Verdades y recuerdoos.

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#Julieta

Salgo del bar con un cigarro y un mechero en la mano temblando cuando veo a Killian tambalearse para coger la copa que le ha servido Melody después de haber soltado todas esas dagas para mí en la barra. La imagen de él esnifando y picando coca sobre un altavoz me persigue, las manos me tiemblan y los ojos me pican por culpa de los recuerdos que acaban de volver a mi mente. Cierro los ojos fuertemente mientras le doy la espalda a Western y me alejo de la entrada con la cabeza gacha y las botas altas de tacón resonando en el asfalto. Pero las imágenes se suceden en mi cabeza como una película.

#Flahsback"

- Ignacio, es el cumpleaños de Julieta... y me gustaría comprarle un vestido bonito.

- Tenemos muchos gastos Teresa, olvídate - decía mi padre mientras me miraba para asegurarse de que tuviera los ojos cerrados antes de drogarse. Lo que él no sabía era que yo podía escucharle esnifar aún con los ojos cerrados hasta doler.

- Es tu hija también, Ignacio.

Oh no, mamá está llorando. Que alguien le diga que no me hace falta ningún vestido, no quiero que mamá llore.

- Es mi hija - susurraba papa. Ya le ha vuelto a cambiar la voz - ¡Es mi hija porque tú te descuidaste y después decidiste tenerla sin mi consentimiento! ¡Yo ya tengo hijos!

- Ignacio no te enfades mi amor, vamos a hablar las cosas...

Odiaba cuando mamá se arrastraba.

- ¡Toma! ¡Cómprale lo que quieras y déjame en paz! !A ver si la próxima vez que venga a verte no me pides nada más!

Y eso fue todo lo que escuché antes de que papá se fuera pegando un portazo, dejando a mamá allí llorando en el suelo con un montón de billetes esparcidos por el suelo y polvo blanco encima de la mesa.

#Fin del flashback.

- No, Killian no es como él. Killian es bueno. Ningún hombre es como él. Ningún hombre es como él - me susurraba a mí misma una y otra vez.

- ¡¿Donde está?!

Me giré de inmediato al escuchar ese enorme grito, para ver a Kilian salir del garito con una botella de wisky en una mano y agarrando con la otra el filo de la camisa de West. Diría que estaba tranquila porque West no le iba a hacer nada, pero lo cierto era que los ojos inyectados en sangre que traía el rubio, me hicieron sentir náuseas.

- Está ahí - escuché decir a West mientras se impacientaba por tener que tratar con Kilian y el resto de la cola. Este le soltó en cuanto me vio, pero el grandullón le cogió del brazo y le dio media vuelta hasta rodear el cuello del rubio con sus enormes y gruesos dedos negros - Un pelo que le toques, y no habrá sitio en el mundo donde puedas esconderte de mí.

West podía ayudarme cuanto quisiera, pero Killian no era ningún cobarde, y yo lo sabía perfectamente.

- Suéltame - escupió desatiendo se del agarre mientras ambos se lanzaban miradas de muerte. En ese punto, todo lo que yo podía hacer era observar la escena para intentar no acordarme de absolutamente nada que ya estuviera encerrado bajo tierra.

Él se acercaba a mí, a toda prisa, con el pecho al aire, una mirada de asesino enserie y la cara partida de haberse metido en alguna pelea. Parecía...

#Flashback

- Si quieres venir conmigo hoy, tienes que dejarla en alguna parte para que nadie la vea.

- Pero es mi hija, Ignacio. Solo es una niña - decía mamá con un nudo en la garganta.

- Tú o ella, tú decides.

Y se iba. Otra vez me quedaría sola en casa, con el pestillo echado y el teléfono en la mano.

- Estarás sola esta noche cariño, pero puedes aprovechar y ensayar con tus zapatillas de baile - dice señalándomelas antes de darme un beso en la frente y acariciarme el pelo.

- ¿Porqué papá no me quiere? ¿Porqué nunca está conmigo?

- Claro que te quiere, solo que es un hombre muy ocupado, Julieta.

Yo solo asentía mirando a mi alrededor, sabiendo que todo era mentira.

- Cuando sea bailarina profesional, no tendrás que estar más con él mamá. Estarás con un hombre que te quiera de verdad y yo tendré más zapatos que esas bailarinas.

#Fin del flashback

Ahora me limpiaba a mi misma las lágrimas, como había limpiado las de mi madre en aquel momento. No soportaba la idea de saber que ella se había tenido que quedar al lado de Ignacio tantos años solo para poder darme de comer. Habíamos pasado por tanta pobreza, hambre y dolor, que pensar en volver mínimamente a algo de eso, se volvía el mayor de mis miedos. Y estar cerca del chico que estaba andando como un ogro enfadado hasta mí, mientras la droga le consumía, era lo único capaz de llevarme de vuelta a esa vida de la que tanto me había costado salir.

- ¡Quieto! - grité limpiándome las lágrimas con fuerza - ¡No te acerques a mí Killian! ¡No lo hagas!

- ¡Porqué lloras! !¿Porqué tienes que estar llorando Julieta?! - grita mientras me zarandea por los hombros - ¡¿No puedes verme así?! ¡¿No te gusta en lo que me he convertido?! ¡¿No te gusta lo que soy?! ¡Pues esto lo has hecho tú!

Algo en mí se parte en cuatro al escuchar sus palabras. Él me suelta y abre los brazos de par en par sin dejar de gritar y con la botella de wisky ya vacía tras él en el suelo.

- ¡Esto lo has hecho tú y nadie más que tú maldita sea! ¡Y encima la que lloras eres tú! ¡Encima te pones a llorar Julieta! - vuelve a acercarse peligrosamente a mí hasta poner ambas manos sobre mi cara para que le sostenga la mirada, no es hasta entonces que me percato de que tiene la piel de los orificios nasales quemados.

Y me quiero morir.

Yo le he llevado a hacer eso. Yo he hecho que esté así. Otra vez lo he vuelto a hacer.

- Suéltame - digo con la voz resquebrajada.

- ¡¿Que te suelte?! ¡¿Quieres que te suelte?! ¡Dime porque mierda estás llorando! ¡Maldita seas Julieta! ¡Porqué estás llorando!

Pero yo soy incapaz de soltar una palabra. Las venas en sus ojos a punto de estallar, es todo lo que retiene mi atención.

- ¡Eres una jodida manipuladora, Julieta! ¡Mira como nos tienes! ¡Vas a hacer que acabe con el mundo si no me dices que mierda te pasa! ¡Tú no lloras, Julieta! ¡Tú no lloras!

Y me rompí.

El corazón me ardía por el dolor que sentía en aquel momento. Todo lo que había enterrado, lo que había ocultado, lo que había olvidado, borrado y deshecho... todo volvía a mi como si me estuvieran abofeteando con la verdad de mi vida. Una herida tras otra, el tiempo estaba descosiendo todo lo que me había dolido, y lo estaba dejando salir.
Allí, delante de él y más vulnerable que nunca, sacando a relucir una faceta que nadie antes había visto en mi. Con lágrimas en los ojos y las rodillazas en el suelo. Sentía que me iba a morir. ¿Dónde estaba el aire cuando lo necesitaba?

- ¡Julieta! - gritaba Kilian mientras intentaba mantenerme de algún modo para que no me hiciera daño en las rodillas descubiertas al caer. Ahora él también estaba de rodillas frente a mí con el pecho mojado por el sudor.

A papá una vez también le dio taquicardia por haberse drogado tanto.

- Lo siento.

Fue todo lo que pude decir antes de que la garganta se me cerrase por completo y me impidiese hablar. No tome ni un sorbo de aire, solo dejaba a Killian hablar, pero no le escuchaba. No entendía lo que decía. Solo miraba el frío asfalto, negro como el cielo.

Y empezó llover.

JUGANDO CON EL DIABLO.Where stories live. Discover now