❝Seven❞

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Y como si de un sueño se tratase, ahí estaba de nuevo... Sentando junto a él. Una vez más había ido hasta mi estación, con la promesa de viajar juntos tal y como lo había dicho el día anterior. Pero sentía que me mentía, siempre nos vemos... No tenía por qué venir hasta mí. Aunque me gustaba que lo hiciera, me hacía sentir especial, como si le interesara.

No comiences a hacerte falsas ilusiones, Aquino.

—Entonces estudias literatura...— Pronunció luego de que le contará un poco de mi vida. —Pues... Yo en este año me gradúo. Estudio composición musical, como te habrás dado cuenta— Me dio un ligero codazo, recordándome que vi sin su permiso su libreta.

—Basta, Duxo... Te he pedido disculpas— Le miré con una sonrisa, esperando que funcionara y con esto dejará de recordarlo.

—Estoy jugando— Sin más, llevó su mano hasta mi cabeza donde ahí despeino mi cabello juguetonamente. Sentí como si un rayo me atravesará, uno muy bonito que no me iba a causar la muerte.

Creo.

—Además— Agregó. —He dicho que te debo algo, eres mi salvador... Eres un ángel. ¿Cómo debería pagarte? — Bajó su mano lentamente de mi cabellera y me miro con aquella expresión seria que me cautivo desde el primer momento en que lo vi. Nunca creí que me dedicará a mí una de sus miradas.

¿De verdad sigo vivo?

— ¿Aquino?— Interrumpió mis pensamientos.

— ¡No es necesario! Los ángeles no andan por aquí cobrando los favores que les hacen a los humanos, ¿o sí?—

— ¿Ah, no? ¿Entonces qué haces aquí en la tierra, ángel?—

Sentí como la sangre se me amontonó en las mejillas. Duxo me había llamado ángel. ¿Eso era coquetear, acaso? ¿Él... era como yo?

¡Basta, Aquino! Si rompe tus ilusiones también te romperá a ti.

—No soy un ángel— Rasque con nerviosismo mi mejilla, tratando de ocultar el rubor que traía.

— ¡Acabo de ver a un ángel sonrojarse! Debe ser mi día de suerte—

¿Cómo puede decir aquello sin ni siquiera pensar lo que causa en mí? Sólo lo hizo y se acomodó sobre el respaldo del asiento. Como si de su propia cama se tratase.

De pronto, el tren freno su marcha de manera abrupta sorprendiéndonos. Del fuerte movimiento, me recargue sobre el mayor.

Mi corazón de pronto dolió. Se suponía que debía evitar cualquier tipo de "sustos" pues mi cuerpo no es apto para ello o algo así menciono el doctor. Trataba de controlar mi respiración, el tren se detuvo y los focos que alumbraban el lugar comenzaron a parpadear.

Dios me escuchó, se detuvo el tiempo hoy.

—Aquino, ¿estás bien?— Me miró preocupado mientras me sostenía y se reacomodada sobre su lugar.

—Sí, solo me asusté— Me faltaba el aire y apenas pude susurrar.

— ¿Seguro?— Insistió pasando su mano por mi mejilla, tomándola delicadamente sin dejar de observarme.

— ¿Por qué te mentiría?— Y lo hice, mentí.

—Está bien...— Dejó de insistir y miró a su alrededor quitando sus manos sobre mí. Lo agradecí. Sentir sus manos era una sensación increíble pero mi cuerpo no lo soportaba, me ponía lo suficientemente nervioso como para hacerme daño a mí mismo. —Parece que ha habido una falla en el tren y por eso nos detenemos—

—Sí...— No quería fallar, no hoy. No ahorita. No frente a él.

Saqué de mi mochila el pastillero que me acompañaba a todos lados desde hacía dos años y con ayuda de mi agua, la tragué. Me recosté sobre el respaldo del asiento y miré el techo.

Tienes que controlarte, él te está mirando.

— ¿Estás enfermo?— Me preguntó analizando mi rostro.

—Algo así...— Ya más tranquilo, me atreví a mirarle.

— ¿Más que una simple gripe?—

—Ajá, pero... Ya estoy mucho mejor, ¿sabes? Pronto curaré— Dije esperanzado, y me despegué del asiento.

—Me alegro...— Y dudando entre agregar algo más. —Eh... ¿Puedo decirte algo? Quizás suene muy raro, pero quiero hacerlo. Además, parece que el mundo ha conspirado para que lo haga. Me regalo más tiempo a tu lado—

Sonreí.

Sonreí de manera desmesurada como muy pocas veces lo hacía pues Duxo, el chico serio que creía que todo este tiempo me había estado ignorando, estaba frente a mí. Nervioso.

—Dime. Te escucharé—

—Sé que hasta ahora comenzamos a hablar y solo apenas te conocí realmente, pero... Por alguna razón inexplicable, los fines de semana yo... Yo te extrañaba— Bajo la mirada evitando la mía. —Eso ha sonado demasiado extraño, lo siento—

— ¿Me extrañabas?—

—Aún no he terminado, espera— Me regañó y yo me disculpe, callándome una vez más para dejarlo terminar esta vez. —Hay otra forma para llegar a mi Facultad, ¿sabes? Una más fácil y rápida. Pero desde que te vi, prefiero esta ruta—

— ¿Por qué?— Pregunté con cierta incredulidad en mi tono de voz.

—Se me hizo costumbre verte, creo— Soltó sin más.

—Oh...—

—Y, quizás suene extraño... Pero eres bonito, me gustan las cosas bonitas—

—Duxo... No soy bonito— Mis mejillas volvieron a arder y con toda la pena del mundo, lleve mis manos a mi rostro para ocultarlas del mayor. Debía estar soñando, sin duda es demasiado para ser realidad.

No soy más que un extraño, ¿por qué yo?

—Lo eres. No me lleves la contra—

—Pero...—

—Se que quizás estés pensando, "oh porque un chico me diría eso, que extraño es, debería huir". Pero, dado que soy músico, me gusta expresar mis sentimientos... Aunque a veces me cueste— Continúo con su discurso, chocando sus palabras, realmente estaba nervioso. Y me sentí afortunado por verle así.

—No estoy pensando eso, Duxo—

— ¿No?— Preguntó extrañado.

—En lo absoluto, ¿por qué estaría mal que un chico le diga a otro que es bonito? No es como si lo fuera, pero...—

—Lo eres— Volvió a interrumpir. —Y tienes razón, no hay nada de malo en eso—

El tren volvió a avanzar y mi corazón volvió a latir con mayor intensidad, pero sin dolor. Esta vez era Duxo el que causaba que mis latidos aumentaran, él chico que hacía que me enamorará de él cada cinco segundos.

Yo no te conozco y ya te echaba de menos.

━━━━ ❝ 𝗝𝘂𝗲𝘃𝗲𝘀 ❞ ─【Duxino】[ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora