Closer

241 27 3
                                    

Por alguna extraña razón habían encontrado cómodo el estar cada uno a los lados de ese umbral de puerta, el alto castaño veía con ternura a esos ojos que por momentos lo veían y luego se alejaban como si fuera un asteroide que orbitaba alrededor de un sol. Casi podía decir que hasta sus respiraciones coincidían porque ambos lucían tranquilos y cómodos en esa paz que encontraban estando juntos. 

—Finalmente estamos aquí—pronunció viéndola suavemente.

—Si—murmuró ella con unas notas de nervios en su hablar.

—Ya hemos hecho muchas cosas juntos—habló con sentimiento alejando su mirada de ella, como si por un momento pudiera ver todos esos recuerdos.

Ella se detuvo a verlo y contemplar esa aura sentimental que él tenía, lucia atractivo en esos momentos y no pudo evitar pensar también en esos momentos que pasaron juntos.

—Ven aquí—pronunció volviendo a verla.

Con pena ella se aproximó y casi con sorpresa recibió ese abrazo del mayor quien la veía ahora más próxima a él.

—Aunque hay algo que no hemos hecho —murmuró sólo para ella quien sólo lo veía perdiéndose en esos hermosos ojos que sólo él tenía—Aún no te he besado, no he sentido tus labios sobre los míos.

Vio como un velo de ternura la cubrió aún más, sus ojos parecieron brillar y creyó ver una galaxia formarse en ellos a causa de una pequeña cristalización.

—Se que jamás has besado a un chico—comentó con dulzura en su hablar.

La vio bajar su rostro buscando ocultarse y quizás ocultar lo que ella llamaría su idiotez.

—Mirame, está bien—añadió buscando su rostro y animandola—Supongo que podemos hacerlo ahora.

Sus ojos le mostraban ese sonrojo en el rostro de su amada, ella reflejaba sorpresa y hasta emoción.

—No tienes que preocuparte, es sólo un parpadeo y listo—pronunció acariciando su rostro—Solo déjame acariciar tus cabellos.

Sus manos fueron a su cabeza acariciando esos cabellos que no le llegaban al hombro, pero que la hacían ver hermosa. Ella lo veía con dulzura y nervios, como si ante ella se estuviera cumpliendo uno de sus mayores sueños.

—Ahora sólo me aproximare a ti—murmuró con suavidad—Sólo tienes que quedarte allí.

Se sentía como un niño mientras más cerca estuviera su rostro al de ella, como si él también estuviera por darle su primer beso. Sentia esos nervios por hacerlo y sólo podía pensar si ella estaría sintiendo lo mismo, estaría al igual que el su corazón latiendo sin control o estaría sintiendo ese aleteo en su interior también; sólo podía y quería pensar en ella. Una de sus manos fue a tomar con cuidado el rostro de la joven quien sólo lo veía.

—Estas por tener tu primer beso…—susurró sintiendo el llamado de su aliento, viendo tan próximos a esos labios—Conmigo.

Aquella fue la última palabra que salió de sus labios, porque en un segundo cerró sus ojos y presionó estos con los de su amada quedándose sin aliento, no los movió por unos segundos, pero cuando pudo hacerlo sintió como si en ese momento un millón de estrellas cayeran bañandolos con su brillo y calidez. La sintió abrirse, como si ella hubiera sido una flor que llegaba a su temporada de florecimiento y lo hacía sólo para él; como si hubiera estado en ese jardín esperando sólo por él.

CloserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora