Un lindo detalle | HP

Un lindo detalle

Harry se a mostrado cabizbajo las últimas semanas, al comienzo Draco pensó que simplemente estaba cansado o apunto de enfermar de una gripe de temporada, más cuando fueron a San Mungo para un chequeo preventivo, se encontraba perfectamente sano y hasta la misma medimaga que les atendió le señaló que tal vez se trataba de algo diferente a algún problema relacionado con la salud.

Eso dejo pensativo a Draco pues no podía comprender que era aquello que tenia tan apagado a su pareja. No le había contado si tenia algún problema en el trabajo, tampoco si se había peleado con Hermione o Ron, y ciertamente las cosas entre ellos estaban más que bien. Si fuera algo grave relacionado a Teddy o Andrómeda se lo había dicho de primeras y…entonces mientras señalaba su próximo cargamento de pociones en el calendario se dio cuenta de que era aquello que molestaba a Harry.

Era veintidós de octubre, y en una semana y pocos días será el aniversario de la muerte de los padres de su novio. El aniversario número veinticinco, y Harry lo había marcado con rojo en el calendario.

¿Como es que no lo había notado antes? Tal vez porque había tenido demasiado trabajo pendiente y había tratado de desocuparse y dejar todo preparado antes de Halloween. Ya que le habían prometido a Teddy llevarlo a pedir dulces y hacer una maratón de películas con él, así que se tomaría ese día libre y dejaría a Rachel, su ayudante, a cargo. Había sido un idiota por no darse cuenta que en poco seria el aniversario de muerte de sus suegros y su novio la estaba pasando peor que cualquier otro año.

Tal vez porque era el número veinticinco, y eso significaba que habían pasado veinticinco años desde que no había vuelto a ver sus rostros o escuchado su voz por culpa de un maniático asesino. La verdad no sabia el motivo exacto, pero tampoco tenía que tener uno para deprimirse por el recuerdo de que sus padres estaban muertos.

Su novio siempre había sido fuerte, a veces demasiado y trataba de sobrellevar todo el solo, aunque se estuviera muriendo lentamente por dentro. Era un tonto terco que se preocupaba demasiado por las personas que tenia cerca y por hacerlas preocupar, pero era su tonto y quería poder animarlo ahora que sabia la razón de su tristeza.

Pero la pregunta era ¿como? No era fácil animar a alguien cuando se trataba de la perdida de un ser querido, lamentablemente lo sabia muy bien porque lo había experimentado en carne propia cuando su padre se quito la vida tras tres años de estadía en Azkaban. Pero tampoco era imposible y Harry se lo había demostrado cuando intento levantar muros alrededor suyo y el derribo todos y cada uno de ellos hasta que pudo continuar su vida y aprender a sobrellevar la perdida de su padre.

*  *  *

La idea no se le ocurrió exactamente a él, pero no se arrepentiría jamás se haberle pedido ayuda a las otras dos personas que más conocían y querían a Harry aparte de él. Cuando Hermione le propuso hacerle un nuevo álbum de recuerdos sobre sus padres para su novio si de verdad quería hacerle un regalo para animarlo, Draco pensó que era una tontería porque Harry ya tenia un álbum. Entonces se le prendió el foco al ver el reciente cuadro que había mandado a hacer Weasley como regalo para Hermione por su pasado aniversario y casi podría haber besado a la castaña de no ser porque no le iban las chicas, tenia novio y la comadreja le hubiera puesto un ojo morado.

¡Un cuadro mágico! ¿Como no se le había ocurrido antes? Era perfecto. Un cuadro no era como tener a sus padres de regreso, pero en cierta parte si porque guardaban la esencia del cuadro en cuestión y estaban vivos por magia.

En su casa había un cuadro de su padre y recordaba que durante el tiempo en que superaba la su muerte se había refugiado en él y había ayudado mucho. Tenerlo, aunque fuera de esa forma, cerraba aunque sea un poco las heridas de su corazón. Y Harry, que jamás había tenido la oportunidad de hablar con sus padres más de dos veces durante la guerra, tal vez se alegraría con ello.