¿Quién es John?

2.4K 89 3
                                    

Poco a poco me voy soltando y cogiendo confianza con mi madre. Me cuenta anécdotas de cuando yo era pequeña, como que una vez, cuando tenía 10 años, participé en un concurso de pintura del colegio. En él, los niños que no se presentaban debían votar a los que sí lo hacían, y, como en todos los concursos, el más votado ganaría. El mío quedó en último puesto, y éramos cuarenta y tres. Tras aquello me puse bastante triste y me pase la tarde entera llorando. John y Kate, para demostrarme que sí les gustaba mi dibujo, lo enmarcaron y lo colgaron en el salón para que lo vieran todas nuestras visitas. Continúa relatándome esa clase de historias hasta que aparece una enfermera que me trae la comida.

 Kate me informa de que ya son las 8. Se ha pasado horas contándome anécdotas, algunas divertidas, otras un poco tristes, pero no me cuenta nada realmente relevante. No me habla de ninguno de mis amigos.  Me costaba imaginar por qué no quería que los viese, pero ¿por qué no contarme al menos quiénes eran? Le preguntaría pero después de lo de esta mañana prefiero esperar.

El teléfono de Kate suena y lo coge sin pensárselo dos veces.

─Ese debe de ser tu padre que habrá acabado de trabajar. ¿John? ¿Dónde estás? Ah pues ven, sube, estamos en la habitación 237. ¿Qué? ¿Para qué? Bueno, vale. ─Cuelga y me mira─ Tu padre está en la puerta del hospital me ha pedido que baje a hablar con él. Seguro que tiene tan poca orientación que quiere que le acompañe, pero le da vergüenza reconocerlo. ¡Ay, este hombre!

Kate sale y yo medito sobre lo que acaba de contar. Dudo de si eso es cierto o si en realidad no quiere verme. Intento quitarme esa idea de la cabeza, es mi padre, puede que no nos llevemos muy bien pero seguro que me quiere. Quizás es verdad que no tiene ni idea como llegar hasta aquí, podría preguntar en recepción pero a lo mejor es muy orgulloso para ello. Tal vez necesita que Kate le explique mejor que es lo que me ha sucedido, que le prepare para lo que se va a encontrar. O simplemente puede que esté tan nervioso que necesita que alguien le calme.

No sé si estoy barajando todas las posibilidades o intentando convencerme a mí misma.

Kate entra en la habitación y detrás de ella viene un hombre alto, moreno y con la piel muy blanca. Ese último es el único aspecto en el que se parece a mí porque sus ojos son marrón café. Tiene una expresión muy seria y seca, pero no parece precisamente preocupado. Se acerca hacia mi cama, apoya una mano sobre el cabecero y comienza a darle golpecitos con la palma. Se le ve nervioso, como si yo fuera un policía a punto de someterle a un interrogatorio.

─¿Qué tal estás? Ya me han contado que tu memoria no.... no funciona tan bien como solía ─No se desprende de ese comportamiento reservado ni por un momento. Me intimida un poco, así que me limito a asentir con la cabeza─ Bueno, no te preocupes, ya te pondrás mejor─. Me da unas palmaditas en el hombro, me da ánimos y se marcha por la puerta por la que acaba de entrar a penas un par de minutos, con la excusa de que está agotado y todavía no ha preparado la maleta para mañana.

Kate insiste en que se quede un poco más, le sigue cuando este muestra intención de irse, y se quedan hablando fuera.

Vaya, no cabe ninguna duda de que no tenemos una relación padre-hija perfecta. Me imagino que normalmente tenemos este tipo de encuentros; conversaciones cortas, apáticas y sin la menor muestra de cariño. Él estará acostumbrado, pero a mí me resulta un tanto incomodo estar delante de un hombre que me ha criado, me ha cuidado y ha estado a mi lado tantos años (aunque no conserve recuerdos de nada de eso), y dirigirme a él como si yo fuera un soldado y él mi superior. Después de lo que he visto, dudo mucho de que haya venido por voluntad propia, seguramente la charla por teléfono con Kate esta mañana le ha influido más de lo que sospechaba.

Kate me ha contado que el cambio no se produjo hasta hace un par de años, cuando le ascendieron en la empresa. Aunque ganaba un sueldo mejor y se podía permitir mayores lujos, tenía más presión, más responsabilidades, y no disponía del mismo tiempo libre que antes. Los pocos momentos que solía pasar con su familia, intentaba disimular su estrés, pero a veces no lo conseguía. Al principio lo pasaron bastante mal porque ninguno de los dos tenía tiempo para hacer las tareas de la casa, ya que Kate también trabajaba. Al final, decidieron que lo mejor sería que dejara su empleo como profesora de jardín de infancia, ya que con el ascenso de John su sueldo bastaba para mantener a toda la familia. Así que ella lleva unos dos años sin trabajar, dedicándose a la casa y a mí.

***

Hoy por fin me voy a casa. Tan sólo he estado unos días pero este no es un ambiente en el cual el tiempo se pase precisamente rápido. Kate estuvo conmigo casi siempre, excepto el domingo por la mañana, que tuvo que ir a ayudar a John a llevarse algunas cosas a nuestra nueva casa en Heetfield. A veces, cuando me cansaba de ver la tele o de leer, subía al área infantil y pasaba el rato con los niños, hablaba con ellos, jugábamos, me pintaban dibujos... eran adorables.

Por lo visto soy hija única, así que desgraciadamente no tengo hermanos, pero me hubiera encantado tener uno pequeño. Aunque tampoco estaría mal tener uno mayor, con tal de no quedarme sola en casa con Kate y John. Sé que son mis padres pero son un poco...peculiares. John, al principio negaba rotundamente que tuviera ninguna hija, luego no quería ir a verme tras el accidente. Cuando vino,  no me dirigió más de quince o veinte palabras, y para colmo, esa fue la primera y última vez que me visitó, no le he vuelto a ver desde entonces. Según Kate estaba demasiado ocupado, entre el viaje, la empresa, las tareas (que ella no podía hacer porque estaba conmigo) no tenía un rato libre. ¿Ni para ver a su hija? Estoy segura de que no le caigo nada bien. Y mi madre por lo menos es agradable y simpática, cualidades de las que John carece, pero no se despega de mi ni un minuto. Me quería acompañar hasta para ir al baño, me costó bastante convencerla para que me dejará ir a ver los niños sola. Sé que está preocupada por mi debido a lo que me ha pasado pero tengo la sensación de que se comporta a si siempre. Espero equivocarme. Parece que ninguno de ellos es capaz de adoptar una actitud normal; él no me hace caso, y ella me lo hace demasiado.

Encontrando a SarahWhere stories live. Discover now