HoSeok tiene una familia disfuncional... Espera, ¿Familia? Ni siquiera tiene eso.
Su casa no puede acercarse a tener el título de hogar. No es un lugar seguro. El instituto tampoco lo es, ni las calles, ni las personas más cercanas a él lo son.
Tene...
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Lunes por la mañana es cuando por fin regresa a su colegio, entra con la cabeza gacha y escucha insultos a lo lejos, pero está tan cansado que no llega a captar qué tanto le dicen.
El sonido de la campana da anuncio a las clases, todos van rápido a sus salones, dejando a HoSeok solo en el pasillo, quien ni siquiera ha escuchado que el inicio de jornada ha comenzado.
Para el momento en el que sale de su pequeño trance y levanta la cabeza se da cuenta de que está en la cafetería vacía, revisa la hora en el reloj que se encuentra colgado en una de las paredes y este marca las nueve y quince. Una pequeña sonrisa surca en sus labios, sí que ha perdido la noción del tiempo.
Faltan tan solo cinco minutos para que la campana suene y pronto todos los lugares estén llenos de estudiantes comiendo o bromeando entre sí. No van a faltar los que molesten a HoSeok para que se sienta desubicado, para que el nulo valor que tiene sobre sí mismo le quede claro.
Sus pies cansados arrastran todo su cuerpo repleto de marcas, camina y camina, sintiendo agujas incrustadas sobre cada porción de su cuerpo, pero es una sensación secundaria, porque lo que realmente lo tiene concentrado es aquella emoción peculiar mientras sube los escalones con el fin de llegar al último piso.
Cabe recalcar que su colegio es muy grande, tiene demasiados salones, baños, varios laboratorios de ciencias, un área de gimnasio, dos cafeterías, un espacio verde extenso e incluso cuenta con cinco pisos... Cinco enormes pisos.
HoSeok llega al último escalón que da con la puerta de la azotea, escucha cuando la campana toca y los estudiantes salen apresurados, soltando risotadas y corriendo con fuerza. Toma el pomo de la puerta y lo abre, asoma su cabeza con cautela, encontrando que no hay nadie, como ya era de esperarse.
Hay una brisa fresca que remueve sus cabellos y le hace cerrar sus ojos para sentir el viento pasar por sus manos, percibiéndose como una suave caricia. Sus pies se mueven ansiosos para llevarlo al filo, hay un pequeño muro de color grisáceo que protege de posibles accidentes. HoSeok se sube sin problema y pronto se encuentra jugando y balanceándose por allí.
El espacio verde se encuentra en el centro de la extensa institución con forma cuadrada, ademas que desde el piso dos al cuatro hay protección de barandillas metálicas, por lo cuál los estudiantes pueden asomarse y mirar todo alrededor. Por ello no fue una gran sorpresa escuchar un grito horrorizado de una chica cuando al mirar arriba encontró a un estudiante tambaleándose.
HoSeok sonríe mientras toma asiento y agita sus piernas como si se tratara de un juego infantil, observa con gracia como pronto muchas personas se asoman de todos los pisos y sueltan sonidos de sorpresa al ver de quién se trata.
Vuelve a ponerse de pie y se mueve de adelante hacia atrás, riéndose de quienes sueltan gritos pidiéndole que se baje y que no haga aquello. Vaya hipocresía, maestros se asoman y le gritan que deje de jugar y no cometa ninguna tontería, pero HoSeok solo los imita y se ríe más fuerte. ¿Qué importa lo que haga ahora? Se burlará de ellos y se reirá de su falsa preocupación hasta el último segundo.
"¡Bájate de ahí, Jung HoSeok!" Grita JiMin, desde el cuarto piso, viendo como HoSeok sonríe entre lágrimas.
"¡JiMin, mi querido amor platónico!" Grita de vuelta, con falsa emoción en su voz "¿Por qué te preocupas ahora, JiMinnie?" Mira la cara de asco que él hace y no puede evitar soltar una carcajada seca. El ruido de gritos alrededor es mucho, pero parece que él solo puede escuchar las palabras de aquel imbécil que hace tan solo un mes y unas cuantas semanas lo agredió sin piedad.
"¡Deja de decir tonterías y bájate de ahí!" Vuelve a gritar, aunque saca su celular para comenzar a grabar y repetirle una y otra vez que no lo haga.
HoSeok lo comprende, todos quieren quedar como los héroes de la historia, son tantos los malditos que ahora con celular en mano van a fingir tristeza y conmoción cuando ya estaba predicho que aquello sucedería algún día .
JiSung, MinHo, HyunJin, JiMin, TaeHyung, JungKook, YoonGi, NamJoon, SeokJin, profesores que lo insultaron, la directora... Son algunos de los que alcanza a divisar. Las lágrimas de cocodrilo son la mejor parte ante la vista de HoSeok. Todos desean que él salte, después de todo, ¿Qué esperaban con sus provocaciones? De seguro lo que está a punto de pasar, será un gran espectáculo que deleitará los ojos de muchos.
Se da la vuelta y finge tener intenciones de bajarse, escucha suspiros de alivio que pronto se transforman en gritos de horror cuando se lanza al vacío de espaldas.
Se siente como si el mundo se detuviera por un momento y cada segundo pasara más lento, puede observar las nubes adornando el cielo azul, sus lágrimas flotando hacia arriba por la gravedad y sobre todo la brisa contra sus cuerpo. Hobi, escucha un susurro contra su oído, aquella voz que no recordaba, que no tenía el gusto de sentirla como si fuera un abrazo. Su madre, tan cálida, tan protectora; puede ver su rostro frente a sus ojos y ese gesto amoroso en sus orbes que le envuelve para hacerle sentir en su hogar ".Mami" susurra con una sonrisa antes de que su cabeza impacte contra el suelo.
Todo terminó, HoSeokkie, ven, llora en mis brazos, cuéntame lo que pasó, mi niño, mami está para escucharte, mami está para amarte.
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