
Rooselly Granados