Famous

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POV ALBA:

Ya eran las dos de la tarde y no había visto a Natalia en toda la mañana. Noemí estaba a punto de servir la comida y mi madre y yo nos encontrábamos de charla en uno de los bancos que se encontraban delante de la fuente del jardín. Cuando de repente la Rafi se levantó del banco para ir hacia la cocina, a ella le encantaba encontrarse con Noemí antes de comer para hablar con ella de sus cosas, se habían hecho muy buenas amigas.

"¿Te quedas?" - preguntó alejándose de mi camino a la hacienda.

"Si, esperaré por aquí a que llegue Natalia, ve tu" - le sonreí sincera.

"Bien, os esperamos allí" - asentí y observé cómo se iba alejando. Me quedé allí sentada y desvié la mirada hacia las preciosas flores del jardín esperando a que Natalia llegase. Y poco tardó en hacerlo, pero llegó bien cargada con unas cuantas bolsas del mercado y de algunos sitios más. Entró con su carga por el portón del jardín y en cuanto me vio me sonrió a lo grande.

"Hola" - me enseñó su mejor sonrisa mostrándome sus pequeños dientecitos.

"Hola" - sonreí.

"¿Esperabas a alguien?" - avanzó hacia mí mordiéndose el labio con picardía.

"A una morena de metro ochenta ¿la has visto?" - me miró en silencio a los ojos y fue borrando su sonrisa, cambiando su gesto de amabilidad por uno bastante más serio y teñido de deseo.

"Biblioteca" - esa era la señal en la que habíamos quedado para ir a escondernos en esta y besarnos cuando no podíamos aguantar más las ganas. En ese mismo momento me levanté del banco y me fui directa hacia donde había dicho Natalia, y una vez estuvimos dentro y dejó las bolsas en el suelo, se acercó a mí con esa mirada que me perforaba y esos caminares de pantera para lanzarse a mi boca con furia. Me besó con pasión, me mordió el labio haciendo que soltara un gemido y me miró con deseo. Ambas nos quedamos mirándonos, y como si nos hubiesemos leido la mente volvimos a atacarnos la boca, esta vez llevando los besos al cuello desesperadas, la temperatura empezó a subir, las respiraciones se volvieron agitadas, y en el momento en el que cortamos los besos para coger aire, Natalia me llevó de la mano hasta el escritorio, me dio la vuelta bruscamente haciendo que quedara de espaldas a ella y me tumbó en este quedando completamente en pompa para ella.

"Me tienes mala" - me dijo en el oído con voz ronca mandando pinchazos de excitación a mi bajo vientre.

"¿Aah si?¿Y que piensas hacer al respecto?" - dije sonriendo acostada sobre la madera.

"Encargarme de ti, eso seguro" - alzó mis enaguas y bajó mis bragas hasta la altura de mis rodillas, pegó una cachetada en mi trasero que me hizo morderme el puño, me había encantado. Natalia vio que había disfrutado con ese gesto y me dio otra palmada en el otro cachete, y esta vez salió disparado un gemido de mi garganta. De repente deslizó sus dedos hacia abajo y palpó mi zona íntima, que estaba completamente húmeda por su culpa, por lo que no perdió más tiempo y metió sus dedos en mi hendidura volviendo a desatar otro gemido en mí. Natalia no dejaba de moverse, metía y sacaba sus dedos en mí a un ritmo desquiciante, los curvaba dentro, mordía mi espalda, la besaba... y así estuvo un rato hasta que ya no pude más y sentí como el placer me golpeaba de manera desproporcionada, sentí como me deshacía en un orgasmo tan intenso que cuando acabó apenas pude moverme de esa postura tan comprometida. Natalia me besó la espalda delicadamente y me ayudó a incorporarme un poco limpiando mi zona con un pañuelo, subiendo mis bragas a su sitio y susurrándome en mi oído.

"Vamos Albi, que vamos a llamar la atención tanto rato aquí metidas"

"Tu lo que eres es una sinvergüenza" - cuando me repuse de nuevo volvimos a besarnos, nos arreglamos bien la ropa y el pelo antes de salir y fuimos las dos hacia la cocina con las bolsas del mercado.

Amar entre cuatro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora