28. De compras juntos

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Una escena muy peculiar ocurrida en una tienda del centro de Japón.

Se podía distinguir a una conocida pareja de héroes en un lugar al que no hubieran imaginado llegar por voluntad propia: Una tienda de artículos para bebé.

Ya que eran un matrimonio de hombres, ninguno de los dos tenía la Particularidad de tener hijos ni pensaban adoptar alguno, era realmente extraño que estuvieran ahí pero tenían una fuerte razón para hacerlo.

Eri pronto tendría un niño y ellos comprarían un regalo para la futura criatura.

Parecía increíble que esa pequeña e inocente niña, que había sido rescatada y adoptada por un montón de adolescentes hasta que Mirio se quedara definitivamente con ella, fuera a ser madre dentro de unos meses.

—Ya que estamos aquí, realmente empiezo a sentir la edad. —Se quejaba el rubio aunque parecía muy feliz escogiendo todo lo que llevarían— Yo ví a la hija de Mirio y Tamaki cuando la adaptaron y conocí a Kota cuando aún no era hijo de Deku y Bakugo. Ahora hasta compraremos un juguete para su bebé.

—Lo ocurrido con ellos cuando eran niños fue algo extraordinario. No es que precisamente todos los adolescentes pasen por eso, realmente no es que estemos tan viejos, sólo que, si no tengo mal entendido, los chicos llegaron muy pronto hasta podrían ser sus hermanos menores... Además no estás llevando sólo un juguete.

Shinso tenía que defenderse porque, aunque ya no fueran unos niños, apenas entraban en los 40s, eran hombres maduros, nada más. Aparte de eso, tenía que limitar a su esposo ya que, en cada pasillo, veía algo que "podría gustarle al bebé" y no tenía freno.

—Hubiera sido bonito tener nuestros propios hijos...

Mientras miraban algunos portabebés, Kaminari hizo ese inesperado comentario, con tanta dulzura que el otro creyó que había llegado de otra parte. Aún así, se atrevió a contestar, intentando cerrar esa conversación.

—Hubieras electrocutado al bebé.

—Quizá hubiera sido inmune a la electricidad o quizá me controlara el cerebro para pedirme dulces... Aunque si tuviera tu cara, no haría falta ninguna Particularidad para que le diera lo que quisiera. —A cada palabra el rubio parecía emocionarse más con su hijo ficticio.

—Eso es porque eres blando.

—Yo hubiera podido ser un padre estricto.

—Ambos sabemos que eso no es cierto. —Al ver su carrito de compras lleno con juguetes que el pequeño no podría ni sostener hasta dentro de un par de años, Hitoshi lo dudó mucho.— No seas llorón esos hijos ni siquiera existen ¿o hablar de la edad te puso sensible?

—No es eso...

Finalmente, el de ojos oscuros hizo la pregunta que parecía inevitable desde que entraron a la tienda.

—Tú... ¿Realmente hubieras querido tener hijos?

Hace algunos años, habían hablado sobre eso y acordaron que preferían seguir siendo sólo ellos dos; tenían trabajos muy peligrosos, inconstantes y el limitado tiempo libre del que disponían, querían disfrutarlo a su propio ritmo, sin preocuparse por niños traviesos y tristes porque sus papás nunca estaban presentes.

Sin embargo, el peliazul sabía que su esposo era bisexual, lo que significaba que, quizá, si se hubiera enamorado y casado con una chica, las cosas que estaba escogiendo con tanta emoción podrían haber sido para sus propios hijos. Quedarse con él le había quitado esa posibilidad.

Denki intuía lo que pasaba por la mente del otro, a veces solía tener esos arranques de sentirse insuficiente y eso le molestaba y dolía en partes iguales, aunque esta vez él había tenido la culpa con su insistente suposición que sólo era un juego para molestar un poco a su pareja.

—Tal vez... Pero si tuviera que escoger entre una pequeña bola de llantos y mocos y mi vida contigo, no hay comparación, ni siquiera tengo que pensarlo. —El más bajo aprovechó la distracción del otro para robarle un beso. Ya no era algo que hicieran con la misma frecuencia de la adolescencia pero el momento lo ameritaba.

Al separarse, en vez de darle un regaño por "exhibicionista", Shinso se mordió el labio para no hacerlo, en cambio, acarició el rostro de su esposo y le dió otro pequeño beso para después mirar a su alrededor, cortando el empalagoso ambiente que se formaba entre ellos.

—Podríamos comprar una pijama al bebé, ya llevamos muchos juguetes y no tendrán dónde ponerlos. —Comentó Hitoshi de forma casual, por lo que el otro corrió a la sección de ropa.

Después de ver entre muchas opciones, el rubio quedó encantado de un pequeño traje blanco con alegres colores del arcoiris a los lados.

—¿No es hermoso?

—¿Estás seguro de que quieres llevar ese? —Shinso sonreía incrédulo por lo que el otro había escogido, entre todos los modelos posibles.

—¿No te gusta? ¿Es por el color?

—No es eso, sólo... Nada, si te gusta, lo llevamos, seguro que sus padres lo adoraran. —Kaminari, sintiéndose triunfante y con este último obsequio, corrió a la caja con su pareja llevando todo lo demás.

Kota y Eri fueron presentados desde muy niños, ambos huérfanos pero cercanos a un grupo de adolescentes que estudiaban para ser héroes profesionales, parecían tener mucho en común, por lo que les pareció buena idea que fueran amigos. Fue difícil en un principio que se acercaran pero el pequeño, viendo a esa lastimada e inocente niña que había sido tan herida por villanos, se decidió que él también la protegería.

Uno de sus primeros acercamientos fue cuando Eri, atraída por la gorra con dos cuernos, le preguntó sobre ella. El aún inexperto Kota sobre cómo tratar con niñas, le dijo que ella se vería genial con una igual; por lo que él le pidió a su tía que comprara una gorra roja para Eri y él le hizo una perforación justo en el lugar donde estaba el cuernito de ella.

"Ahora vamos a juego". Fue la explicación que dió Kota al ponerle la gorra a su nueva amiga. La brillante sonrisa de la niña por esto, bastó para sonrojar a un niño que, sin saber porque, se le aceleraba el corazón.

Habían pasado años desde aquello, pero el recuerdo les llegó como un relámpago justo cuando sus tíos llegaron con un montón de regalos para su futuro hijo, entre ellos, un disfraz/pijama de unicornio.

—¿Es una broma? —Preguntó el futuro padre con el ceño fruncido.

—No. Yo lo escogí, ¿por qué...? —El rubio por fin pudo notar a qué se debía el problema— Oh, el cuernito de Eri... Yo, no lo hice con mala intención, sólo...

Hitoshi miraba con una risa contenida la escena porque, no importaba cuantos años tuviera, el de ojos dorados siempre sería un bobo y, dejarlo hacer sus tonterías y ver lo que resultaba, era su pasatiempo favorito.

—Muchas gracias, tío Denki, es muy bonito, apuesto a que el bebé se verá precioso con él. —Eri interrumpió la disculpa del mayor— Así será seguro que iremos a juego. —La preciosa mujer le dedicó una dulce sonrisa a su esposo, que sólo movió el rostro para que no notarán las lágrimas de emoción que querían brotar de sus ojos. Este embarazo lo estaba poniendo muy sensible.

—Tú sí me entiendes, Eri. Por eso eres mi favorita. —Kaminari abrazó a la mencionada y le mostró la lengua de manera infantil al chico que seguía viendo fijamente el pijama con un cuerno.

Shinso, por fin intercediendo por su esposo, se dispuso a mostrar el resto de lo que llevaban

Después de aquella expedición entre juguetes y muebles, el peliazul fue consciente de que, aún a los 38, Denki no quería un niño, él era el niño.

|||Nuestra historia|||Shinso X Kaminari [Flufftober]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora