A Quien Se Le Cae El Chamaco Primero

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Buenas mis queridos lectores, hoy usaremos la magia de wattpad para aventurarnos en unos viajes al pasado, más específicamente a cuando nuestras pequeñas bendiciones eran tan solo unos bebés.

Ya que, después de todo, donde esta la diversión si no es en burlarnos de las pocas habilidades parentales de nuestros protas.

En esta ocasión iremos a la primera vez que el bebé se les cayó a alguno de sus padres.

Yeonjun queda descalificado desde ya, a él sus papás no lo dejaron ni nacer antes de darle golpes en la cabeza con los espermatozoides de San.

¡En fin! Echemos un ojo a la historia de cada uno.

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— Song Mingi, explica ¿cómo creías que esa era posiblemente la forma correcta de poner un pañal? — preguntó Yunho, que llevaba cargado al menor de sus hijos apoyado en su cadera, viendo a su otro bebé de 5 meses echado sobre su pequeño cambiador, no consciente de lo que pasaba a su alrededor — El empaque literalmente tiene instrucciones y hay flechas en los plásticos, ¿como pudiste posiblemente hacerlo mal?

— Dongmyeon se mueve mucho y no sabia si ese agujero era para ambas piernas o una sola — admitió, rascándose la cabeza apenado — No se veía tan mal.

— Estaría bien... ¡Si orinara por la cadera! — respondió exaltado, causando que Dongju abriera un poco los ojitos en sorpresa — Perdón, amorcito — se dirigió al bebé — Carga a Dongju para poder cambiar bien a mi hijo — suspiró, agarrando al infante de la cintura, aportándole de su cuerpo, dispuesto a entregárselo a su otro padre cuando de la esquina de su ojo vio como Dongmyeon rodaba sobre si mismo hacia el borde de la mesita — ¡Dongmyeon! — grito espantado, acercándose para tomar a su hijo en brazos, dejando caer al otro en el proceso.

— ¡Dongju! — grito al mismo tiempo Mingi, viendo como su bebé era soltado en el aire, tirando su cuerpo contra el suelo donde hubiera aterrizado el pequeño Song.

Ambos padres terminaron con las respiraciones y corazones acelerados, apretando firmemente los delicados cuerpos contra sus pechos.

Los cuatro seguían sin salir del shock y lo único que pudo romper el silencio que se creó fueron las fuertes risas que los gemelos soltaron, aliviando a sus mortificados padres.

— Necesito un trago — soltaron ambos, riendo también como sus hijos.

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— Deja de temblar, maricon — soltó cansado, viendo como su novio cargaba a su bebé casi temblando — Lo vas a hacer vomitar si lo sigues agitando como pandereta.

— Wooyoung, no digas esas cosas frente a Yeonjun — respondió frunciendo el ceño por la mala palabra — Y no tiemblo, solo quiero tener cuidado con nuestro bebé, es tan pequeño, Woo — regreso su mirada al niño que tenía en brazos, envuelto en su pijama de ovejita felpuda.

— Esta a punto de cumplir un año, San, ya puedes dejar de cargarlo como si estuviera recién nacido — suspiró, quitandoselo de los brazos y acomodandolo contra su hombro para mecerlo un poco — Por eso es tan mimado.

— No hables como si no lo consintieras cuando no estoy — lo sonrió, cruzándose de brazos — Es nuestro hijo, Youngie, no tienes por qué actuar tan reacio conmigo.

— No quiero que pienses que me he ablandado — puchereo, acomodando el gorrito de su bebé que ya había caído rendido en brazos de su padre.

— No sé de qué hablas — negó divertido, rodeando la cintura de su novio — Siempre haz sido blando — le sonrió dulce, acercándose más, hasta que Yeonjun era lo único que los separaba — Mi dulce y suavecito Wooyoungie — se inclino cerca para dejar un beso en los labios de su novio.

— Hmm Sannie — ronroneo, olvidando todo por completo y rodeando el cuello del más alto con ambos brazos.

— ¡Wooyoung el bebé!

— ¡Mierda San agarralo que va a quedar más cabezón!

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— ¡Park Nabira no hagas eso! — el grito que soltó Hongjoong se escucho por toda la casa Park — Niña demoníaca por ahí no — renegaba, persiguiendo a su niña de 9 meses que ya gateaba por donde se le ocurriera, haciendo que el pequeño corazón de su padre fuera a mil por hora — ¿Que voy a hacer contigo, eh? — suspiró, cargandola por debajo de los brazos, viéndola a los ojos de forma cansada, sacandole una sonrisa a la infante — Tienes tanta suerte de ser tan linda.

— ¡Llegué! — la voz de Seonghwa alertó a padre e hija, quienes se apresuraron a la entrada, dispuestos a saludarlo — Pero si son los amores de mi vida — sonrió cálido, agachandose y abriendo los brazos al ver que su primogénita ser puesta de regreso en el suelo y gateando a toda velocidad hacía él — ¡Mi monita! — la abrazo fuertemente contra su pecho y lleno sus cachetes de sonoros besos, provocando carcajadas en la niña — ¿Te portaste bien, mi corazón de melón? — le hablaba con adoración, acercándose a su novio al mismo tiempo — Hola a ti también — le sonrió, dejando un beso en su sien — ¿Que tal tu día, Joongie?

— Si quitamos las veces que tuve que correr detrás de este pequeño correcaminos — apretó las mejillas de su hija — Bastante bien.

— ¿Mi pequeña mariposa sigue teniendo complejo de atleta de juegos olímpicos? — preguntó con sorpresa fingida, encarando a la niña en sus brazos — ¿Es cierto eso, Nabira? — siguió cuestionando, aún cuando sabía que la niña no iba a responder — No lo creo, mi bebé es la más buena, ¿verdad, bebé?¿Verdad? — soplo en la mejilla rechoncha, sacandole más risas.

— Espera hasta que quiera hacer una acrobacia a lo Cirque Du Soleil — se burló cruzándose de brazos.

— A veces pienso que exageras, Hongie, sé que nuestra oruguita puede ser un poco inquieta pero tampoco creo que sea para tanto — le sonrió de lado, tratando de acomodar a la niña en su cadera, pero la bebé tenía otros planes, meneandose para lograr salir del agarre de su padre, quien no reaccionó rápido por la sorpresa y trato a duras penas de sostener a la niña — ¡Hongjoong!

— ¡Nabira! — se lanzó hacía adelante, intentando atrapar a su niña en el aire, para solo golpearse contra el cuerpo de su novio que había hecho lo mismo — Auch.

— Uh — se sobo donde se golpeó, tratando de quitarse el estupor del impacto, buscando con la mirada donde había quedado su bebé — ¡Nabi!

— ¡Mi bebé! ¿Donde esta mi bebé? — preguntó exasperado Hongjoong, poniéndose de pie torpemente, tropezando con sus propios pies — Oh mi dios.

En medio de uno de los grandes peluches que le había regalado su abuelo, estaba la pequeña Park, que se removia emocionada y con gracia, buscando la mirada de sus padres, palmoteando la suave superficie a su alrededor con una enorme sonrisa chimuela.

— Tal vez... — empezó a decir Seonghwa, aún desde el suelo — Solo tal vez uh — suspiró cansado, pasando su mirada de su bebé a su novio — Tengas razón.

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A Yeosang y Jongho jamas se les ha caído Minsu.

°°°°

Volví.

Cᴬᖇᖇᵁsᴱᴸ Where stories live. Discover now